Las protestas campesinas que comenzaron hace un mes en la región colombiana del Catatumbo han propiciado una oleada de manifestaciones de diversos grupos sociales que salieron a las calles de todo el país para hacer sus reivindicaciones.
Después de los bloqueos de vías de los campesinos del Catatumbo, que permanecen a la espera de soluciones tras dialogar con el Gobierno colombiano, han proliferado las protestas de indígenas, vecinos de regiones remotas y desatendidas y productores agropecuarios.
Para el analista político Alfredo Rangel, este contagio responde a “un estilo deficiente de manejo de movimientos sociales por parte del Gobierno, unido al enrarecimiento social y económico que hace que las protestas se propaguen”. “En Colombia hay protestas sociales en general debido a un descuido del Gobierno en su política social y económica y falta de comunicación e interlocución con las regiones”, añadió Rangel.
El defensor del Pueblo colombiano, Jorge Otálora, alertó que el ambiente de movilización “se está generalizando a nivel nacional”, por lo que llamó “al Gobierno nacional y a los dirigentes de cada uno de los paros a que se sienten en una mesa de concertación”.
El director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, observó que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos tiene al frente “un test para probar su habilidad en la resolución de movilizaciones”.
Según Vargas, este Gobierno no se destaca por su capacidad de anticiparse y además es “muy bogotano y poco dado a la relación con las regiones”, lo que complica su capacidad para dar respuesta al descontento social.
Convulsión en Catatumbo
La protesta más mediática es la de los campesinos del Catatumbo, convulsa y cocalera región en la frontera con Venezuela, que arrancó hace cuatro semanas en rechazo a una campaña de erradicación del cultivo de hoja de coca y por demandas sociales, que dejó cuatro jornaleros muertos y decenas de heridos.La región del Catatumbo, en el departamento del Norte de Santander, ha sido a lo largo de los últimos 40 años una de las zonas de Colombia que con mayor crudeza ha sufrido el paramilitarismo.
A partir de 1999 llegaron los grupos paramilitares a la zona, cometiendo masacres sucesivas, entre las que destaca la de La Gabarra, pequeña población en la que fueron asesinadas 30 personas el 21 de agosto de 1999.
Catatumbo es una de las regiones con mayor índice de pobreza en Colombia, hay una insatisfacción social recurrente.
Tras varios intentos de diálogo fallidos, el Presidente Santos envió ayer dos delegaciones al Catatumbo, una de ellas a la ciudad de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, formada por varios ministros, y otra de viceministros a la localidad petrolera de Tibú.
Los campesinos del vecino departamento de Arauca iniciaron el lunes marchas de apoyo en las ciudades de Saravena y Arauca, así como en los municipios de Fortul, Tame y Arauquita, en respaldo a sus compañeros del Catatumbo.
Los habitantes de Guapi protestan desde el 2 de julio por el mal estado de las vías, de las pésimas condiciones sanitarias, por lo que han bloqueado la vía principal y la carretera que une el hospital con el aeropuerto.
Las comunidades de Curumaní, Chiriguaná y San Roque, en Cesar, bloquean las vías desde el pasado sábado en reclamo por el deficiente servicio de fluido eléctrico de Electricaribe, aunque las autoridades locales lograron convencer a los manifestantes para sentarse en una mesa de diálogo el martes.
También los integrantes de la etnia indígena Awá en el departamento de Nariño realizan desde el martes pasado una manifestación en los alrededores del municipio de Ricaurte, en reclamo a su territorio.
A estas movilizaciones se suma una posible jornada de huelga del sector agrícola el próximo 19 de agosto anunciada por el Movimiento por la Dignidad Cafetera, que ha convocado también a productores de leche, ganaderos, cafetaleros, cacaoteros y camioneros.
AFP
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