Entrevista con el líder peruano de la resistencia popular, Hugo Blanco Galdós
Observatorio Sociopolítico Latinoamericano
Con
la experiencia que le dan décadas de lucha y de resistencia popular,
Hugo Blanco Galdós, uno de los principales referentes de la dirigencia
política y campesina del Perú, no duda en señalar que para enfrentar el
infame sistema capitalista y su criminal modelo de expoliación a los
pueblos, el neoliberalismo, no hay más alternativa que construir poder
desde abajo.
Sostiene que conjuntamente con la lucha por
construir poder hay que desenmascarar a los gobiernos neoliberales como
los que en América Latina impulsan a instancias de Estados Unidos la
Alianza para el Pacífico, los cuales para justificar la implementación
de las políticas de libre mercado hablan de “progreso y desarrollo”,
cuando en realidad se trata de mantener “la guerra del gran capital
contra la naturaleza y la humanidad”.
Nacido en Cusco hace 79
años, Hugo Blanco es todo un personaje por los avatares de la vida que
ha tenido que sortear y su incansable actividad política, social y
periodística que desarrolla para resistir las injusticias y el
neoliberalismo que carcome a su país.
A los 16 años de edad
siendo aún estudiante comenzó su actividad de resistencia civil que lo
ha caracterizado a lo largo de su vida. Recuerda que fue durante la
dictadura de Manuel A. Odría cuando participó activamente en una huelga
estudiantil de la que aprendió que “la acción colectiva enérgica contra
la injusticia es efectiva”. Desde entonces su existencia ha
transcurrido entre el exilio, la resistencia, la cárcel, la política,
la organización campesina y popular, y el ejercicio del periodismo.
En
1955 cuando trabajaba como obrero frigorífico en Argentina participó en
la protesta contra el golpe de Estado al presidente Juan Domingo Perón,
posteriormente a comienzos de los años 60 hizo parte activa de la lucha
que posibilitó la primera reforma agraria en el Perú para lo cual debió
organizar una autodefensa que le valió un carcelazo de tres años,
incomunicado. Vino el juicio y lo condenaron a 25 años de prisión. La
condena no quedó ahí, su caso pasó a un tribunal militar en el que el
fiscal pidió la pena de muerte. Las reacciones no se hicieron esperar,
la solidaridad internacional fue contundente y la campaña por su
liberación se hizo cada vez más fuerte por lo que le fue otorgada una
amnistía. Luego de siete años de prisión fue deportado a México, de ahí
viajó a Argentina donde nuevamente fue encarcelado por sus antecedentes
pero gracias a que en Chile se había instalado el gobierno progresista
de Salvador Allende fue recibido para colaborar en el denominado Cordón
Industrial que era un forma de organización obrera de contención a los
ataques de la derecha fascista. A raíz del golpe de Pinochet, Blanco
debió asilarse en la embajada de Suecia en Santiago y posteriormente
viajó a ese país.
SOBREVIVIENTE DEL PLAN CÓNDOR
Luego de
su periplo por Europa logró ingresar a Estados Unidos mediante una
argucia legal, visitó 48 ciudades norteamericanas en las que dictó
conferencias denunciando el rol imperialista de ese país y la política
propagandística y de fachada del gobierno de James Carter que
preconizaba el respeto por los derechos humanos. Mientras tanto, en el
Perú, sus compañeros de lucha aprovecharon que la dictadura militar
convocó a elecciones para integrar una Asamblea Constituyente para
inscribirlo como candidato, ante lo cual el gobierno debió permitir su
regreso. La campaña electoral se desarrolló en medio de un ambiente de
pugnacidad y de confrontación con el régimen militar. Aprovechando un
espacio de televisión otorgado a los candidatos, Blanco Galdós no dudó
en señalar que “la lucha social era más importante que las elecciones”
y llamó a respaldar un paro general. A las pocas horas ya estaba preso
junto con otros líderes de izquierda.
Eran los tiempos del Plan
Cóndor, mediante el cual las dictaduras del Cono sur actuaban
coordinadamente para apresar, torturar y desaparecer a quienes
consideraban enemigos internos. Por eso es que la dictadura peruana
trasladó a Blanco y a sus compañeros de infortunio en un avión militar
a un cuartel en Jujuy, Argentina. “Afortunadamente –recuerda- un
periodista fotografió el avión y por eso no pudieron desaparecernos”.
Tras su estancia en Argentina retornó a Suecia nuevamente como exiliado
pero sin declinar en su lucha por lo que fue elegido en ausencia a la
Constituyente con la más alta votación de la izquierda. Al retornar a
su país luego de un año en Europa, fue elegido diputado primero y
senador después, posición que ocupó hasta el autogolpe de Alberto
Fujimori en abril de 1992.
Tanto la dictadura fujimorista como
el grupo armado Sendero Luminoso lo sentenciaron a muerte por lo que
decidió autoexiliarse y retornar luego de cuatro años para trabajar con
la Federación Departamental de Campesinos del Cusco. Actualmente dirige
el periódico mensual Lucha Indígena y continúa recorriendo el mundo
invitado a dictar conferencias sobre sus luchas y la resistencia contra
el proyecto minero de Conga en la región peruana de Cajamarca.
Para
hablar sobre el extractivismo minero en su país y las organizaciones
campesinas de resistencia, la Contraloría General de la República de
Colombia lo invitó a participar del Seminario Internacional Política
rural: riesgos, retos y perspectivas que realizó recientemente en
Bogotá.
POR LA VÍA ELECTORAL NO HAY ESPERANZA
En diálogo con el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net,
Hugo Blanco es categórico en afirmar que los cambios sociales no se van
a dar por la vía electoral sino que, reitera, hay que seguir en el
empeño de construir poder desde abajo.
- ¿Si no es mediante política electoral cómo se construye poder?
-
Por vía de elecciones no tengo ninguna esperanza, por elecciones no se
va a arreglar la situación. En el panorama tampoco se ve que va a haber
una revolución como la rusa, la china o como la cubana. No se vislumbra
eso en el panorama por lo que es necesario la construcción de poder. La
gente involuntariamente, inconscientemente, sin saberlo, está
construyendo poder. Por ejemplo, los zapatistas o las gentes de
Tlaxcala en México conscientemente están construyendo poder. En
Colombia los compañeros del Putumayo que están luchando por concretar
un proyecto educativo, están construyendo poder. Quienes practican la
medicina natural o alternativa y están contra el negocio rentable de
los laboratorios farmacéuticos, ellos también están construyendo poder.
También lo están haciendo aquellas cooperativas de productores de
cultivos ecológicos que están conectados con consumidores. Hay algunos
lugares donde se practica el trueque o las fábricas tomadas por los
trabajadores en Argentina, eso también es construcción de poder.
Entonces desde abajo tenemos que construir poder.
- ¿En su país en que se privilegian las políticas neoliberales para favorecer al gran capital, se está construyendo poder?
-
En el Perú, concretamente en la región de Conga, quienes están luchando
contra la gran minería contribuyen a construir poder pero no es algo
muy notorio. En mi país estamos atrasados en la lucha social en
comparación con Ecuador y Bolivia, en gran medida debido a la guerra
interna que vivimos por espacio de 20 años y en la que fueron
asesinados más de 70 mil peruanos, la mayor parte de ellos indígenas y
campesinos. La Confederación Campesina del Perú, a la que yo
pertenezco, tenía bases populares casi en todo el país y luego de la
guerra interna quedaron dos o tres federaciones, con lo cual se
debilitó la organización.
LA FARSA DEL GOBIERNO DE HUMALA
Al
referirse al gobierno de Ollanta Humala, este luchador popular hace un
sintético y esclarecedor perfil del actual presidente peruano:
-
El liderazgo de Humala es prefabricado, es una farsa. Él fue un
fujimorista servil y por eso lo pusieron de comandante en un cuartel en
Locumba en el departamento de Tacna. Cuando Vladirmiro Montesinos, el
asesor de Fujimori, necesitaba fugarse le ordenó que se insurreccionara
entonces Humala sacó a los soldados de la guarnición y luego llamó a
Radio Programas del Perú (RPP) para anunciar que se había levantado
contra la dictadura. En ese levantamiento contra el gobierno de
Fujimori no hubo ningún herido, ni siquiera un rasguño. Cuando llegó
Valentín Paniagua al gobierno se rindió ante él, estuvo pocos días
preso, luego se le concedió una amnistía y en el gobierno de Alejandro
Toledo fue enviado como agregado militar a Francia y Corea del Sur.
Además, Humala se enorgullece de las felicitaciones que recibió de sus
superiores. En el Perú los altos mandos militares solo felicitaban en
los años de la guerra interna a los que mataban en la selva. Y hubo
militares que se negaron a matar inocentes y tuvieron que fugarse del
país para que no los mataran a ellos, pero a Humala lo felicitaron. Y
curiosamente su hoja de servicios militares se perdió.
LA GENTE NECESITA AGUA Y NO ORO PARA VIVIR
Blanco
Galdós es enfático cuando habla sobre el extractivismo. Si bien apoya y
destaca a los gobiernos progresistas de Suramérica “porque
verdaderamente han tomado medidas contra el imperio y contra las
políticas neoliberales, y además han surgido gracias a movimientos
populares fuertes”, es crítico de proyectos como la construcción de la
carretera en el Tipnis en Bolivia, la explotación del Parque Yasuní en
Ecuador, y la falta de atención a la comunidad indígena de los yukpas
en Venezuela por parte del gobierno del presidente Hugo Chávez.
“La
gente –sostiene en tono enfático- necesita agua y no oro para vivir.
Como ahora ya no hay vetas de oro, lo que se hace es explosionar cuatro
toneladas de roca para sacar un grano de oro, eso en cualquier parte es
un desastre y es nocivo, en el caso del proyecto Conga en el Perú es
criminal. Sin oro, repito, se puede vivir, ahora si se requiere para
algunos instrumentos hay bastante depositado en los bancos del mundo”.
“En
Conga, la empresa minera está armando escuadrones paramilitares con
campesinos de la región de Cajamarca para que ataquen a sus paisanos y
vecinos de la región que se oponen al proyecto minero. Lo que termina
siendo es un enfrentamiento entre campesinos. Ello se debe a que es el
gran capital el que gobierna el Perú”.
- ¿Dada su postura de firme defensor del medio ambiente, se considera próximo al ecosocialismo?
-
Cuando estoy en Europa digo que soy ecosocialista, pero cuando estoy en
Latinoamérica me da vergüenza decir que lo soy porque un mapuche
chileno me dice que ellos están en contra del gobierno socialista de
Bachelet y los indígenas bolivianos y ecuatorianos me dicen que están
luchando contra el ecosocialismo. Pero sí, yo me considero
ecosocialista.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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