2013, Un año para las soluciones
Nada es lo que parece en los últimos años en política internacional.
Las viejas certidumbres han dado paso a una fragilidad que permite
vislumbrar futuros sobresaltos. Donde menos se esperan.
Contra
lo que puede aparentar el farragoso juego de la diplomacia, el subsuelo
de lo que se conoce como la arena internacional se está moviendo de
forma decisiva en los últimos años. Este movimiento telúrico de fondo
se traga de repente a protagonistas de la historia que parecían eternos
(fue el caso del egipcio Mubarak y del libio Gadafi y todo apunta a que
será el destino del sirio Al-Assad) provocando graves desequilibrios
regionales y nuevas alianzas que tardarán años en solidificar.
Pero,
por lo general, se trata de un movimiento lento pero ininterrumpido que
está suponiendo un rediseño del mapa geoestratégico mundial como no se
ha conocido en los últimos cien años-
La crisis global ha
provocado un corrimiento hacia el sur del Norte rico, dibujando una
Europa en la que el eje mediterráneo parece condenado a asemejarse cada
vez más a los países del este, que 25 años después de la caída de la
URSS, siguen condenados en el vagón de cola.
EEUU sigue buscando
un nuevo paradigma que le permita mantener su primacía mundial y,
olvidada la Guerra Fría y tras salir trasquilado de su último decenio
de guerra al islam, vuelve su mirada hacia el que fue siempre su
objetivo geoestratégico, el Pacífico.
Cuenta, para ello, con la
competencia creciente de una China que ya ha dejado de ser una potencia
emergente y se ha convertido en la segunda economía mundial y en la
principal fábrica del Planeta.
EL EJE DEL PACÍFICO
El mundo es cosa de dos
Las
complejas relaciones entre EEUU y China marcarán, sin duda, el devenir
del nuevo año y de los siguientes. Y conviene remarcar esa complejidad,
toda vez que, más allá de la escenificación periódica de conflictos -en
torno al tipo de cambio del reminbi o a aspectos comerciales- ambas
potencias se necesitan mutuamente. A Pekín no le interesa un
debilitamiento de EEUU más allá de un límite y Washington tiene en
China a uno de los principales compradores de su inmenso déficit.
Otro
tanto ocurre con la cuestión militar. EEUU denuncia una y otra vez el
incremento ciertamente exponencial en gastos de defensa de los
dirigentes chinos, pero estos recuerdan que siguen derivando menos
proporción del PIB del país a este capítulo que lo que gasta EEUU. Y,
en cifras absolutas, el Pentágono se lleva medio billón largo de
dólares al año, mientras el Ejército Popular chino, el más numeroso del
mundo, no supera los 80.000 millones.
En este juego de
acusaciones demagógicas, no hay duda de que EEUU aprovechará la
inquietud que genera el repunte de las reivindicaciones territoriales
de China en muchos de sus vecinos -y algunos aliados estratégicos de
EEUU- como Japón, Corea del Sur, Vietnam y Filipinas para tratar de
consolidar su dominio del Pacífico.
Pekín intentará hacer valer
el diálogo bilateral para solucionar esas disputas, mientras EEUU
apelará a soluciones regionales en las que el peso chino se diluya y su
propia posición marque la pauta a seguir.
AMÉRICA LATINA
Escalada de tensiones
La
disputa por la hegemonía regional entre tres grandes potencias, Estados
Unidos, China y Brasil, dibuja en el horizonte una escalada de
conflictos. Para 2013 podemos esperar mayor activismo de las
principales fuerzas desestabilizadoras, las derechas aliadas de
Washington, por lo menos en Venezuela y Argentina, que se han
convertido en los escenarios de las mayores confrontaciones.
La
posible desaparición de Hugo Chávez pondrá a prueba la solidez del
proceso bolivariano. Aunque Brasil y China han establecido sólidas
alianzas estratégicas con Venezuela, la derecha y Estados Unidos
mantienen su capacidad desestabilizadora. En Argentina el gobierno de
Cristina Fernández deberá mostrar que puede manejar la situación
económica y financiera para frenar la escalada social y política de las
clases medias y altas contra su gobierno.
En el resto de la
región sudamericana predomina la estabilidad aunque falta acomodar la
situación paraguaya postgolpe constitucional contra Fernando Lugo. A
través de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Brasil viene
mostrando su capacidad estabilizadora en la región, que está optando
por resolver sus asuntos sin la injerencia estadounidense. El Mercosur,
ampliado con Venezuela, seguirá creciendo con la incorporación de
Bolivia y Ecuador.
Más al norte, en el Caribe, Centroamérica y
México, la relación de fuerzas es completamente diferente. La mano
militar del Pentágono y del Comando Sur siguen marcando el ritmo con
escasas interferencias. El núcleo de la conflictividad interestatal y
social seguirá focalizada en Sudamérica, y muy en particular en la
región andina del Perú, donde colisionan las hegemonías decadentes y
las emergentes.
EL MUNDO ÁRABE
Avance a trompicones
Dos
años después, podemos enumerar algunas de las consecuencias negativas
de la «primavera árabe»: la confrontación militar (Siria) o la
confrontación política (Túnez, Egipto, Libia, Yemen) han dado una nueva
oportunidad a los grupos asociados a la franquicia Al-Qaeda, han
aumentado la influencia de las potencias reaccionarias del Golfo
(Arabia Saudí y Qatar) y desplazado la batalla por la democratización
hacia una «guerra fría» entre sunnismo y chíismo, han llevado al
gobierno (Túnez y Egipto) a partidos islamistas complacientes con el
capitalismo, han fragilizado todas las fronteras nacionales y han
producido una fractura en la izquierda árabe e internacional. ¿El
balance es, por tanto, desastroso?
Todos esos efectos solo
podían ser evitados manteniendo dictaduras feroces cuyo cuestionamiento
ha abierto, en cambio, un abanico de potenciales transformaciones.
Desde
el punto de vista geoestratégico, podemos señalar algunas: Israel se
encuentra más aislada y desprestigiada que nunca mientras que Palestina
refuerza su papel simbólico como capital y garantía del
anti-imperialismo regional, EEUU recula en la zona frente a una nueva
promiscuidad de alianzas cruzadas entre viejas potencias y potencias
emergentes y se pone punto final, con veinte años de retraso, a la
Guerra Fría y al siglo XX.
Pero desde el punto de vista
político, un proceso que sólo puede ser largo apunta ya cambios
impensables hace tres años: pueblos que se movilizan y organizan y que
amenazan por primera vez el corazón de la bestia (los países del Golfo
y Jordania), mujeres y minorías lingüísticas y nacionales que luchan
por sus derechos, una izquierda que se sacude esquemas atávicos y
reencuentra la calle, la emergencia al primer plano de una juventud
reprimida y humillada, la refundación de una cultura que se inclinaba,
fascinada o aterrorizada, ante el poder personal y que, a través del
mito Bouazizi, se alinea con los perdedores y rechaza los despotismos.
El
balance será aún provisional durante décadas. Pero habría que estar
loco -o ser imperialista- para preferir que no hubiera ocurrido.
ASIA Y EURASIA
Afganistán e Irán
2013
estará marcado por los acelerados planes de retirada occidental de
Afganistán, lo que sin duda generará un cataclismo en una región, Asia
Central, que se mantiene en una posición de equilibrio sobre alfileres.
Rusia
ya está calibrando el futuro de una zona en la que todo hace presagiar
un regreso con fuerza del poder talibán y, en el peor de los
escenarios, una guerra civil que podría reanimar a los latentes
movimientos islamistas, particularmente fuertes en el estratégico valle
de Fergana y que disputan el status quo que Rusia logró mantener en
repúblicas como Uzbekistán y Tayikistán manteniendo a dictadores en el
poder.
En fin, habrá que estar asimismo muy
atentos al año crucial que vivirá Irán, con unas elecciones en las que
se anuncia el regreso de las viejas facciones del stablishment
revolucionario -tras un acuerdo entre el ayatollah Jomenei y Akbar
Hashemi Rafsanjani - por la retirada del presidente Mahmud Ahmedinejad-
y no se descarta que Occidente vuelva a intentar socavar al poder de
Teherán con un nuevo ensayo de revolución de colores como el que
fracasó en las presidenciales de 2009. Todo ello como alternativa a una
guerra contra Irán por razón de su programa nuclear que solo aparece en
la agenda de Israel. El problema es Tel Aviv y su creciente
unilateralismo.
UNIÓN EUROPEA
«Hallo 2013»
En
el ámbito europeo y de la Unión Europea, será un año marcado por las
elecciones alemanas de otoño. Y no porque la reelección de Merkel o el
regreso del SPD al poder vaya a cambiar mucho la relación de este país
con la UE, sino porque buena parte del desarrollo y ritmo del
titubeante proceso integrador comunitario pasa a «modo invierno» cada
vez que un «grande» vota.
2013, el
año que verá el ingreso de Croacia, comienza con un cambio en la
presidencia semestral de (algunos de) los consejos de ministros de la
Unión. Irlanda releva a Chipre. Pero, sobre todo, arranca con la
negociación pendiente del marco presupuestario plurianual (2014-2020),
donde la Unión aparece más rota que dividida en dos bandos: los
contribuyentes netos que quieren reducir el presupuesto y los
necesitados, convertidos en europeístas convencidos en su reclamación
de más caja común. La negociación marcará el devenir de la UE a partir
de 2014 y condicionará otros aspectos de la discusión aparcada en
diciembre sobre el desarrollo de la Unión Económica y Monetaria.
Dos
temas deberían ser prioritarios: cómo reactivar la economía y cómo
revertir el brutal deterioro del tan célebre como casi inexistente
modelo de bienestar social europeo (hay más de uno, obviamente).
En
el ámbito más social, quizás lo más llamativo será observar la
evolución de la iniciativa de la Comisión Europea para luchar contra el
tabaco. El reconocimiento de títulos para trabajar en otro estado
miembro será también un punto relevante de la agenda europea en 2013.
ÁFRICA
¿El retorno de Al Qaeda?
La
descolonización africana con regla y cartabón y el olvido al que el
mundo ha sometido al Continente Negro lo convierte en un escenario
inmejorable para la inestabilidad y su corolario, su emergencia como
refugio de movimientos que han perdido sus santuarios originales, tanto
por sus propios errores como por presiones externas.
Es
el caso de la franquicia de Al-Qaeda y de grupos situados en la órbita
del yihadismo trasnacional. Mali y la vasta región de Azawad
(equiparable al territorio del Estado francés) será sin duda noticia en
2013. Reivindicado como su territorio por los tuaregs, la inestabilidad
tras el golpe de Estado en Mali fue aprovechada para ocupar-liberar el
territorio, en el que Al Qaeda del Magreb y otros grupos han logrado
una posición de ventaja. No acaba ahí la lista de países con graves
problemas armados ligados con una interpretación rigorista de la yihad.
Es el caso del norte de Nigeria, con el movimiento Boko Haram (los
talibanes nigerianos) y puede ser el de Níger, un vasto territorio que
comparte frontera -es un decir- con la inestable Libia.
Todo
ello en un continente en el que la pobreza extrema y la inestabilidad
coinciden con un proceso creciente de urbanización (con megaurbes como
Lagos y Kinshasa) que es una bomba de relojería en unas sociedades sin
la más mínima articulación social y económica. Ojalá exageremos.
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