Por Enrique Torres
Santiago
de Chile, 29 oct (PL) Los resultados de las elecciones municipales en
Chile cayeron como balde de agua fría en el Gobierno de Sebastián
Piñera, tanto a causa de los bastiones perdidos por la derecha como por
el alto nivel de abstencionismo. Poco después de conocerse los
primeros resultados, el mandatario, aunque no se refirió a las derrotas
de sus aliados políticos en importantes municipios, expresó
preocupación por el desinterés mostrado por una gran parte de la
ciudadanía en los comicios.
"En esta oportunidad muchos chilenos decidieron no ejercer ni su
derecho, ni su deber de participar en estas elecciones, y eso es una
señal de alerta, que no pasa ni debe pasar desapercibida, ni debe
dejarnos indiferentes", expresó el gobernante en un breve discurso en
La Moneda.
De acuerdo con datos recabados por diferentes medios
de comunicación, en los recintos de votación el abstencionismo osciló
entre 40 y 70 por ciento, con casos incluso como en el Liceo B36, de la
capitalina comuna de Recoleta, donde a la hora de cierre de los
comicios 16 mesas de votación tenían cero voto. El promedio general en
el país alcanzó 60 por ciento.
"Hemos escuchado con mucha
atención el mensaje que significa la disminución en la participación de
nuestros ciudadanos en nuestro proceso democrático", alegó Piñera.
Analistas y medios de comunicación había pronosticado que el
protagonista de los comicios sería el alto nivel de abstencionismo,
considerado muestra de castigo a la desidia política en el país y como
signo que pone al desnudo la crisis que afecta a la institucionalidad
heredada de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-90).
Sin duda alguna, gran parte de la campaña electoral tuvo en la mira a
los jóvenes, que desde hace años traen a flor de piel su rechazo a la
institucionalidad política.
La convocatoria a la abstención
provino fundamentalmente de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes
Secundarios (ACES), cuya vocera, Eloísa González, dijo que la
exhortación del movimiento iba mucho más allá de estos comicios y en
realidad lo que busca es repudiar prácticas políticas viciadas.
Sin embargo, todo indica que el descontento rebasó el llamado de la
ACES, pues otras organizaciones estudiantiles sí convocaron a su
membrecía a votar, y a toda luz muchos decidieron quedarse en casa.
En cuanto a los resultados, los partidos de la coalición gubernamental,
integrada fundamentalmente por Renovación Nacional (RN) y Unión
Demócrata Independiente (UDI), perdieron varios de sus principales
enclaves de poder, como Santiago Centro, Providencia, Ñuñoa y Recoleta
en la capital, y Concepción, en la región del Bío Bío.
La
comuna de Santiago, escenario de una de las mayores batallas
electorales de esta lid, vio ganar a la candidata por el Partido Por la
Democracia, Carolina Tohá, sobre el actual edil, Pablo Zalaquett, de la
UDI.
Zalaquett perdió incluso la votación en el lugar, donde en
la mañana del domingo ejerció el sufragio el presidente Piñera, en la
mesa 126 de la escuela República de Alemania.
En otro de los
declives del oficialismo, la candidata independiente Josefa Errazuriz
destronó a Cristian Labbé, un excoronel del Ejército que fue agente de
la policía secreta de la dictadura de Pinochet y que buscaba su quinto
período al frente del municipio de Providencia.
También resultó
significativa la victoria de la socialista Maya Fernández, nieta del
presidente Salvador Allende, quien tras un agonizante conteo voto a
voto venció en Ñuñoa a Pedro Sabat, de RN, alcalde de esa localidad
metropolitana desde la década del 90.
Al filo de la media noche
fue anunciado el triunfo de Fernández, con apenas una veintena de votos
de diferencia. En general, los sectores más fuertes de la oposición,
que compitieron con las listas de la Concertación y el pacto de la
izquierda Por un Chile Justo, sumaron casi el 43 por ciento de los
votos para alcaldes, frente al 38 por ciento del oficialismo. Por sí
sola la Concertación computó casi 30 por ciento.
En cuanto a
los concejales, los principales bloques opositores conquistaron en
conjunto casi el 50 por ciento de los votos, frente al 34 de la
coalición gubernamental.
Entre las anomalías más sobresalientes
de los comicios estuvo el hecho de que aparecieran en el padrón
electoral nombres de personas fallecidas, entre ellos el del presidente
Allende, muerto el 11 de septiembre de 1973 en los primeros momentos
del golpe de Estado dirigido por Pinochet.
Al igual que el de
líder del Gobierno de la Unidad Popular, los listados incluyeron las
generales de otras víctimas de la dictadura, entre ellos ejecutados
políticos.
Las elecciones tuvieron la singularidad de que
fueron las primeras desarrolladas bajo el sistema de inscripción
automática y voto voluntario.
Los chilenos votaron para elegir
a 345 alcaldes y más de dos mil concejales, pero la mirada de los
timoneles de los partidos políticos ya se ubica mucho más allá, con la
vista en los comicios parlamentarios y presidenciales de 2013.
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