Carlos Maldonado
Para todos los que me leen, considero fundamental realizar un primer análisis del escenario previo a la Segunda vuelta donde se elegirá el Presidente y Vicepresidente de mi país, Guatemala, el domingo 06 de noviembre, entre los dos contendientes que existen: el Dr. Manuel Baldizón y su agrupación política LIDER y el general en calidad de retiro Otto Pérez Molina y su Partido Patriota.
Entrando en materia, la propuesta del Partido Patriota y su candidato, Otto Pérez Molina, no ha variado. Su fuerte sigue siendo la seguridad y el combate a la delincuencia en su eslogan sintético: “mano dura”. Eso, a pesar de su fracaso en otras latitudes cercanas y similares geográfica e históricamente a nuestra nación como lo fue El Salvador de Tony Saca y la Honduras de Azcona Hoyos y, que por la desinformación en que nos tienen sumidos, paradójicamente, los medios de “comunicación”, pareciera una propuesta novedosa. Empero, ante el vertiginoso avance de su contrincante, su caballito de batalla discursivo -la seguridad- se ha visto en la necesidad de extenderse a otros de manejo primigenio y exclusivo de su opositor, como son el de las personas de la tercera edad, los programas sociales a los que tanto criticó y se opuso su bancada y, la educación a través de la ampliación del presupuesto del Ministerio del ramo a un 4% del PIB; así, como la promesa de becas a las personas de escasos recursos. También se extienden sus promesas al sector campesino pobre y mediano y al, hasta el momento, irresoluble tema agrario.
A pesar de ese refrito de última hora que pretende contener desesperadamente a sus bases dentro de la preferencia por su propuesta, por ende de su partido y captar nuevas simpatías, su personalidad y su carisma no le ha permitido penetrar en los fueros más íntimos de la población pues, contrario a su nueva y acartonada apariencia –sonrisa fingida, inarrugable, de corbata celeste, pelo cenizo- su alocución en mensajes televisados y radiales transmite inseguridad y vacilación; titubeo. En pocas palabras, a mi criterio muy personal, no convence. Lo único que el candidato del PP expresa con soltura y seguridad, quizá por aprendido y repetitivo, como los pasos marciales, es su eslogan:“Con determinación y firmeza”. Hasta allí. Quizá, de allí se comprenda su declive.
A esa debilidad se le suma el hecho de que no ha asistido hasta el momento a dos importantes foros: el primero, organizado por VEA Canal, el segundo, por la Asamblea de Presidentes de Colegios Profesionales. Ambos anunciados en los principales medios escritos. En el primero, a pesar de confirmar su asistencia simplemente ni se excusó; en el segundo, jamás confirmó su asistencia. Dentro del mismo espíritu, en el foro organizado por la Asociación Nacional de Municipalidades –ANAM- y la Asociación Guatemalteca de Alcaldías Indígenas –AGAI-, 11 y 12 de octubre, éste fue distribuido en estos dos días consecutivos pero por separado, uno por cada candidato, con el argumento de que cada quien tenía sus particulares agendas. Con ello, el candidato del PP proyecta una clara señal de “temor”, de “prevención” ante su oponente. Condiciona su participación a cambio de no enfrentar sus propuestas e ideas con las del otro pues, intuyo, considera él mismo y su equipo, no estar a la altura de su adversario y con ello perder ante sus potenciales electores su imagen de “hombre fuerte y decidido”. Sin embargo, ayer 13 en el VII Encuentro Nacional de Empresarios –Enade-, organizado por la Fundación para el Desarrollo de Guatemala –FUNDESA-, cuando tuvo la oportunidad de lucir sus mejores dotes oratorios y presentar una propuesta seria y acorde a la urgencia nacional, desperdició su tiempo atacando y tratando de ridiculizar a su oponente, además de rememorar “viejos tiempos” de cuando era militar de alta en el área de conflicto lo que a muchos no les interesó y a otros tantos, les desagradó por el fuerte señalamiento que tiene de ser uno de los intelectuales y perpetradores de las masacres en la zona Ixil. Mientras tanto, su adversario político, se movió como pez en el agua superando al general en muchos aspectos.
Ni aún cenando con los organizadores de FUNDESA y el invitado especial de la noche, el expresidente uruguayo Julio María Sanguintti, quien vino expresamente a brindarle su apoyo desde el podio -porque hay que ser claros: Pérez es el candidato de la oligarquía- el general logró salir de su laberinto.
A pesar de ese claro respaldo, la preferencia para con el candidato naranja, no es unánime entre los empresarios. La lucha ideológica entre ese gremio se pudo percibir en los pequeños corrillos durante el cóctel al final de la actividad. Claro, la oligarquía va a la baja.
Por ello, desde lo que veo y aprecio, el síndrome Serrano-Carpio debe estar pesando mucho en la oligarquía más rancia que ven en Baldizón -así lo dibujan sus medios y columnistas-, una extensión del gobierno de la UNE que con todo los delitos que ha cometido y los que se le han inventado, es el queinauguró los programas sociales en Guatemala y esa nimiedad para otros países, menos para esta finca, debe parecer espeluznante para nuestros modernos“encomenderos”. Ese mismo síndrome se extendió al mismo candidato patriota y a su equipo de campaña que ha esquivado toda presentación donde el general comparta con Baldizón. La consigna es no mostrar al candidato que carece de menor agilidad verbal que aquel para que la población no se forme una apreciación diferente a la que conserva hoy.
Para los que no conocen o se acuerdan, del síndrome Serrano-Carpio, me refiero a la derrota mediática que sufrió el entonces candidato por la Unión del Centro Nacional –UCN-[1] el periodista Jorge Carpio Nicolle, por los desaguisados que tuvo en el debate contra su oponente, el Ing. Jorge Serrano Elías, un desconocido hasta el momento en aquella época, en vísperas de la segunda vuelta lo que se concretó con su derrota real en las urnas con todo y ser el puntero en las encuestas. Por ello, pareciera que los asesores del general Pérez Molina le han aconsejado que no asista a un terreno en el que, obviamente por lo demostrado anteriormente, especialmente en el debate donde Jorge Gestoso, el famoso periodista uruguayo, moderó, y el de ayer en la Enade donde el general Pérez desperdició oportunidad para asentarse en un terreno que supuestamente conocía, no pueda dominar. Porque el virtual perdedor hasta ahora ante el colmillo político de su locuaz adversario, ha sido el candidato del Patriota.
A esos puntos a favor de Manuel Baldizón en medio de una sociedad televisada, se le suma que sus “promesas”de gobierno suenen más interesantes que las del general que se ha estancado en su ya trillada de “mayor seguridad y combate a la delincuencia”. Tanto, que últimamente ha tenido que recurrir a la vil copia, mascullando temáticas ajenas a él, lo que levanta la consabida suspicacia, denotando con ello, que esas promesas no son parte de su programa sino un cacareado populismo para retener atormentadamente los votos que emigran paulatinamente hacia su adversario y que puedan ganar los de los indecisos y apagados.
Esos continuos traspiés, desde el inicio de la campaña, le han valido al candidato de LIDER catapultarse en la preferencia del voto de un 9.6% en los primeros meses de proselitismo a un 22.7% en la primera vuelta, lo que evidencio la truculenta estructuración de muchas encuestadoras y desbarató a su vez, el viejo mito de que los más despilfarradores son los que ganan la elección. Al contrario, los naranjas, muy a pesar de los gastos millonarios utilizados en su propaganda, no han podido elevarle el perfil a su candidato después de la primera vuelta, lo que se traduciría en un incremento en la intención del voto ciudadano. Muy al contrario, éste acusa un leve declive, leve, pero al fin declive.
Por otro lado, las alianzas que ha estructurado el candidato Baldizón se han inscrito más en el terreno popular y masificante a diferencia del general que lo ha hecho con líderes que si bien manejan multitudes son ampliamente cuestionados por su viejo pasado contrainsurgente como son los expatrulleros civiles, muchos de los cuales ya rebasan la media en la edad de los guatemaltecos y muy poco de liderazgo les queda entre sus iguales y la población que está supuestamente bajo su influencia.
El otro, en cambio, ha realizado alianzas con líderes de izquierda, con personajes que se auto ubican en el centro y con el empresariado de ideas más progresistas y tolerantes lo que le ha valido que su propuesta sea más atractiva para muchos.
Por ejemplo, en sus discursos donde presenta parte de su programa de trabajo durante los diferentes eventos en vivo ya sea televisados y radiales a los cuales ha acudido, en la firma de sus compromisos con los diversos actores sociales, habla de una cosa sumamente interesante en la cual muy pocos analistas, periodistas, intelectuales, centros de investigación y opinión u otros han reparado. Baldizón ha dicho que de ganar la presidencia convocará a un Referéndum para consultar a la población acerca de la reforma constitucional que tocaría aspectos fundamentales como la no reelección de diputados y alcaldes; la elección a través de voto universal y directo de los gobernadores departamentales a quienes hoy por hoy los nombra el presidente de la República; así, como a las máximas autoridades que guiarán el aparato judicial. También acerca del espinoso tema de la pena de muerte, la reforma fiscal donde incluye el famoso “bono 15” y otros más que escapan a mi memoria, pero de los cuales los que he mencionado son cruciales para la reforma del Estado.
Una propuesta que a ojos vista es la más democrática que ha existido hasta el momento. Si bien es cierto, hubo una anterior con la Consulta Popular de 1999 para reformar la Constitución en función de los Acuerdos de Paz donde el sí salió derrotado, no ha habido otra de esta envergadura. Nada más la esgrimida demagógicamente por el expresidente Oscar Berger, cuando en plena campaña prometió que de llegar a la presidencia impulsaría un “Referéndum revocatorio” a mitad de su mandato, al estilo de la que hoy ya es ley en democracias más avanzadas como las de la República Bolivariana de Venezuela, Bolivia y Ecuador, lo cual, luego se comprobó en la realidad era una falacia electorera ya que ésta jamás se cumplió, ni mucho menos recordó más, ni por él mismo –obvio-, ni por la prensa u otros actores como la parte jurídica que debiera juzgarlo por perjurio. Una estratagema chusca para ganarse al ala izquierda y otras más progresistas de la población.
Yo considero que la propuesta del Dr. Baldizón debe ser saludada, tomada muy en serio y sobre todo, arrancarle a éste el compromiso férreo de que si llega a la presidencia, su primera acción debe ser acudir al Tribunal Supremo Electoral para que éste convoque a dicho ejercicio democrático. Pero esto le toca, en principio, a las organizaciones políticas que se han acercado a éste y a la prensa especialmente.
Desde la izquierda, pasando por las organizaciones más democráticas y progresistas donde se incluye la burguesía nacionalista, dicha propuesta debe ser analizada profundamente por la implicación que conlleva para con la participación masiva y realmente democrática de la población. Hasta el momento, que yo sepa, una sola vez se ha preguntado a la población de manera directa sobre aspectos de trascendencia nacional con la Consulta Popular de 1999; nunca más. En esa ocasión la propuesta de avanzada en beneficio de la población fue derrotada por la satanización que de ella hizo la plana dominante de la sociedad a través de sus medios de comunicación.
Excluyendo esa, la tónica imperante en estos últimos diez lustros es que los temas cruciales se imponen de manera tácita y muchas veces violenta, por la oligarquía desde su particular punto de vista e interés de clase.
Si vamos a hacer historia real, descartando, por supuesto, la demagógica propuesta de Berger, dicha participación popular sería inédita en la última década. Pero habría que salvar primero el escollo electoral. ¿No es a lo que aspiramos los que apoyamos las ideas avanzadas? ¿No sería crucial apoyar la participación directa y masiva del pueblo por sobre la que se da a través de los, dizque sus representantes, quienes cual mercaderes trocan los intereses de las masas por los suyos y el de los más poderosos?
Las organizaciones de izquierda, o sea la izquierda institucional, es la que debiera estar analizando y opinando sobre dicha propuesta entre sus bases y si éstas consideran que esta propuesta es plausible puede muy bien ser realizable. Sustentable.
Si la coyuntura local, regional, mundial, histórica y estratégica para el avance de la revolución es favorable a ella, es menester apuntalarla sin tapujos.
Hay que dejar de lado la petulancia sectaria y la ignorancia de pensar que son los marginados a ultranza, salvo raras excepciones, los que impulsan las causas más progresistas de una época porque, como bien la historia nos lo ha demostrado, nunca han sido ellos sino los personajes que provienen de las capas medias y clases altas, por la sencilla razón de que los más explotados en una estructura social de explotación de una clase por otra, no tienen tiempo para reflexionar en su propia condición, mucho menos estudiar concienzudamente las causas y orígenes de ésta. A eso hay que añadirle el peso que representa la subjetividad encarnada en nuestros tiempos modernos por la religión, la propaganda, los medios de comunicación, las substancias que fomentan el escapismo (drogas), etc. Solo los que tienen mayor acceso al ocio pueden dilucidar dichas contradicciones. La clase obrera carece de ese elemento en nuestro momento histórico. Ninguno de los dirigentes épicos ha provenido de esa clase, como ya aclaré en líneas precedentes, solo en contadas y excepcionales ocasiones.
Por eso, como lo dije en anteriores aportes y lo vuelvo a remarcar hoy, en esta coyuntura histórica, ni el voto nulo ni la abstención representan peligro alguno para el sistema imperante. Son inocuos, por tanto, las agrupaciones que hoy lo presentan como una protesta recogen un discurso a todas luces inofensivo para las clases dominantes. Incluso, me atrevo a decir, más a su favor que en su contra.
De nada valen los sendos comunicados en los medios escritos cuando la mayoría del pueblo lo que discute hoy en el mercado, en el trabajo, en la calle, en el bus, en las cantinas y bares, es por quien votar. Nadie, ni siquiera los compañeros que pertenecen a las agrupaciones de la izquierda institucional discuten las posiciones de sus comités ejecutivos, acerca de que los dos contendientes son de la derecha. Eso ya se sabe, sino, pensando en quien puede aliviar su condición, en voz baja analizan los pro y en contra de ambos y acudirán a votar por el que ellos consideren “el menos peor”. Esa es la realidad y no hay otra.
Si la izquierda es la heredera de la rica vertiente marxista de la historia para analizar el mundo es necesario que se usen sus herramientas teóricas, no para repetir de memoria sus letanías en el Partido sino para transformar las circunstancias imperantes. Porque esperar que las condiciones subjetivas se den es como esperar al Mesías en las nubes. ¡Hay que crear esas condiciones! Y, eso solo puede hacerse desde el campode batalla, en este caso el de las ideas.
La vida no es en blanco y negro. Esas variaciones son las que hay que aprender a contemplar y a utilizar para la causa de la revolución. Hay que comprender de una vez por todas que ésta no se circunscribe a la lucha armada. Es necesario aprender a otear el clima de las circunstancias. En este momento no es tiempo de levantarse en armas, es tiempo de alianzas, de empujar las ideas de mayor avanzada en esta compleja sociedad que es parte de una sociedad global con sus enredos y sujeta a las contradicciones de un capitalismo decadente en lo económico, pero fuerte aún en lo político e ideológico. Es momento, por lo menos en nuestra realidad, de apoyar a la burguesía más moderna en técnicas, métodos e ideas contra la oligarquía anquilosada, la finquera, la encomendera. Para apoyar ese criterio voy a enumerar varios ejemplos así: Si viviendo en medio de las complejidades de la revolución inglesa en el siglo XVII, hubiésemos tenido que escoger entre el monarca Jacobo I y la revolución encabezada por Oliver Cromwell, este último tirano del parlamento pero que representaba la lucha frontal contra la monarquía. ¿A quién hubiésemos acuerpado? Si, en la revolución francesa tuviéramos la misma disyuntiva de apoyar a Luis XVI o a Diderot, Marat, Robespierre y los Sans Coullots a pesar que un barco negrero llevaba, y no como homenaje revolucionario, el nombre del primero. ¿A quien hubiésemos apoyado?
Si en la revolución americana tuviéramos la alternativa, como viajeros en el tiempo, de apoyar a los ingleses o a los revolucionarios encabezados por Jefferson, Washington, Adams y otros, todos ellos esclavistas. ¿A quien hubiésemos apoyado? O, en el escenario latinoamericano, apoyar a España como imperio en estas tierras o a los revolucionarios como Bolívar, Sucre, San Martín. Todos ellos ricos hacendados, pero con ideas progresistas más no socialistas que para su tiempo aún eran desconocidas en nuestro continente. ¿Hubiésemos peleado al lado de ellos o contra ellos?
Peguntas fundamentales que debemos hacernos, especialmente aquellos que somos herederos de las ideas de izquierda.
Pero en este somero acercamiento del espectro político preelectoral aún faltan acontecimientos por suceder. Por ejemplo, el próximo debate entre ambos candidatos organizado por la Asociación de Gerentes de Guatemala –AGG-, donde moderará de nuevo el afamado periodista uruguayo, Jorge Gestoso, y el mensaje de otro personaje que ha estado muy callado hasta el momento, el expresidente Alfonso Portillo, artífice de colocar a la actual UCN como la cuarta fuerza política en el país. Y, eso sin contar los acontecimientos regionales, continentales y mundiales que de una u otra forma inciden en lo nuestro.
Por el momento, eso es lo que se percibe en el ambiente. Quien sabe si el curso de los acontecimientos cambie por razones climatológicas, telúricas o por la manu military. Quien sabe. Pero como le he dicho siempre, solo escribo de lo que veo y oigo a la gente sencilla del pueblo.
Carlos Maldonado
La Gotera
[1] La otrora UCN derivó ahora en la agrupación política con las mismas siglas pero con un nombre similar como lo es la Unión del Cambio Nacional que en el presente proceso electoral se ubicó como la cuarta fuerza a nivel nacional a cuya cabeza se encuentra su secretario general y candidato a la presidencia el Ing. Mario Estrada, amigo íntimo del expresidente Lic. Alfonso Portillo, preso hoy por razones más que de corrupción, políticas.
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