El año 1982 seis niños fueron secuestrados en medio de
operativos de contrainsurgencia que realizaba el Ejército salvadoreño
en poblados campesinos, pero hasta la fecha sólo han sido localizados
dos de ellos.
La Radio del Sur/Agencias
El Estado salvadoreño pidió perdón este lunes y reconoció su
responsabilidad por la desaparición forzada de los hermanos Contreras y
otros tres niños durante la guerra civil (1980-1992), en cumplimiento
de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CorteIDH).
“En nombre del Estado salvadoreño pido perdón” a las familias de las
víctimas, expresó el ministro salvadoreño de Relaciones Exteriores,
Hugo Martínez, en un acto celebrado en San Vicente, 60 kilómetros al
este de San Salvador, donde desaparecieron en 1982 los hermanos
Contreras.
Martínez dijo que la petición de perdón es “consecuencia de los
hechos aquí reconocidos, en razón de la práctica de la desaparición
forzada de cientos de niños y niñas durante el conflicto armado
interno”, y añadió que la hacía en su calidad de canciller y “por
instrucciones del presidente de la República, don Mauricio Funes”.
También “pido perdón a los cientos de familias que fueron víctimas
de la separación forzada de niños y niñas” durante la guerra; “a estas
familias que sufrieron el infinito dolor de ser golpeadas por la
desaparición de sus seres más queridos, más vulnerables y más
inocentes”, recalcó.
El acto se celebró en los alrededores del parque central de San
Vicente, ante la presencia de familiares de las víctimas, funcionarios
del Gobierno y dirigentes de la no gubernamental Asociación
Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos.
Con esta petición de perdón, el Estado salvadoreño cumple la
sentencia de la CorteIDH, emitida el 31 de agosto de 2011, por el “Caso
Contreras y otros versus El Salvador”, derivado de la desaparición
forzada de seis niños y niñas ocurridas entre 1981 y 1983.
Las víctimas son los hermanos Gregoria Herminia, Serapio Cristian y
Julia Inés Contreras Recinos, que tenían 4 años, 20 meses y 4 meses de
edad, respectivamente, cuando desaparecieron el 25 de agosto de 1982
durante una operación militar en varios municipios del departamento
central de San Vicente.
También se cuentan las hermanas Ana Julia (14 años) y Carmelina
Mejía Ramírez (7), desaparecidas durante la masacre de El Mozote,
ocurrida en diciembre de 1981 en el departamento oriental de Morazán, y
José Rubén Rivera (3), en 1983 en San Vicente.
Los seis niños fueron secuestrados en medio de operativos de
contrainsurgencia que realizaba el Ejército salvadoreño en poblados
campesinos, pero hasta la fecha sólo han sido localizados Gregoria
Herminia y Serapio Cristian, que fueron encontrados por la Asociación
Pro-Búsqueda en 2006 y este año, respectivamente.
La CorteIDH ordenó al Estado Salvadoreño cumplir con diferentes
medidas de reparación para las víctimas y familiares, entre ellas el
acto público de reconocimiento de la responsabilidad por los hechos.
También condenó al Estado salvadoreño a investigar y localizar el
paradero de las víctimas, pagarles una reparación económica y construir
escuelas en los lugares donde desaparecieron, entre otras.
Esta es la segunda sentencia de la Corte Interamericana contra el
Estado salvadoreño por la desaparición de niños durante la guerra civil.
En 2005, la Corte también dictó un fallo condenatorio por el caso de
las hermanas Erlinda y Ernestina Serrano Cruz, desaparecidas en junio
de 1982 cuando tenían 3 y 7 años, respectivamente, durante una campaña
militar en el departamento de Chalatenango (centro).
La demanda por el “Caso Contreras y otros” fue interpuesta en 2003
ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en
Washington; luego, en 2010, el caso pasó a la Corte porque se agotaron
los plazos para una “solución amistosa” que el Estado salvadoreño había
aceptado inicialmente.
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