Juan Contreras |
escrito por Pablo Solana | |
Resumen Latinoamericano entrevista en Caracas al referente del Barrio 23 de Enero, Juan Contreras.
Entrevista a Juan Contreras, referente del barrio 23
de enero de Caracas
Julio 2013
Cuando Resumen Latinoamericano visitó a los
camaradas de la Coordinadora Simón Bolívar en las colinas al noroeste de
Caracas donde se asienta el estratégico barrio 23 de enero, tres noticias
recientes impactaban a la militancia popular. No eran cuestiones de orden
estrictamente interno. Esta vez las novedades tenían que ver con la relación
compleja de la revolución bolivariana con el estado colombiano. Entre ambos
países el equilibrio geopolítico siempre amenaza con volverse inestable, y
ahora aparecían contundentes señales de alarma: el líder de la
contrarrevolución Enrique Capriles había sido recibido oficialmente por el
presidente del vecino país Juan Manuel Santos, quien además había anunciado
acuerdos con la OTAN que podrían desestabilizar la región. Para más, por esos
días de mediados de junio un grupo de paramilitares colombianos había sido
detenido en Venezuela, y el presidente Maduro no descartaba que él fuera el
objetivo de un ataque criminal.
La conversación con
Juan Contreras, principal dirigente de la Coordinadora y diputado suplente a la
Asamblea Nacional, va directo al punto: “Van
a tratar de agredir a Venezuela con paramilitares, con una política
guerrerista. Santos es un representante de la oligarquía colombiana. Qué
contradicción enorme: mientras se sienta a hablar con la insurgencia en su
país, dice que apoya a la OTAN, desde donde los gringos nos imponen su política de guerra, junto a los países que
están en contradicción con todo el proceso que hoy pasa en América Latina. Ese
es el presidente que está ahí, un presidente que buscó una provocación al
recibir al representante de la reacción, como es Capriles”.
RL: Juan, ¿cómo está afectando a los sectores
populares el sabotaje del desabastecimiento?
Juan Contreras: El desabastecimiento, el encarecimiento y los
productos que no están, forman parte de una política de la contrarrevolución
para tratar de rendir a nuestro pueblo por hambre. Tan peligroso es el tema de
los paramilitares que se traen de Colombia con las malas intenciones de tratar
de matar, de agredir al presidente, en este caso Nicolás, o como lo hicieron en
su momento de hacer salir al presidente Chávez, como esa política de guerra
económica que nos han declarado. Porque de lo que se trata es de frustrar a
nuestro pueblo. Porque no consigues el papel higiénico, los productos de
primera necesidad, el arroz, el aceite, la carne o el pollo, pretenden que
exista una molestia. Tratan de que la gente no quiera saber sobre la revolución
de Chávez, de Cuba, de Fidel o del Che, que ninguno de estos referentes entren
en el pueblo. Que a la gente le cause tal molestia, tal síntoma de frustración,
que no quiera avanzar en el proceso revolucionario. Eso es lo que se busca con
este tipo de políticas. Y por supuesto tratar de rendir a nuestro pueblo por
hambre, además de crear todas estas dificultades que después venden como
campaña de mentiras hacia fuera tratando de hacer ver que la revolución ha
fracasado, o que se está hundiendo. Pero por supuesto que todo eso es mentira.
Tanto del imperio como de los enemigos internos, la contrarrevolución, que no
quiere transformaciones, y trata de golpear a nuestro pueblo, a la revolución
bolivariana y a nuestro gobierno. Pero aquí siempre van a encontrarse con un
pueblo claro desde el punto de vista de cuál es el camino. Hoy hay mucha más
conciencia dentro de nuestras comunidades, dentro del movimiento popular.
RL: A partir de esta situación que describís, después
del fallecimiento del Comandante, ¿se hizo carne en el pueblo esa consigna que
dice “Todos somos Chávez”? ¿Eso se ve en el día a día, las organizaciones
disponen más mecanismos de participación directa en la resolución de los temas
cotidianos?
JC: Mira,
cuando empezó la enfermedad del presidente, ya los grandes medios, las grandes
corporaciones privadas, empiezan con esta campaña: “Si Chávez no está, ¿qué va
a pasar?, la revolución se viene abajo”. Y nosotros siempre dijimos: con Chávez
o sin Chávez, la revolución va a continuar. Porque por supuesto que Chávez fue
un gigante, le dio voz y rostro a los pobres, Chávez fue el único presidente
que se preocupó por los pobres en este país. Entonces, Chávez hoy no está, pero
yo creo que nunca se trató de Chávez. Y eso nunca, ni el imperio, ni la
oligarquía rancia de aquí, ni esos sectores fascistoides lo han entendido. El
problema no era Chávez, el problema es un pueblo que dijo basta, que echó a andar una revolución. Entonces no se trata
de la figura de un presidente, o de la figura de ese gigante que representó
Chávez. Se trata del hambre que tenía este pueblo venezolano cuando ya en el 89
enterró las políticas neoliberales, las políticas del Fondo Monetario
Internacional, que se sembró con la sangre de más de 3000 compatriotas ese
pueblo que salió a la calle en ese momento. Y cuando digo este pueblo
bolivariano, estoy hablando del pueblo pobre, y el pueblo uniformado. Ese
pueblo que selló ese pacto, porque después del 27 y 28 de febrero [de 1989, el caracazo], vino
inmediatamente el 4 de febrero [de 1992,
la insurrección cívico-militar]. Allí hubo una generación de militares
progresistas que, entendiendo la crisis que vivía nuestro país, se levantó en
armas. La clave de este proceso está en la participación y en la disposición de
cambio que tiene este pueblo, un pueblo que dijo basta y echó a andar una
revolución en América Latina cuando ya nadie hablaba de socialismo.
RL:¿Como ven ustedes este momento de la lucha del
pueblo colombiano, y qué importancia creen que tiene esa lucha para la
continuidad de la revolución en Venezuela?
JC: En
principio, cerramos filas con el proceso de paz que hoy se está llevando a cabo
desde La Habana, desde Cuba. Y abogamos porque, por supuesto, haya un proceso
de negociación para conseguir la paz del pueblo colombiano. Pero un acuerdo
tiene que ser digno, porque las causas por las que el pueblo se levantó en
armas, la insurgencia colombiana, llámese FARC o ELN, que es pueblo en armas,
pueblo que quiere transformar a Colombia, esas causas que originaron ese
conflicto no se han cerrado. Yo particularmente creo que la única manera y la
única garantía de que se cumpla un acuerdo, es que la insurgencia mantenga las
armas. Parece contradictorio, ir a un proceso de paz así, pero la única
garantía de que las cosas se cumplan, es que la guerrilla mantenga las armas.
Por supuesto que todos abogamos por la paz. Esa oligarquía rancia, que
traicionó a Bolívar, todavía está en el poder en Colombia. Y yo hubiera
preferido que nuestro presidente, Nicolás Maduro, no hubiese dicho nada frente
a esas provocaciones como haber recibido a Capriles, pero sí adoptar una
política más audaz de diplomacia. Debió haber cerrado la boca, no darle tanta
prensa a esa contrarrevolución, pero sí podría haber dado libertad y asilo a
Julián Conrado [cantor popular colombiano
preso en Venezuela acusado de integrar las FARC]. Creo que esa habría sido
una carta más fuerte. En silencio pero con hechos concretos que demuestren una
salida siempre por la izquierda, eso es lo que tenemos que buscar. Y a veces
por ese chantaje de que se nos cuestiona como un gobierno forajido, un gobierno
terrorista, nosotros nos amilanamos. A Julián Conrado lo detuvieron en
Venezuela, pero no tiene ninguna cuenta pendiente con la justicia venezolana.
Lleva dos años sin un proceso judicial, porque no cometió ningún delito.
Pablo Solana
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario