Hector Tenorio
homozapping.com.mx
La generación de tecnócratas que han gobernado México desde 1982 se entregó sin reserva al vecino del norte; el sueño de integrarnos al primer mundo concluyó con la llegada al poder del presidente-empresario Donald Trump, cuya era inició con la característica que él mejor domina: la confrontación. Ha empezado a implementar el proteccionismo, el cual complicará y terminará borrando el Tratado de Libre Comercio (TLC). El gobierno mexicano podría abandonarlo si no le conviene. El panorama es complejo, la situación ha ido tensándose, el mandatario estadounidense canceló la reunión con su homólogo mexicano, ya que este se negó a pagar el muro fronterizo. Ante la negativa, el republicano amenazó con poner un impuesto de 20 por ciento a todas las importaciones desde nuestra nación para financiar dicha construcción. A esto se añade que pronto podrían darse detenciones y expulsiones de inmigrantes indocumentados y represalias contra las llamadas ciudades santuario. Ambos jefes de Estado hablaron. Establecieron no hacer pronunciamientos públicos y que las diferencias intentaran ser zanjadas en una negociación integral. El mandatario mexicano junto con la clase política determinarán la ruta seguir.
En este contexto, el académico Orlando Aragón Andrade, consideró que para reinventar nuestra identidad nacional todo sirve: “Desde los símbolos patrios hasta los que sean más cosmopolitas, los derechos humanos, el respeto a los tratados bilaterales. Estas armas deben invocarse y anteponerlas a esta ofensiva. Hay que revivir de manera estratégica nuestra historia”.
El doctor en Ciencias Antropológicas, sostuvo que “es necesario ir a los tribunales internacionales a esgrimir nuestros derechos para que se frene esta agresión. Es una pelea desigual con ellos y esto requiere que echemos mano de todos estos recursos. Si el gobierno no sale a la defensa del país, la sociedad deberá asumir ese papel”.
Las circunstancias llevarán al país a reintegrarse a América Latina, el reto es encontrar los mecanismos de cooperación que permitan crear un bloque que haga frente a la ultraderecha estadounidense; entre los pendientes que se debe trabajar resulta indispensable quitarle la jetatura a Estados Unidos que mantiene sobre la Organización de Estado Americano (OEA), para convertirla en un espacio independiente donde se discutan las políticas transversales que intenten resolver las múltiples necesidades que afronta el continente. Que requiere reducir la desigualdad y apostar a la revolución tecnológica y educativa. La pobreza aumentó de 168 millones de personas a 175 millones en Latinoamérica, según datos divulgados hoy por la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Solo así se podrá trabajar en la elaboración de la identidad latinoamericana, siempre y cuando podamos contestarnos un par de preguntas: ¿Quiénes somos y hacia dónde queremos dirigirnos?; entonces, estaríamos listos para abrir las fronteras desde el Río Bravo hasta la Patagonia. Solo así se resistirían las presiones que provendrían desde Washington, que apuestan a someternos en la mesa de negociación con el único objetivo de quintuplicar las ganancias, a costa de hundirnos en el bote de basura de la historia.
En este sentido fue un error cancelar de último momento la asistencia a la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Latinoamericana y del Caribe (CELAC), que se celebró en República Dominicana el pasado miércoles 25 de enero.
El destino alcanzó a México, y éste tendrá que responder a las expectativas de un continente que continua esperando su regreso.
Contacta al autor: @tenoriohector
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