El embajador cubano en El Salvador, Pedro Pablo Prada, disecciona el proceso de reformas que vive su país
Por Fernando de Dios
Foto: Olga Castro
SAN SALVADOR – Solo dos días después de haber solicitado esta entrevista con el embajador de Cuba en El Salvador ya estábamos sentados en una sala amplia y confortable en la planta baja de la casa que constituye la sede diplomática de la isla, recientemente instalada tras casi cinco décadas de ruptura de las relaciones.
El representante del régimen cubano en el país, Pedro Pablo Prada, un profesional de la comunicación, se muestra dispuesto a contar el proceso que ha llevado al régimen de los hermanos Castro a una etapa que promete cambiar bastantes realidades en un futuro no muy lejano.
Al ritmo cubano, sin prisa, sin precipitación, se han ido consolidando una serie de reformas estructurales que van desde una muy moderada apertura económica hasta una limitación a dos periodos para el líder del Partido Comunista Cubano, es decir, para el líder del país.
Con ello se asegura que a medio plazo se va a producir una renovación en las personas que están al frente del país caribeño, algo que por otra parte era inevitable por cuestiones biológicas, pero que así estará ordenado.
El embajador cubano explica que todas las reformas son resultado de un amplio proceso de consulta popular en el que participó la mayoría de la población de Cuba, en asambleas en las que se habló de todo.
También que todo este proceso es coherente con el carácter reformista que ha tenido desde su inicio la revolución cubana.
Sin temas tabú, Prada habla también de cuestiones como la participación política de otros sectores, las restricciones para viajar fuera de la isla o de algunos disidentes con fama mundial.
Por último, hace un balance del proceso que vive la izquierda latinoamericana, sobre el que no quiere opinar si el FMLN está incluido, aunque señala que no se puede empujar artificialmente los procesos y cada país tiene su propia realidad.
Quisiera que contara un poco el proceso que vive Cuba, que está planteando cabios políticos y económicos en unas estructuras que han variado poco en el último medio siglo.
Lo que está ocurriendo en Cuba es coherente con la filosofía de vida de la revolución cubana, que ha sido así desde hace más de medio siglo, de no ajustarnos a nada fijo. Lamentablemente, a veces las cosas vistas desde afuera, sobre todo vistas a través del prisma de los medios masivos, no son así, y también vistas a través del prisma de un modelo socialistas que se conoció y se supuso era “El Modelo”.
Lo que está ocurriendo hoy en Cuba es un proceso que arranca en los años 80 con un conjunto de decisiones políticas, económicas, administrativas, sociales, que se denominó en aquel momento como políticas de rectificación y tendencias negativas. Esas prácticas, todas esas medidas, tienen un momento en que se paralizan un poco a raíz de la crisis que se desata en el año 89, como consecuencia de la caída del Muro de Berlín, del colapso de las relaciones económicas y comerciales de Cuba, que perdió el 83 por ciento de sus vínculos comerciales exteriores y hubo un desplome del PIB de más del 36 por ciento. Fue un momento dramático y ahí no quedaba otra cosa, como en todas las sociedades humanas, como en una familia, que trancarse, aguantar y ver cómo salimos adelante.
Este proceso vuelve a activarse de alguna manera en el año 93, sobre todo para decidir las medidas de la supervivencia. Después, en el año 95, sobre todo en torno a la celebración del V congreso del partido. Y el momento definitivo que nos conduce hasta hoy es la noche del 17 de noviembre de 2005.
Los hitos que te he mencionado todos tienen un denominador común, que viene del origen de todas las medidas que había tomado en su historia la revolución, que es que en Cuba ninguna gran decisión política ni económica ni social es adoptada sin consultarla con el pueblo. Incluso algunas decisiones de las que hay consciencia en la dirección política de su necesidad o de su impostergabilidad, no han sido adoptadas en determinado momento porque en esa consulta con la población se ha comprobado que no está creadas las condiciones, que las personas no las entienden o no las comparten o que los tiempo políticos van por un lado y los deseos van por otro.
El 17 de noviembre de 2005, al calor de todos estos acontecimientos y de los mismos procesos que se inician en Cuba a finales del año 99, en 2000, 2001, con el secuestro de un niño, Elián, con todo lo que eso movilizó en la sociedad cubana; esa noche, en un acto en la Universidad de La Habana, en la que la Federación Estudiantil Universitaria conmemoraba el 60 aniversario del ingreso de Fidel a la Universidad, Fidel, que con frecuencia utilizó la tribuna universitaria a lo largo de toda la revolución para plantearle a la población los grandes desafíos y buscar respuestas, convencido como está de que la universidad es un gran productor de conocimiento y un impulsor de las ideas dentro de la sociedad, Fidel plantea dos ideas: la primera que los cubanos nos creíamos que sabíamos cómo construir el socialismo y la segunda que en el momento en que la revolución estaba era tan sólida su estructura y era tan capaz de defenderse con las armas que era indestructible, pero que su talón de Aquiles eran los errores de los seres humanos.
Eso desata un proceso que se inicia en las organizaciones del partido, de la juventud, que se llamó de profundización, donde empiezan a discutirse ideas y preguntándose qué estamos haciendo en nombre del socialismo en esta escuela, en este centro de trabajo, en esta universidad, en este colectivo, que creemos que está bien y está mal, y qué tenemos que cambiar y qué no tenemos que cambiar. En medio de toda esa discusión que está teniendo lugar dentro de las organizaciones del partido y de la juventud, Fidel se enferma. De nuevo es un momento sobrecogedor para la gente, sin embargo, al contrario a lo que se podía imaginar que se podía cerrar todo, la decisión es continuar.
De hecho, llega Raúl…
Llega Raúl y lo que hace es echarle más gasolina al proceso y convoca a que ese
debate que estaba teniendo lugar dentro del partido salga a todo el pueblo. Y se inicia a partir de julio de 2007 un proceso de discusiones colectivas que dura alrededor de un año en todo el país, donde se tocó todo. Lo único que estaba prohibido hacer era insultarse. Era el momento de plantearlo todo, desde lo macro hasta lo micro, desde el mundo en que me desenvuelvo hasta el mundo al que pertenezco.
Se habla mucho de la falta de democracia en Cuba, pero su gobierno presenta estas asambleas como modelo de democracia participativa. ¿Cómo funcionan esas asambleas?
Primero existe una decisión política de hacerlo, porque si no hay una decisión política de someter a discusión colectiva los problemas más importantes, no hay nada que se pueda resolver. Lo segundo, todo interesa, ningún planteamiento es inválido y nadie tiene derecho a coartar las ideas, las expresiones o los planteamientos de otra persona. Todo debe recogerse en un acta y nadie puede modificarlo; incluso si algún participante tiene sospechas de quien redacta el acta, puede revisarlo.
Con todo eso, te podrás imaginar el volumen de información. Eran millones de personas, casi nueve millones de cubanos, millones de planteamientos. Para procesarlo, bueno el país tiene un ejército de profesionales, de científicos sociales, de economistas, de filósofos, de historiadores, de politólogos, de sociólogos, de psicólogos. Ahí tienen trabajo. Era leerse las actas, extraer qué pertenecía a cada campo e ir ubicando la información. Sobre la marcha lo primero que se vio fue que muchas ideas, propuestas, críticas, observaciones, eran concomitantes. Uno de Santiago de Cuba pensaba, criticaba o proponía lo mismo que uno que vivía en La Habana. Se fue concentrando la información, se sistematizó. En ese primer momento se dijo que alrededor del 70 por ciento de todos los planteamientos eran problemas cotidianos que se empezaron a resolver.
Lo cierto es que la vida en Cuba a diario tiene sus incomodidades.
Como en todas partes. Pero eran cuestiones de derogar una disposición, cosas administrativas que se hacen, pero que si no hay un mecanismo adecuado de control, las burocracias las van creando para regular el día a día, y si eso no se va depurando…
Entonces, el otro 30 por ciento era lo otro, lo más grande, lo más profundo.
Sí, lo que quedaba era el elixir, las esencias. Qué tenía que hacerse con macroeconomía, con agricultura, con comercio, con justicia distributiva, con problemas de funcionamiento del sistema político, con el funcionamiento de las organizaciones sociales, con el tema de la cultura. Y ahí de nuevo se produjo otra síntesis. El resultado es que ese grupo de académicos preparan paquetes de definiciones de políticas, de propuestas, que son a su vez el reflejo de lo que la gente ha venido diciendo. El gobierno podía haber dado por suficiente ese ejercicio, pero se le explicó a la gente que con lo que se había discutido durante los últimos años, hemos elaborado una propuesta de 298 lineamientos de política económica y social. La idea es que esto sea discutido por el congreso del partido, pero antes se lo devolvemos a ustedes para que verifiquen si este compendio de decisiones políticas recoge todo lo que ustedes han pensado.
Entonces vino de nuevo otro proceso de discusión, millones de gentes, millones de planteamientos. Resultado: se modificaron esas 298 propuestas y se agregaron 15 más. Y eso es lo que llega al congreso del partido, que lo que hace es precisar algunos detalles y aprobarlo.
Estas discusiones habían mostrado que la gente no quería volver al pasado. Lo que quería es el país que tenemos, el sistema político y económico que tenemos, pero que funcione mejor, que esté a la altura de las expectativas de la población. A la gente le preocupaba, sobre todo después de ver todo lo que ocurrió en Europa, que muchas de las medidas que debían aplicarse, que había que crear espacio, pero que había que ponerle límites, de manera tal que no se excedieran aquellos límites que la sociedad cubana había construido para lograr los niveles de equidad, de justicia social y de solidaridad que la hacen característica.
Mucho se dice que el Partido Comunista de Cuba es como un gran hermano. En todo ese proceso de discusión, ¿cuál es el papel del partido?
Como un moderador.
En esas discusiones, ¿es lo mismo que alguien sea militante del partido o no lo sea?
El problema es que el militante del partido no actúa en un coto cerrado, no actúa como una secta, actúa en su comunidad, en todos los ámbitos de la sociedad. Entonces participa en una discusión, puede que en su colectivo laboral, pero después participa también en su comunidad o en las organizaciones a las que pertenece. Los economistas, los artistas… tienen sus gremios. El ambiente es ése y la gente no desearía que fuera de otra manera, en el sentido que aquellos sean supuestamente la élite y lo que ellos opinan no es accesible para éstos. La sociedad cubana no puede funcionar así, no resistiría un día viva si le impusieran funcionar de esa manera.
En la convención del partido que se celebró recientemente se limitó el número de mandatos al frente del gobierno. Eso es como un giro total, después de casi 50 años de un liderazgo claro y continuado.
Aunque la gente quiera mantener a alguien elegido, no se puede, la ley ya no lo permite. Y Fidel se mantuvo por tantos años porque lo elegimos, en elecciones continuas, era nuestro candidato. Ahora quien sea nada más puede ser dos períodos, y yo creo que eso es una señal de madurez. Los grandes procesos políticos requieren de una etapa previa de sostenibilidad en los liderazgos. Esa es la experiencia mundial. En todas partes del mundo, cuando se inicia un cambio iniciático hay un periodo de permanencia prolongado. Incluso hay países del mundo que tienen previsto que en situaciones extraordinarias se suspenden las elecciones y los presidentes se mantienen el tiempo que sea necesario.
Incluso en El Salvador, después de la guerra, hubo 20 años de gobierno de un mismo partido.
Sí, pero es una cosa distinta, no es comparable porque tiene que ver con un concepto de estructura política que no es el concepto cubano. Este es un sistema de partidos electorales y el sistema político cubano no es de partidos electorales. El único partido que existe tiene otra función que no es la de un partido electoral, por tanto no aplica el criterio de la alternancia en la noción de los partidos electorales. En todo caso la alternancia está en las figuras que se eligen para ocupar cargos públicos, que pueden o no ser militantes del partido.
¿Cómo se abre el partido a la participación política, de personas con otras ideas, otros planteamientos?
Hay personas que lo plantearon y la opinión se recogió, formó parte de las actas y se respetó. En esos millones de planteamientos se recogieron alrededor de un centenar que eran de personas que dijeron abiertamente que querían que se cambiara el sistema político y económico cubano y que se convirtiera en una democracia liberal pluripartidista con un régimen capitalista de mercado. Lo dijeron y no les ha pasado nada. Es su criterio. La inmensa mayoría piensa todo lo contrario y cree que eso no es una opción.
Tanto el VI Congreso del partido como esta última convención abren de alguna manera el escenario del socialismo cubano, se liberalizan algunas cuestiones, como la posibilidad de vender y comprar casas y otras medidas.
Nosotros hemos sido bastante liberales en muchas cosas. Aunque se decía que éramos un satélite del Kremlin, para el Kremlin éramos el alumno indisciplinado de la comunidad socialista. Desde la crisis de los misiles hasta otras discusiones. Nosotros nunca nos hemos quedado callados y hemos tenido, afortunadamente, ideas propias.
En este tema se trata de buscar un camino propio. El tema de la diversificación de formas de propiedad hoy adquiere un carácter, digamos, más protagónico, pero Cuba siempre tuvo diversidad de formas de propiedad. De las primeras cosas que hizo la revolución el 17 de mayo del año 59 fue quitarles las tierras a los terratenientes norteamericanos y repartirla, como propiedad privada, a los campesinos que las trabajaban. Se repartieron las grandes propiedades concentradas entre los que no tenían tierra y la trabajaban, se estaban creando pequeños propietarios. Lo mismo con la vivienda; en Cuba cuando triunfa la revolución, alrededor del 85 por ciento de la propiedad de la vivienda estaba en manos de empresas o de grandes dueños. La revolución hizo propietarios de la vivienda a miles de familias.
Es verdad que no era masivo, es verdad que a fines de los años 60 se inició un proceso por el cual se desmantelaron muchos negocios, pequeñas empresas, es verdad. Fue una etapa de idealismos, y la revolución lo reconoció tempranamente, desde fines de los años 70 y ya en los 80 empezaron a rectificarse esos errores de idealismo de finales de los 60 y principios de los 70.
Ha habido la voluntad de ir cambiando las cosas. Muchos países en el mundo pueden darse el lujo de hacer cosas como ésas en paz y tranquilidad. Cuba lo tiene que hacer en medio de una guerra.
Es interesante el proyecto del puerto El Mariel. De repente Cuba quiere tener un papel preponderante en el comercio en el Caribe.
¡Cuba siempre lo tuvo! ¡El bloqueo se lo quitó! Cuba era el principal puerto de la región hasta el año 59, pero por una decisión, que acaba de hacer 50 años. El 3 de febrero de 1962 Kennedy firmó una proclama decretando el bloqueo contra Cuba. Y eso se fortalece en el año 92 cuando se prohíbe que los barcos que ingresen a puertos cubanos accedan a puertos de Estados Unidos por seis meses. Qué naviera va a navegar en el área del Caribe que no pueda entrar a los puertos del sur de los Estados Unidos. No ha sido voluntad nuestra, es a lo que nos han empujado.
Pero el bloqueo sigue vigente. Parece como que Cuba está cambiando la estrategia, como que está buscando que a Estados Unidos le interese romper el bloqueo.
Hay una combinación de factores. Primero, el puerto de la Habana se quedó chiquito para las necesidades de desarrollo de Cuba. Cumplió su papel histórico durante casi cinco siglos, pero hoy ya no da más. Segundo, la explotación de la Bahía de La Habana como puerto, con las refinerías, las fábricas, todo lo que hay que crear alrededor del puerto, generó una contaminación altísima que afectó al medio ambiente. A principios de los años 80 la bahía de La Habana era una de las diez más contaminadas del mundo. Eso se fue cambiando, se desconcentró. Y estaba la vieja aspiración de sacar el puerto de ahí para uno con mejores condiciones.
El límite era que no teníamos el dinero, porque esta no es una obra que se hace con cuatro “kilos”, más hoy que debes proyectar en grande. Entonces, aparecieron los recursos, es una inversión de más de 1.000 millones de dólares, cuya primera fase debe estar terminada en el año 2014. Es el traslado de todo el puerto de La Habana para El Mariel. Se concertaron una serie de elementos.
¿Que lo estamos haciendo con inversión extranjera? No es nuevo. Los primeros procesos de inversión extranjera en Cuba comienzan precisamente con estos cambios de los años 80. La primera ley de inversión extranjera que se emite en Cuba fue en el año 87. O sea, todavía nadie en el mundo socialista hablaba de inversión extranjera y ya Cuba tenía una ley de inversión extrajera y ya teníamos inversiones extranjeras en el país, básicamente con capital español en el área de turismo. Hoy eso forma parte de la realidad económica cubana. Lo estamos haciendo hoy porque tenemos más condiciones para hacerlo, porque aparecieron los recursos.
Entonces lo que se busca es recuperar una posición como puerto importante del Caribe, pero insisto, el bloqueo sigue vigente.
Indudablemente, y tienes razón, hay razones prácticas, razones estratégicas. El bloqueo se va a caer; nosotros estamos convencidos que el bloqueo hoy se sostiene solamente por un capricho de la ultraderecha política estadounidense y de las mafias cubanoamericanas de la Florida. Es totalmente inoperativo, es un obstáculo, un baldón, una vergüenza para la política exterior estadounidense.
Cuando el bloqueo se caiga tú no puedes recibir comercio con un puerto que no reúne las características. Hoy los buques son muy grandes. Tienes que prepararte para el futuro, tienes que proyectar para 50 años vista.
Y hablando del futuro, con ese puerto y con otras medidas se liberalizará en alguna medida la economía. Entonces, en el proceso que usted describe, se viene a romper la ortodoxia socialista, pero ¿cómo se va a hacer, cuál será el papel del Estado? Porque viene a la cabeza el ejemplo de China, que mantiene la ortodoxia política pero liberaliza la economía, creando muchas desigualdades. ¿Se mantendrán los criterios de reparto de riqueza?
Eso está definido en los propios lineamientos, como lo decidió la población. Está prohibido acumular riqueza más allá de los límites que la sociedad pueda tolerar y esos límites deben quedar recogidos en la ley. Nuestros legisladores lo tienen fácil, no tienen que inventar, tienen las definiciones políticas a partir de las cuales tienen que hacer ley.
Los chinos tomaron sus decisiones y siguieron su camino. Es un país totalmente diferente a Cuba. En el año 59 el 75 por ciento de la población cubana vivía en el campo y el 25 en la ciudad. Eso ya en los años 80 se había invertido y más del 70 por ciento vivía en la ciudad y el 30 por ciento vivía en el campo. China era y todavía es un país rural. Eso te da una estructura económica totalmente distinta. En términos porcentuales de industrialización era diferente al de China. Ellos empiezan un una expansión económica pero no tuvieron en cuenta algunas cosas, quizá porque no hicieron las cosas a partir de este tipo de consulta. A nosotros los cubanos nos gusta que las cosas vayan de abajo hacia arriba y no al revés y pensamos que es la mejor forma de lograr las cosas en una sociedad.
Hay otra cuestión que seguramente está en esos documentos que ha producido esa consulta popular, que es la restricción para salir del país. Imagino que la mayoría de la gente habrá dicho que hay que abrir esas restricciones.
Está en esos documentos. Es un sentimiento colectivo compartido por la dirección del país y por la población. Pero no te puedes olvidar que Cuba es un país en guerra, que existen instrumentos migratorios para agredir a Cuba. Esto no existe contra ningún país del mundo, cuando uno lo explica no se entiende, pero ningún país del mundo enfrenta leyes migratorias de otro país para ser agredido.
Hay una ley de Estados Unidos que estimula que la gente emigre de forma ilegal, desordenada y salvaje desde Cuba. Esa ley de los Estados Unidos, la Ley de Ajuste Cubano del año 66, estimula eso. Los cubanos somos los únicos seres humanos en este planeta que podemos llegar a cualquier embajada de Estados Unidos en cualquier país del mundo y decir yo pido asilo político, yo soy un perseguido del régimen, a mí me metieron preso, me torturaron. ¿Está dispuesto a declararlo ante las cámaras de televisión? Ya está, con la misma le dan un permiso de entrada a los Estados Unidos y cuando llegan a territorio de Estados Unidos los cubanos son los únicos inmigrantes del mundo que tienen derecho a optar por un Medicare, por ayuda del gobierno. A ver si se lo hacen a los salvadoreños, a los Mexicanos. ¿Cuánto no devuelven todas las semanas? Los cubanos somos los únicos que emigramos en este mundo, además emigramos por televisión, como los artistas.
Además de eso, hay regulaciones específicas para estimular… mira, el robo de cerebros existe en todas partes del mundo, pero se ponen una hojita de parra y se cubren los pudores. Con los cubanos no hay pudores. El científico, el médico, el profesional cubano que quiera emigrar a Estados Unidos tiene garantizado hasta empleo en centros de investigación, en hospitales, instituciones científicas al momento. ¿Cuántos médicos salvadoreños pueden hacer eso? La sociedad crea mecanismos de defensa.
Los cubanos viajan bastante al exterior, más de lo que la gente supone. Viajan más de lo que viajan los nacionales de otros países donde se puede viajar sin ninguna regulación. Existen esos límites, que se ha hecho todo un mito peyorativo, son regulaciones para administrar un poco el movimiento de la gente. Existe la voluntad declarada por el gobierno cubano de eliminar esas regulaciones, pero para eso hay que crear una serie de mecanismos, porque tiene implicaciones de múltiple carácter.
Lo que va a pasar después de esto es que los cubanos se van a dar cuenta que cuando lleguen a las embajadas a declararse perseguidos no los reciben.
¿Por qué?
Porque pueden salir libremente y pueden elegir libremente. Supuestamente antes no podían.
También imagino que el gobierno lo que hace es salvaguardar una inversión que hace en la preparación de la gente.
No solo no me dejas comerciar, no me dejas comprar, no me dejas buscar financiamiento, no me dejas acceso a las medicinas, y además quieres quitarme el médico que yo formé, ¿qué me queda? Cuando te encuentras con eso, las opciones no son muchas.
Hay otra cosa. Los estadounidenses no pueden viajar a Cuba. Les multan con hasta 250.000 dólares y si no pagan la multa, hasta diez años de cárcel. Y lo hacen porque no quieren que vean otra realidad, para que no vean que la película no es la que les han vendido.
Bueno, ahí entra también todo el teatro mediático que se forma con todo lo que tiene que ver con Cuba. Por ejemplo, el tema de Orlando Zapata, ¿cómo ve la campaña mediática que se hizo sobre ese caso?
Ahora es la moda. Cuando no los tienen, tienen que fabricarlos. Como no hay mártires, tienen que fabricarlos. Entonces agarran a un delincuente, una persona que además mentalmente estaba desestabilizada, y lo persuaden de que haciendo declaraciones políticas él va a obtener su libertad, y le dan dinero a su familia para que le compre cosas y le lleve cosas. Así fabricas un disidente en cualquier país.
¿Y el caso de Yoani Sánchez, una persona con tanta repercusión fuera de Cuba? Con todo lo que dice del gobierno cubano, y siguiendo la lógica que configura el caso anterior, ¿por qué no está presa?
Si un ciudadano español dijera del jefe de Estado español la mitad de las cosas que dice Yoani Sánchez del gobierno cubano y del jefe de Estado cubano estaría pudriéndose en alguna celda. Y aquí en América Latina, por el estilo. Pero Reporteros Sin Fronteras acaba de publicar un informe y la noticia del informe es que el último país en libertad de expresión y de prensa es Cuba. Sin embargo, matan a los periodistas como gorriones en Colombia, en Honduras, en México, cierran publicaciones, la gente tiene que exiliarse por miedo. Pero en esos países la libertad de prensa y de expresión está bien.
Para ir finalizando, quisiera que usted me dijera, desde el punto de vista de Cuba, qué piensa del proceso que está viviendo la izquierda en Latinoamérica, los procesos paralelos que se viven en distintos países, desde Venezuela, Bolivia, Ecuador hasta Brasil, Uruguay, Paraguay o Argentina.
Puedo decir que América Latina está viviendo uno de los grandes momentos de su historia. Comienza a adquirir conciencia de sí misma, a valorase a sí misma. Y cada día prevalece con más fuerza la idea de que frente a los desafíos del mundo en que vivimos, los desafíos de grandes poderes imperiales como Estados Unidos o la Unión Europea, para los países pobres y pequeños la única manera de sobrevivir es uniéndose. Con la ventaja de que América Latina está mucho más unida por naturaleza, historia, cultura, que cualquier otra zona del planeta. No hay en este plantea un conglomerado de naciones que tenga tanto en común. Y eso está potenciado por el hecho de haber constituido en su conjunto las partes de un gran imperio colonial hace varios siglos, que contribuyó a darle ese sentido de unidad, a construir una identidad común.
Lo que ha ocurrido durante 200 años, después del inicio de las luchas de independencia y la declaración de la independencias, la apuesta fue mantener divididas a esas naciones porque desde muy temprano los grandes poderes del siglo XIX y el siglo XX se percataron de la amenaza que significaba para sus sistemas de desarrollo como imperios la eventualidad de tener que enfrentar a un conjunto de naciones que podían ser, por sus riquezas naturales y por otros factores, un gran actor mundial.
Ni a los del norte ni a los del otro lado del océano les interesa una América Latina unida. Les interesa una América Latina proveedora de materias primas, no un polo de desarrollo mundial.
Se podría decir que poco a poco se va dando ese proceso de unión, al menos en algunos aspectos más que hace años. Pero las experiencias políticas que se dan esos países, ¿qué le sugieren?
Se están dando una serie de experiencias políticas. Yo creo que una cosa es consustancial a la otra. El proceso de unidad por un lado y el proceso de construcción de una nueva identidad al interior de las naciones, donde los egoísmos están comenzando a ser sustituidos. Es decir, ya las oligarquías que se hicieron con el poder tras la primera independencia demostraron que el régimen que instauraron en nuestros países era inviable. No produjo desarrollo ni bienestar.
Que se estén produciendo procesos desde la izquierda es importantísimo. Y lo más interesante es que cada uno está ocurriendo desde la perspectiva nacional. Lo que está ocurriendo en Venezuela no se parece a lo que está ocurriendo en Bolivia, en Ecuador, en Argentina, en Uruguay, en Paraguay o en Brasil. Eso es lo fascinante, que cada uno lo está haciendo con su propia música y su propia sazón.
Y en ese escenario, en El Salvador llega la izquierda al poder, aunque el FMLN no tenga todo, sino parte del poder. ¿Ve al FMLN integrado en todo ese proceso?
Pregúntale al FMLN. Cada quien habla con cabeza propia. Pero me consta que el pueblo salvadoreño está muy cerca de todos los procesos que están ocurriendo en América Latina.
Cada país tiene sus propios desarrollos y cada país funciona de acuerdo a sus propios motores. Yo creo que no hay que empujar los procesos artificialmente, cada pueblo madura y las condiciones maduran en su momento. Hay acontecimientos que aceleran esa maduración, sí, es posible.
También hay otros que los detienen, como el golpe de Estado de Honduras.
Y también hay otros que lo detienen. Pero también cuando ocurren esos procesos, que son negativos desde todo punto de vista, hay que preguntarse qué condiciones hay en los países. Porque a veces nos ilusionamos mucho porque vemos los anuncios lumínicos y no vemos detrás de esas vallas. Hay que aprender a ver detrás de esas primeras imágenes que nos encandilan para entender la lógica de los procesos políticos, económicos y sociales de los países.
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