"Marisa
tuvo su casa invadida por un ejército de policías y vio su vida e
intimidad, así como la de sus hijos y nietos, expuestas en la prensa
nacional e internacional. Los daños fueron insuperables", aseguraron los
abogados de Lula y de Marisa Letícia en la causa conocida como Lava
Jato. Causa en la que aún no han podido involucrar al líder fundador del
Partido de los Trabajadores, ni a su familia, con pruebas o delaciones
de los principales protagonistas, muchos de ellos encarcelados ya.
Lea más: Médico del hospital donde está la esposa de Lula quería ver muerta a la ex primera dama
Y que va a volver.
Y los letrados no fueron los únicos que responsabilizan por su
fallecimiento
a la implacable campaña mediática y judicial, con el acompañamiento de
la dirigencia política conservadora, también numerosos dirigentes y
legisladores recordaron por estas horas las presiones sufridas. "Ella
sufrió una persecución mediática sin precedentes, que le provocó
profunda tristeza y le precipitó problemas de salud en el transcurso de
un estado emocional extremadamente sacudido por ese cerco que se impuso a
su vida", declaró el senador del PT por Pernambuco Humberto Costa, que
además es médico.
Del mismo modo se refirió
el dirigente del Partido Comunista del Brasil, Daniel Almeida, para
quien resulta "casi inimaginable una persona sufrir tantos ataques como
Lula ha sufrido, ser su pareja, estar a su lado y permanecer fuerte, sin
problemas emocionales ni de salud".
La cuestión de los ataques
que fomentaron el odio irracional en algunos sectores sociales, como
consecuencia directa de los mismos, ha funcionado como el veneno que
minó la fortaleza de la compañera de vida y militancia de Lula Da Silva.
Las manifestaciones de un grupúsculo de señoras de clase media frente
al hospital Sirio Libanés de San Pablo, donde se encontraba Marisa en
coma, o los galenos que como la reumatóloga de ese nosocomio, Gabriela
Munhoz, que reveló en un grupo de WhatsApp la situación clínica de la
mujer y el neurocirujano Richam Faissal Ellakkis, "sugiriendo" cómo
acelerar su defunción, a sus colegas que la atendían.Lea más: Médico del hospital donde está la esposa de Lula quería ver muerta a la ex primera dama
Si
bien estos profesionales ante la gravedad en la violación de sus
códigos de éticas fueron sancionados, al menos administrativamente,
también desde la Justicia hubo una demostración de desprecio y falta de
humanidad por parte del Procurador Rômulo Paiva Filho que llegó a
postear en su perfil de Facebook (hoy dado de baja por él mismo) con un
"Muere pronto, peste!. Quiero abrir inmediatamente mi champagne!" cuando
se supo el grado irreversible del estado en que se hallaba la ex
Primera Dama del Brasil. Aunque el Ministerio Público de Minas Gerais,
al que pertenece este personaje, decidió impulsar una investigación, el
daño social ya está hecho. Numerosos comentarios hostiles atravesaron la
transmisión en directo de la ceremonia de despedida de los restos
mortales de Marisa Letícia, entre las lágrimas de Lula y de cientos de
personas que asistieron al local del Sindicato Industrial paulista en el
que tantas luchas enfrentaron juntos.
Este
es el clima político que se vive en Brasil. El que creó el poder real,
conformado por industriales, banqueros, corporaciones de prensa y una
camada política corrupta que ha sobrevivido a todo en estas tres décadas
y poco más de democracia.
Nada de lo que digan, ni los
abrazos compungidos de pésame
o los falsos gestos de tolerancia que se expresan en estas horas, dejarán de tener un barniz hipócrita.
Lo
han conseguido. Asesinaron al corazón más amado del viejo guerrero
semianalfabeto, salido de la más extrema pobreza, que gobernó por dos
veces la nación mayor de Sudamérica. No fue en silencio, sino con el
aturdidor sonido de las mentiras dichas una y otra vez, durante quince
años.
Queda la esperanza. En más de una oportunidad, este hombre
criado en el fondo pestilente de un bar, preso por la dictadura militar
por enfrentarla a pecho descubierto, secó el llanto de su rostro y
emergió con la fuerza de sus convicciones para derrotar a sus
adversarios y torcerle el brazo a la miseria empeñada en diezmar a sus
compatriotas.
"Descanse en paz, Marisa. Su
'Lulinha Paz y Amor' va a quedar aquí para pelear por ti", fue el
compromiso de despedida que asumió frente al féretro.
Quienes los conocen de siempre dan por cierto que Lula va a pelear para volver.Y que va a volver.
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