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viernes, 1 de diciembre de 2017

Fraude electoral de computadoras y fusiles



Honduras



Milson Salgado
Rebelión

La izquierda de Honduras es inocente. Siente una admiración por Hugo Chávez por ser el heredero genuino de Simón Bolívar el Libertador, pero admira a los Yankees sobrinos del tío Samuel (U.S), aquel hombre mayor de semblante amargo, cano y vestido con la bandera de los Estados Unidos que suministró carne a los soldados estadounidenses en la guerra anglo-americana en 1812 en el norte del estado de New York: “En los Estados Unidos si hay Justicia”-repetimos con frases manidas. “Los Estados Unidos ya se van a llevar a otro extraditado para que aprendan” “Sí lo hubiera hecho en Estados Unidos, a ver”. Por mucho que los “americanos” hablen de antiamericanismo en el continente americano, en Honduras incluyendo a la izquierda ingenua gozan de mucha admiración.

Sin embargo, los ciudadanos hondureños ya se están dando cuenta que una hoja de un árbol no cae sin ser captada por los radares y los satélites ubicuos que éstos mantienen parapetados en los cielos de las repúblicas satélites, por no mencionar las Bananas Repúblics que bautizó su conciudadano O. Henry. En el golpe de Estado perpetrado en el año 2009 había una cierta sospecha en torno al papel que jugaron los Estados Unidos en la salida ilegal del Presidente Manuel Zelaya, y se levantó un manto de escepticismo sobre todo cuando el avión que partió con rumbo a Costa Rica transitó la ruta de Palmerola, base estadounidense en Honduras, llevando entre sus maletas a un presidente que había perdido el derecho a usar frac y su sombrero texano, porque según sus lógicas debería dormir en piyama el sueño de los justos. Pero las suspicacias saltan como evidencias a la vista, cuando los empleados de la OEA, ala de los intereses estadounidenses en el continente en complicidad con el Tribunal Supremo electoral, han sido fiadores de las mañas del escrutinio, y están a las puertas de quitarle la victoria justa a un pueblo que creyó en la democracia representativa como una última esperanza, después de tantos períodos de indiferencia y abstención, y hoy son defraudados con los números y los porcentajes que en Honduras poseen una naturaleza discrecional al margen de las matemáticas y de las estadísticas exactas, en donde tendencias de más de 60% a favor de la Alianza son reformadas por operaciones que dejarían atónito al mismo Euclides y Pitágoras. ¿En qué ha quedado la OEA defendiendo una tiranía? ¡Pobre papel mojado de la Carta Democrática! ¡Vaya papelón de un sistema interamericano que ya colapsó institucionalmente! ¿En qué operaciones burdas agota su prestigio un imperio que ya no tiene habilidades para persuadir sino para imponer a la fuerza?

La victoria ficticia de Juan Orlando Hernández que ya se ve venir, y sí se consuma sólo daría un margen de respiración artificial a la democracia por un período de 4 años más, y sí es necesario seguirán alargando la agonía cuando sea preciso, pero están retando a la fuerza de la dialéctica histórica que transforma conciencias, y hace que cuando la represión se radicalice, las formas de lucha desemboquen en las revoluciones populares. Si fuesen sensatos y se respetara la victoria contundente de Salvador Nasralla se le daría respiro a la confianza de un sistema caído en la ilegitimidad que suele auto reciclarse, pero adoptar la solución facilona de la imposición, responde a la naturaleza inmediatista de sus decisiones casi semejante al papel que juegan las comidas rápidas que quitan aceleradamente el hambre, y en la misma proporción aceleran las enfermedades coronaria, las diabetes, y los canceres. Esto desde luego, traería un éxodo masivo de compatriotas yendo al lugar donde han ido a parar las rentas de las miles de maquilas que han explotado la fuerza de trabajo en Honduras y los miles de millones de intereses que se pagan en intereses de la deuda externa.

Juan Orlando Hernández es el arquetipo de presidentes que provoca las revoluciones sociales. Si se aprecia su trayectoria política sigue la misma senda de Anastacio Somoza Debayle, y en tan solo 8 años ejerciendo el poder real ha puesto de rodillas el sistema democrático de pesos y contrapesos y domina como un pequeño reyezuelo de este paisito a vista y paciencia de su mentor los Estados Unidos, quien subestimando al pueblo hondureño está creando un polvorín del que después se arrepentirá, porque jamás se ha visto tanta espontaneidad popular en Honduras.

Si en una dictadura se quiere demostrar que 2 más 3 son mil, o 1 más 3 son un millón es fácil, solamente se requiere tener fusiles para imponer esta verdad, contar con los sumos sacerdotes del Tribunal Supremo Electoral que en el sistema institucional de órganos públicos están revestidos de verdades infalibles, sacadas de la magia inaudita de los merlines de los Software cuyos números crecen como montañas agigantadas cuando se precisa, y de los porcentajes que se apocan como pigmeos cuando es imperante revertir tendencias imposibles de alcanzar, aunque estas nuevas verdades fraguadas en países tercermundistas de economías de números rojos riñan con las matemáticas y las estadísticas universales.

Estos genios de los dígitos que cambian con unos toques de teclas el acto subjetivo de un voluntad humana exteriorizada en el voto, debiéramos reclutarlos para que en nombre de la patria hondureña apoquen esa deuda externa que el presidente que hoy protegen, ha elevado a 15 mil millones de dólares, créame que los sabios observadores de la OEA, esbirros de buena fe serían sus avales para sacarle de las manos, esa usura internacional a los organismos financieros del imperio que gozan de las rentas de sus préstamos millonarios, en la lógica de que el dinero produce más dinero, a costa de la muerte prematura de los inocentes y de la muerte de miles de compatriotas por enfermedades predecibles

El pueblo ha salido a la calles espontáneamente y esta marea no se va a detener porque el pueblo bizarro ha entendido que de las decisiones políticas depende su destino. La ceguera de la derecha no ha medido las consecuencias, y duele que se derrame sangre de nuestros hermanos cuando todos los que vivimos en este país llamado Honduras, queremos paz para nuestros padres, abuelos, nuestros hijos y para nuestros amigos.

El pueblo ha elegido su camino, no lo reten, no le den la espalda, no le quiten al unicornio su cornucopia de prosperidad democrática porque la mentira tiene pies de barro. y la verdad el tamaño exacto de las luchas y de la vida de quienes generosamente como en todas las luchas históricas se inmolan por la patria. 

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