Rafael Croda
BOGOTÁ (apro).- A pesar de que la ultraderecha latinoamericana sabe que no le es rentable políticamente expresar abiertamente sus simpatías por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, por la agenda anti-latina, racista y xenófoba que este impulsó durante su campaña, muchos líderes de ese sector creen que, a partir del 20 de enero, contarán con aliado de sus causas en la Casa Blanca y están dispuestos a aprovechar el momento.
Personajes como el expresidente colombiano
Álvaro Uribe, quien construyó a pulso una reputación de “duro” frente a
la guerrilla de las FARC y considera que los acuerdos de paz con ese
grupo insurgente son un proyecto del “castrochavismo” para instalarse en
su país, ven a Trump como una oportunidad para recuperar el terreno que
su ideario conservador y militarista perdió en la región durante los
ocho años de Barack Obama –un liberal pragmático que pertenece a una
minoría racial– en la presidencia de Estados Unidos.
Horas después
de las elecciones del martes 8 en Estados Unidos, Uribe envió a Trump
un tuit que exhibe un oportunismo un servilismo político tan extremos,
que avergonzó incluso a varios seguidores del exmandatario.
“Felicitaciones Presidente Trump; el narcoterrorismo de Colombia y la
tiranía de Venezuela son los grandes enemigos de nuestra democracia”,
escribió Uribe en su cuenta de Twitter.
El exmandatario y actual
senador dijo además a periodistas que entre las prioridades de América
Latina sobresalen dos: la “dañina dictadura de Venezuela” y “la
necesidad de superar el narcoterrorismo en Colombia”.
Es decir,
en el diagnóstico de este connotado integrante de la derecha
latinoamericana, la superación de la pobreza, el desempleo, la crisis
económica, la violencia, la criminalidad, la corrupción y las
violaciones a los derechos humanos está por debajo del objetivo de
deshacerse de la “dictadura” de Venezuela y del “narcoterrorismo” en
Colombia.
Para Uribe, desde luego, “narcoterrorismo” es sinónimo
de FARC, una guerrilla que ya lleva un año y cuatro meses en cese del
fuego.
Y Uribe no es una voz solitaria en la región. Forma parte
de un grupo de exmandatarios conservadores iberoamericanos –como Jorge
Quiroga, de Bolivia, y el español José María Aznar– que han hecho
oposición desde hace años al régimen chavista que gobierna Venezuela y
que han criticado el proceso de normalización diplomática y comercial de
Estados Unidos con Cuba.
De hecho, según el diario español La
Vanguardia, el triunfo de Trump fortalece a Aznar porque “regresa ahora”
como el principal enlace en España con el Partido Republicano.
Aznar ya felicitó a Trump y expresó su deseo de que el periodo que se iniciará con el gobierno del republicano “sea
una etapa de esperanza” para “la democracia, la libertad y la prosperidad”.
Valores compartidos
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