Integrantes de Amnistía Internacional colocaron ayer un globo con la
imagen del ex contratista estadunidense Edward Snowden en la estatua de
la Libertad, en demanda de que el mandatario otorgue un perdón
presidencial al experto en informática, quien divulgó acciones de
Washington sobre espionaje global
Foto Afp
David Brooks
Periódico La Jornada
Integrantes de la campaña que promueven el perdón presidencial a
Edward Snowden entregaron ayer una carta, con más de un millón de firmas
–incluyendo las de directores de las principales organizaciones de
derechos humanos–, en la Casa Blanca.
La misiva, al presidente Barack Obama, solicita que
use su autoridad para perdonara Snowden. Argumenta que él divulgó información que mostraba cómo la Agencia de Seguridad Nacional había violado la Constitución y el derecho internacional por su masivo programa de vigilancia electrónica.
En respuesta hemos visto un debate global que ha cambiado políticas de gobiernos y afectado profundamente cómo piensa la gente sobre la privacidad personal, escriben.
Estamos confiados en que Snowden será recordado como héroe de derechos humanos y uno de los filtradores más importantes en la historia. Un perdón presidencial sería una afirmación valiente del derecho ciudadano de obligar a que los gobiernos rindan cuentas cuando el poder es abusado.
Entre los firmantes están Anthony Romero, director de la Unión
Americana de Libertades Civiles (la organización nacional más importante
que vela por las libertades), Salil Shetty, secretario general de
Amnistía Internacional, y Kenneth Roth, director ejecutivo de Human
Rights Watch (copia de la carta: https://pardonsnowden.org/
Entre los promotores del esfuerzo se encuentran intelectuales,
periodistas, artistas y figuras filantrópicas, como el inventor de la
web, Tim Berners-Lee; Jeffrey Sachs, Susan Sarandon, Alan Rusbridger,
John Cusack, George Soros, el cofundador de Apple Steve Wozniak y el
ejecutivo de Twitter Jack Dorsey.
Snowden, quien en 2013 entregó documentos secretos de la Agencia de
Seguridad Nacional –donde trabajaba como contratista– al columnista
Glenn Greenwald y a la documentalista Laura Poitras revelando un sistema
masivo de vigilancia global contra millones de ciudadanos en Estados
Unidos y otros países (incluyendo México), ha vivido en el exilio en
Rusia. No puede retornar a Estados Unidos porque enfrenta cargos bajo el
Acta de Espionaje.
Ayer, Snowden comentó por Twitter sobre la carta:
Si este presidente pone fin o no a la guerra contra los filtradores, ustedes han enviado un mensaje a la historia; temía que nadie se interesara. Estaba equivocado.
Agregó:
Cuando procedía, esperaba quedarme solo. Tenerlos a ustedes conmigo es el honor más grande de mi vida. Gracias.
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