Por Pedro Rioseco
Quito, 28 feb (PL) El perdón del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a los sancionados por injurias calumniosas del diario El Universo y el libro El Gran Hermano es considerado aquí un llamado a la responsabilidad y ética de los medios periodísticos.
La prensa abusiva, convertida en actor político beligerante contra gobiernos progresistas, ha sido vencida, recalcó Correa este lunes en un mensaje al pueblo ecuatoriano, transmitido por radio, televisión e internet, acogido con simpatía por la reacción popular y comentaristas.
Los tres directivos de diario El Universo y su editor de opinión fueron condenados a tres años de prisión por el delito de injurias calumniosas y una indemnización total de 40 millones de dólares, en tanto los dos periodistas autores del libro fueron condenados a pagar dos millones de dólares.
La decisión personal de Correa al hacer su demanda responde a la voluntad de demostrar las mentiras del diario El Universo, en cuyas páginas lo acusaron de ordenar disparar contra un hospital lleno de civiles durante el intento golpista del 30 de septiembre de 2010.
Igualmente el juicio contra los dos autores del libro El Gran Hermano, en el cual le acusan de conocer los negocios millonarios de su hermano Fabricio con el Estado, cuya falsedad quedó demostrada también en el proceso.
Hay perdón pero no olvido, tenemos que aprender del presente y de la historia, de que el derecho de expresión es de todos y no solo de los dueños de una imprenta, reiteró el mandatario al admitir que si hay una dictadura en Ecuador es la de algunos medios de comunicación.
En este proceso hemos aprendido mucho, sobre todo acerca de hasta dónde llegan los tentáculos de este poder que se ha creído omnímodo y por encima de las leyes, apuntó tras aclarar que aquí "no han podido derribar nuestras murallas de integridad y dignidad".
Con mucha pena, acotó, vemos el espíritu de cuerpo, incluso de respetable prensa internacional, publicando versiones de los acusados sin ni siquiera cumplir con el elemental deber de contrastar la información, en un claro atentado a la ética y profesionalismo periodístico.
Correa exhortó a su pueblo a luchar por una verdadera comunicación social, en la cual los negocios privados sean la excepción y no la regla, y la libertad de expresión sea un derecho de todos y no el privilegio de oligarquías que heredaron una imprenta.
Para algunos comentaristas de la televisión nacional, el llamado hecho por el jefe de Estado para que "de ahora en adelante los medios de prensa asuman un compromiso con la verdad y la ética profesional", trae al escenario nuevamente la necesidad de la Ley de Comunicación.
Después de tres años de debates, pese a ser un mandato de la Constitución de Montecristi de 2008, con más de 600 observaciones hechas por movimientos, organizaciones sociales y gremios, todavía persisten puntos de conflicto sobre el borrador de la polémica ley.
Las críticas más duras se generan básicamente desde los monopolios de la información, reacios a supeditarse a reglas sobre contenidos, programación, distribución del espacio radioeléctrico y requisitos de titulación para ejercer la profesión periodística.
Sometida actualmente por la Asamblea Nacional a un proceso de discusión en cuatro foros para mejorar el proyecto de Ley de Comunicación que será sometido próximamente al pleno parlamentario, la decisión de Correa pone hoy un claro acento en la ética.
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