Si la violencia se disparó en mayo pasado en niveles sin precedente en lo que va del sexenio de “Mover a México”, junio consolidó la tendencia alcista sobre todo en homicidios dolosos, de acuerdo con cifras oficiales. Y durante el primer cuatrimestre de 2016 se registró el mayor número en 18 años.
Frente a este muy grave retroceso en seguridad pública, resulta contrastante que el titular del Ejecutivo federal sólo tuvo tiempo y oídos para festejar su medio siglo de vida en el ámbito familiar y exclusivo de Los Pinos, pero con reproducción por redes sociales como si los gobernados padecieran insomnio por no saber de la fiesta de la familia Peña Rivera, iniciada antes por Isabel Miranda (Wallace) como animadora principal y, finalmente, con la visita número 50 a tierras mexiquenses, donde inauguró obras que fueron concluidas para que coincidieran con el festejo personal, cual monarquía petrolera con todo y la “modernización” en marcha.
Y no faltaron las frases para el bronce: “Eres un hombre comprometido con tu gente, comprometido con tu familia. Y deseo de corazón que Dios te bendiga y te dé muchos años de vida. Te amo” (Angélica Rivera). “Cuando uno va a un cumple, normalmente lleva un regalito, un presente, un detalle. Pero no, aquí el festejado viene a regalarnos (sic), a darnos grandes obras a los mexiquenses (…) Qué Dios le siga dando sabiduría y mucha salud, señor Presidente” (Eruviel Ávila, gobernador del estado de México con aspiración presidencial).
El secretario de Gobernación tampoco dispone de espacio para encarar el muy grave retroceso en seguridad pública, salvo desde la perspectiva de la emergencia que padece Acapulco, pese a los 22 meses de esfuerzos del gobierno con nulos resultados.
“No hay varitas mágicas para resolver un problema tan complejo como el de la seguridad”, sentenció Miguel Ángel Osorio ante periodistas guerrerenses. Olvidó el señor que aspira a la candidatura tricolor a la Presidencia, que en 2014 sostenía que ningún gobierno “en la historia de la humanidad” hizo tanto por la seguridad pública “en tan poco tiempo” como el de Peña Nieto. Después vendría el Mexican Moment del que no se hacen cargo los autores estadunidenses e ingleses, y el discurso de EPN en la Asamblea General de la ONU, donde presumió la capacidad para concertar fuerzas políticas y esfuerzos institucionales para transformar a México. Y ofreció sus buenos oficios para la reforma del Consejo de Seguridad, la misma conducta grotesca de Luis Echeverría y Vicente Fox. No aprenden.
Por supuesto que no hay varitas mágicas, pero sí una estrategia que renegó de la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón. Con excepción de la ventanilla única para las agencias estadunidenses que actúan en territorio mexicano “como Pedro por su casa”, la mayor coordinación y un trabajo de más inteligencia, permanece intocada la estrategia del marido de Margarita Zavala, pareja que sueña con regresar a Los Pinos.
Apegados en forma dogmática al objetivo de descabezar a los cárteles (organizaciones delictivas que tienen presencia en cuatro o más entidades y se dedican principalmente a la exportación y comercio de drogas: Eduardo Guerrero Gutiérrez), de los cuales sólo quedan el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, la fragmentación en decenas de pequeños grupos locales y regionales, y sus disputas dejan a la población civil en medio de sus confrontaciones violentas, en la indefensión. Y todo por subordinación al Imperio.
@IbarraAguirreEd
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