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lunes, 22 de julio de 2013

El difícil escenario de la reforma migratoria en EE.UU.


22 de julio de 2013, 11:57Washington, 22 jul (PL) La reforma migratoria en Estados Unidos enfrenta hoy un diverso y complicado escenario, en el cual se debaten los que están a favor y contra del cambio de una ley que para la mayoría debe ser modificada.

En este contexto destaca la batalla que libran los que están en contra y a favor del proceso en la televisión, la radio y la Internet, pagando millones de dólares en anuncios para que los electores influyan en sus representantes en el Congreso.

En los últimos meses, sindicatos, asociaciones religiosas, cámaras de comercio, asociaciones empresariales, partidos políticos y otros grupos de interés pujan por influir en un cambio que apoya la mayoría de los estadounidenses.

Por ejemplo, el Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU) gastó más de un millón de dólares en al menos seis comerciales en inglés y uno en español para buscar apoyo al cambio de las leyes.

No obstante, otros grupos ponen su aporte en contra de la reforma e invierten considerables cantidades de dinero en comerciales que enmarcan la reforma migratoria en un mensaje negativo, que traerá más desempleo e inseguridad a los estadounidenses, según dicen.

Pese a esto, la mayoría de estadounidenses favorece que la Cámara de Representantes apruebe una iniciativa de reforma migratoria que incluya una ruta a la ciudadanía a favor de millones de inmigrantes indocumentados, indican recientes sondeos.

El 55 por ciento de personas apoya la inclusión de una ruta a la ciudadanía en la encuesta conjunta del periódico The Washington Post y la cadena televisiva ABC, en contraste con un 41 por ciento que se declaró en contra.

Mientras esa es la situación, según los sondeos, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se negó ayer a precisar si apoyaría abrir una vía a la ciudadanía para los 11 millones de indocumentados en el país o si permitirá que el pleno del hemiciclo debata un proyecto de ley que la contenga.

Boehner reiteró que no respalda el proyecto de reforma que aprobó el Senado el pasado 27 de junio, y que sí contempla una vía para la legalización y eventual ciudadanía de los indocumentados, porque en su opinión no protege lo suficiente la frontera.

La Cámara de Representantes, bajo control republicano, aún no ha presentado su propia versión de la reforma, y el criterio es que ese proyecto de ley probablemente no esté listo antes del receso legislativo de agosto próximo.

Según el diario en Internet Politico, cuando se trata de la inmigración, la Cámara de Representantes es un escenario conflictivo, donde hay más desacuerdos que acuerdos.

Boehner no logró presentar algo en agosto, un panel bipartidista incumple los plazos autoimpuestos para presentar su proyecto de ley. El representante Paul Ryan coquetea con los demócratas para alcanzar un acuerdo y el líder de la mayoría Eric Cantor aboga por ayudar a los niños indocumentados.

En concreto no hay avances, pese a que Boehner dijo este domingo que su trabajo es facilitar el diálogo y avanzar en el proceso.

Sobre el tema hay señales de que algo pudiera ocurrir y algunos análisis consideran que las gestiones de Ryan, a quien nadie discute sus atributos conservadores, pudieran ayudar en el avance del cambio de las leyes.

En el lado del panel bipartidista, se habla de que dan los toques finales al un proyecto de ley de cerca de 500 páginas, pero nada antes de septiembre.

Mientras el liderazgo republicano en la Cámara busca un camino para solucionar el asunto aunque insisten en aproximaciones individuales que rompen la integralidad del proyecto de ley aprobado por el Senado.

En este complejo escenario, también se mueven los que tienen una posición de línea dura sobre la inmigración y tratan de matar la iniciativa aprobada por el Senado, entre ellos el representante Steve King (R-Iowa), quien aseguró no estar obligado a resolver el problema de los inmigrantes indocumentados.

En general, la solución migratoria en Estados Unidos está en manos de la Cámara de Representantes, y lo que sean capaces de aprobar a esa instancia, debe ir a un comité de conciliación para adecuarse con la propuesta del Senado. Los conservadores extremos no quieren llegar a ese punto.

Los porqué son muy variados, pero, esencialmente, temen perder y que salga la regularización de los 11 millones de sin papeles como la columna vertebral de la reforma migratoria.

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