Perú
“…No sabemos quién (mal) aconseja al presidente; el o la que sea debe jubilarse ya. Respecto a su relación con Odebrecht, el mandatario aparece como faltando a la verdad. Los pocos leales escuderos políticos que le quedan hacen malabares y acrobacias para diferenciar H2Olmos de Odebrecht. La cuestionada firma brasileña tiene en el Perú 43 empresas, investigadas solo dos…”, redactó la periodista Mariela Balbi (“Quo Vadis PPK”, diario Perú 21, 13/12/17).
Y tiene razón para alarmarse la columnista del diario de los Miroquesada, pues, PPK, ha demostrado todo este tiempo en el gobierno, no solo ser un pésimo político sino que está “disparándose a los pies”.
Y en efecto, las contradictorias declaraciones de PPK sobre sus negocios con la empresa Odebrecht, lo que están generando es más volatilidad política. Con este gobierno de derechas se cae, como un castillo de naipes, la aurora que tenían los tecnócratas neoliberales que hasta antes del 2016 se jactaban de ser los líderes del progreso en el país. Y esto lo decimos no solamente por el caso Lavajato sino porque la economía no podido despegar de su 2% sino que los pronósticos de crecimiento en medio de tanto laberinto y escándalo, con tres directivos de constructoras vip encarcelados, son pesimistas en el peor de los casos.
Recién se acaba de descubrir que PPK si hizo consultorías a Odebrecht a través de la empresa First Capital. “… Westfield Capital brindó siete consultorías a Odebrecht, entre noviembre del 2004 y diciembre del 2007. Dos de ellas están relacionadas a la carretera Interoceánica norte. Por estas, el actual mandatario recibió US$717.570…”, (Perú 21, 13/12/17). Mientras que su socio en la misma empresa, Gerardo Sepúlveda, realizó otras consultorías entre el 2005 y 2013 por un monto de US$ 4’043.941.
Esta cuestión la está utilizando bien a su antojo el fujimorismo para contraatacar después del bulling que le hizo l fiscalía por allanar algunos de sus locales partidarios buscando libros de doble contabilidad que detallen las donaciones de Odebrecht.
Para colmo de males de PPK, según la última encuesta de Datum, el 54% de encuestados considera que el jefe de Estado debe acudir a la citación de la Comisión Lavajato (que la lideresa de Nuevo Perú tildo de comisión lavaKeiko y lavaAlan).
En este marco se realizó la llegada del ex presidente Alan García a la Comisión Lavajato, quien orondo se despacho a su diestra y siniestra, siempre con sus escuderos congresistas como Mauricio Mulder y Velásquez Quesquén, para luego, indirectamente, emplazar a PPK a no esconderse del Congreso.
Hasta ahora PPK ha tratado de evitar ir al Congreso para dar sus declaraciones tal vez porque sabe que tiene rabo de paja y que puede meter la pata. PPK ha intentado que otras noticias y que la propia dinámica de la prensa sensacionalista lleve al olvido su vínculo con Odebrecht, pero lo que está generando es todo lo contrario: Perdida de liderazgo y respaldo popular.
Por otro lado, si PPK, fuera al Congreso, sometería a la investidura presidencial al poder congresal y a la vez puede cometer errores en sus declaraciones que el fujimorismo va interpretar a su antojo. O como también a pasado antes, “el pez puede morir por la boca”.
Esta es la encrucijada de PPK.
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