Emir Sader
La Jornada
Por increíble que
parezca, hay un gobierno de izquierda en Europa, antineoliberal, que
marcha bien. Por increíble que parezca, porque parece que el clima no
daría para eso. Syriza no ha logrado enfrentar la austeridad de la Unión
Europea. El PSOE se ha negado a una alianza con Podemos, que habría
llevado a un gobierno como el de Portugal. Y los portugueses, que
escriben artículos sobre tantos temas, no ayudan para nada a difundir al
gobierno de su país, un gobierno de izquierda que resulta. Una actitud
cobarde se sumarse al silencio de los grandes medios internacionales
contra el gobierno portugués, que une a toda la izquierda del país.
Cuando el gobierno de derecha, aun quedando en primer lugar, no
logró, hace año y medio, mayoría suficiente para gobernar, surgió la
propuesta de uno de toda la izquierda, que reuniera al Partido
Socialista, al Frente de Izquierda y al Partido Comunista, que sumados
tendrían mayoría para gobernar. Debieron llegar a un acuerdo entre
ellos, con concesiones mutuas. El Partido Socialista tuvo que abandonar
su propuesta de flexibilización de relaciones de trabajo, así como de
privatización del sistema de trasportes, pero, sobre todo, las políticas
de austeridad que promueven una devastación social en toda Europa. Los
otros grupos de izquierda no participan directamente del gobierno, pero
lo apoyan, a partir de un documento que define el fin de la política de
austeridad a cambio de la retirada de la posición de salida de la Unión
Europea.
Al principio había cierto escepticismo sobre la viabilidad de ese
tipo de gobierno, en medio de acusaciones terroristas de la derecha,
según las cuales el país iría al quiebre. Casi año y medio después, el
gobierno del socialista Antonio Costa va muy bien, es más popular que
nunca y con resultados económicos y sociales muy positivos, confirmando
que la vía de la izquierda contemporánea es la de la unidad en la lucha
por la superación del modelo neoliberal.
Los sueldos de los servidores públicos fueron recuperados, su jornada
de trabajo fue reducida de 40 a 35 horas, el sueldo vital fue elevado
en términos reales, al igual que las remuneraciones de los retirados. Al
mismo tiempo, se respetan los criterios sobre los déficits
presupuestarios, dado que ese déficit bajó a 2.3 por ciento del producto
interno bruto, la menor cifra de la historia democrática de Portugal.
Todo ello acompañado del reinicio del crecimiento económico y la
disminución del desempleo de 12.3 a 10.5 por ciento.
Nuestro principal objetivo era frenar el programa de la derecha y lo logramos, dice la joven dirigente del Frente de Izquierdas, Catarina Martins, líder de la bancada de ese partido en el Congreso.
Nosotros hemos contribuido a un conjunto de medidas que van en la dirección de mayor justicia social, ha declarado Jeronimo de Souza, dirigente del Partido Comunista de Portugal. Era necesario encontrar
respuestas a los problemas urgentes de salarios, retiro de los trabajadores y de funcionamiento del sistema de salud, agrega.
El acuerdo que logramos fue el mejor posible con el 10 por ciento de votos que tenemos, comenta Catalina.
Ese esquema es el que casi fue aprobado en España por la alianza del
PSOE con Podemos, pero fue bombardeado por los sectores conservadores
del socialismo español. Portugal demuestra que es una vía posible: al
igual que los gobiernos progresistas de América Latina, organiza un
gobierno centrado en la lucha por la superación del modelo neoliberal.
España mira con esperanzas a Portugal, pero también Francia, donde un
candidato de izquierda triunfó en las primarias del Partido Socialista y
propone un frente al otro candidato socialista –Mélenchon– y al
candidato verde.
Pero, ¿por qué un gobierno de izquierda que resulta no es difundido
por las fuerzas de izquierda y por los intelectuales portugueses, y
otros que a menudo escriben sobre Portugal para destacar los reveses y
las dificultades de la izquierda? Colaboran así para sabotear ese
gobierno, dejándolo en la sombra. Parece que son personas a las que sólo
les gusta destacar los errores y los problemas de la izquierda, pero
que no están dispuestas a difundir y reconocer sus avances. A
pesar
de todo, el gobierno de unidad en Portugal avanza y tiende a volverse
una referencia para la izquierda de los otros países de Europa.
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