Cuando
recorro y observo los diferentes puntos geográficos de este “diminuto”
e “ignorado” país Honduras, doy gracias a la Vida por estos casi cuatro
años de vida en esta riesgosa y apasionante Honduras.
Igual que a
otros inquietos, el golpe de Estado (político-militar) del 2009 me
despertó el interés en este aún “nublado” país para el resto del mundo.
Ubicado justo al centro de la cintura de Abya Yala. Un país que jamás
pudo ser porque los EEUU jamás la desocupó desde el siglo XIX.
En mi recorrido fugaz y contrastante con y en el Frente Nacional de
Resistencia Popular (FNRP, el mayor movimiento de resistencia popular
que Centro América conoció en los últimos tiempos), descubrí que para
las grandes mayorías de hondureños/as jamás existió un Estado de
Derecho. Que el aparente Estado formal, sacudido por el golpe del 2009,
no fue más que un instrumento político jurídico que las élites
utilizaron para imponerse, dominar y empobrecer a las grandes mayorías
en estos 192 años de vida republicana. Y es justamente el control de
este instrumento de dominación el que está en juego en estas contiendas
electorales inéditas, jamás ocurridas en este país tropical.
La oligarquía hondureña jamás le perdonará a Pepe Lobo (actual
Presidente de Honduras) el haber permitido que la “chusma” del Frente
Nacional de Resistencia Popular se haya convertido en un partido
político (Libertad y Refundación, Libre) para disputarle el control del
Estado, bajo la promesa de refundación. Así, como tampoco perdonará la
oligarquía a la familia Zelaya (de origen español) el haber traicionado
los objetivos y métodos de dominación patronal en este país donde la
voluntad de los patrones es “Palabra de Dios”.
En las calles,
en las plazas, en las redes sociales y en las encuestas electorales, la
“chusma” de “haraganes vándalos…”, aglutinados en el partido Libre, son
una contundente e histórica mayoría absoluta. Esta mayoría social y
demográfica votará Libre en las urnas el próximo 24 de noviembre del
2013.
Pero, muy dificilmente el Tribunal Supremo Electoral
(presidido y controlado por un ex Diputado del partido Nacional y otras
cabecillas del bipartidismo) y la embajada norteamericana reconocerán y
el darán el triunfo electoral al Partido Libre.
La oligarquía
organizada en el bipartidismo y los yanquis jamás estuvieron de acuerdo
con que la “chusma” hondureña tuviera su propio instrumento político
porque sospechaban que el “pobrerío” podría convertir su mayoría
demográfica en mayoría política. Su mayor temor siempre fue que sus
subalternos se aglutinasen y organizasen políticamente. Por eso
planificaron y ejecutaron el golpe a Zelaya.
El halcón USA se siente amenazado por UNASUR que avanza hacia el norte
Fue UNASUR y otras instancias internacionales, sin la voluntad de
Washington, que obligaron al aparente Estado hondureño a reconocer y
legalizar políticamente al criminalizado y perseguido movimiento de la
resistencia popular, en el Acuerdo de Cartagena de Indias de 2011.
Por eso, las próximas elecciones nacionales, del 24 de noviembre, no
solo es una contienda electoral entre ricos (patrones) y
empobrecidos/excluidos (peones), sino que allí está juego el veredicto
de la pulseta decisiva entre el solitario Imperio norteamericano (y su
servil oligarquía) y la voluntad emancipatoria de UNASUR y CELAC. El
solitario halcón, acostumbrado a cazar y comerse a los pollitos
latinoamericanos desde Honduras (su base aérea militar) ahora, se
impacienta al ver que sus pollitos se hacen libres y se juntan con los
soberanos gallos del Sur.
¡Nada menos que en el histórico y
“predilecto” hangar norteamericano (Honduras) se definirá esta
apasionante y esperada contienda entre el Imperio de la muerte y el Sur
de la Vida! No será la batalla final. Pero será un hito importante en
la ampliación o contracción de las fronteras geopolíticas entre la
democracia imperial de los ricos (representativa, corrupta y
excluyente) y la democracia asamblearia de los empobrecidos
(participativa, redistributiva e incluyente)
Por eso, en esta
desigual y abusiva contienda electoral hondureña, entre patrones ricos
y peones empobrecidos que luchan por ser libres, cerraron filas, a
favor de Juan Orlando Hernández (único candidato del Imperio herido),
la Embajada norteamericana, la fustigada oligarquía latinoamericana,
los medios masivos de (des)información, las jerarquías eclesiales, las
organizaciones de empresarios privados acostumbrados a “negocios” con
el Estado neoliberal, el Tribunal Supremo Electoral hondureño (quien
permitió campañas denigrantes contra Libre, pero prohibió la difusión
del saludo fraterno de Lula Da Silva a Xiomara Castro), las Fuerza
Armadas, escribanos neoliberales, entre otros. Hasta el mismísimo Dios
hondureño hizo y hace campaña electoral a favor de los patrones
neoliberales, heraldos del miedo y de la muerte.
Libre ya hace camino de liberación
Se reconozca o no el triunfo electoral de Libre en las urnas, el 24 de
noviembre próximo, es un asunto a esperar. Lo cierto es que la
curiosidad y la inquietud por una Honduras libre y disidente con el
Imperio yanqui ya está regada en los corazones y mentes de millones de
empobrecidos que ya no quieren más de lo mismo en este país de la
muerte. Y esta inquietud ya ni todos los dioses juntos la pueden
extirpar.
Este proceso electoral desigual (en contra del
pueblo en resistencia), así como el proceso de la resistencia popular,
fue una verdadera escuela, no sólo para la articulación/organización
popular, sino para la concientización y el ejercicio del voluntariado
popular en busca de otra Honduras habitable.
Sin dinero, sin
espacios en los medios de desinformación, vilipendiados y
criminalizados, las y los empobrecidos hicieron frente y sepultaron el
bipartidismo de los patrones.
En un país anclado en miedos y
dogmatismos escolásticos de la Edad Media, esquivo al pensamiento y a
la sospecha, el FNRP y Libre hicieron y hacen camino de liberación
personal y colectiva.
La desconfianza en los patrones, en las
jerarquías eclesiales, en las tradiciones políticas del bipartidismo y
en la “objetividad” de los medios de información es creciente y
evidente. Ésta es la mejor herencia de este proceso que acumula fuerza
social y política.
La “chusma” multitudinaria pierde el miedo
en las calles y en las urnas. Y lo más insólito para la oligarquía
(acostumbrada a vivir de la sangre, sudor e ignorancia crédula de
hondureños) es que la humanidad pensante le da la razón a esta multitud
que ahora transita de la desobediencia social hacia una desobediencia
política, forjando su propio y promisorio proyecto de liberación.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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