Assange y Zizec creen que Trump es el síntoma de la debilidad del sistema neoliberal
La Vanguardia
Julian
Assange será el malévolo cómplice de Vladmir Putin y Donald Trump en su
operación de acabar con el mundo libre. Pero yo estoy bastante de
acuerdo con su lectura de las elecciones estadounidenses.
El fundador
de Wikileaks pertenece a una corriente muy minoritaria de la izquierda
que cree que el resultado electoral en EE.UU. no es un cataclismo ni el
inicio del fascismo estadounidense. En realidad, Trump es el síntoma de
la debilidad del sistema de poder neoliberal que, bajo las consignas de
globalización inevitable de Davos, ha empobrecido a las clases
trabajadoras y medias de los países ricos tras hacer lo mismo en las
décadas anteriores en los países en desarrollo.
Trump “no
pertenece a una estructura existente de poder político; por lo tanto (la
suya) es una estructura débil, que esta desplazando y desestabilizando
la red de poder existente y eso crea posibilidades de cambio en EE.UU.;
cambio a peor o cambio a mejor”, dijo Assange hace dos semanas en el
diario italiano la Repubblica (resumida de la forma más tendenciosa por
The Guardian
tal y como denunció Glenn Greenwald en el imprescindible The Intercept) .
¿Es aconsejable correr el riesgo de que el cambio sea malo? Eso depende de tu respuesta a la pregunta
janisjopliniana: “
Have you anything left to lose ?”
(mi sensación es que muchos de los más horrorizados por la derrota de
Hillary Clinton tienen bastante que perder tal y como explica
Thomas Frank en su importante libro Listen liberal ).
Es verdad que hay indicios -como el nombramiento de tantos banqueros de
Wall Street a la administración de Trump- de que el cambio puede ser
gatopardiano,
tal y como se planteó aquí y en el post anterior. Pero, la ruptura de Trump con el establishment en el asunto de Rusia y Wikileaks (T
rump felicitó a Assange por su entrevista el miércoles en la Fox
y ha sido critado por los que van a ser sus propios servicios de
inteligencia asi como por la cúpula de su propio partido) sugieren que
algo se está moviendo. Mejor dicho, algo se está rompiendo. Los
espectaculares logros en poner trabas a la deslocalización de la
inversión transnacional en la industria del automóvil tras las ultimas
marchas atrás de la Ford en México , también . No es lo que era aquel
consenso sonriente davosiano en torno a la globalzación friedmanista (
Thomas y no Milton Friedman ; lease The world is flat y The Lexus and the olive tree ).
Assange no es el único que vislumbra alguna oportunidad en la irrupción de Donald Trump en el agrietado palacio imperial .
Slavoj Zizec utilizó el mismo argumento en una entrevista en Al Jazira :
“Trump abre espacio y crea posibilidades para una reestructuración
radical “, dijo. Con el estatus quo neoliberal “”nos estamos acercando a
la catástrofe ; hace falta redibujar el mapa político y necesitamos
nuevas opciones”.
Trump , por supuesto, no es la opción deseada.
Pero si se mantienen los niveles de organización contestatoria que se
lograron en la campaña de Bernie Sanders, algo puede pescarse en un río
tan revuelto. Sanders sí era una de esas opciones nuevas y la operación
de sabotaje a su campaña por parte de la dirección demócrata destapada
por Assange y Wikileaks demuestra hasta qué punto Zizec tiene razón .
Demuestra también que es lógico pensar que el hacker contra la campaña
Clinton no era Rusia sino un sanderista con ganas de venganza. Zizec
citó con satisfacción la frase de Mao Zedong: “Hay un caos absoluto bajo
el cielo; la situación es excelente”.
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