Desde otras ciudades
El tránsito en Moscú motivó el plan de usar los techos para circularFoto Tomada de Internet
Moscú. Las autoridades de la capital rusa decidieron revivir la idea de construir, como experimento, un distrito urbano que tenga casas adaptadas cuyos techos, para evitar los tediosos embotellamientos, sirvan de calles, verdaderas autopistas sin semáforos ni cruces peligrosos.
StrassenHaus, traducido del alemán, significa una especie de CalleCasa y gustó mucho al anterior alcalde, Yuri Luzhkov, desde que vio en 2006 la presentación que hizo Roland Lipp en la Expo Real de Munich, Alemania.
Tres años más tarde, la alcaldía de Moscú aprobó el plan de situar el primer StrassenHaus en un terreno de 14 kilómetros de largo, paralelo a la carretera de Varsovia, en la zona industrial de Kotliakovo, que albergaría los edificios-calle, con varios pisos de estacionamiento y todo tipo de servicios en la parte más baja.
Sin embargo, la construcción se convirtió en papel mojado por los cambios políticos al frente de la alcaldía y, a consecuencia de ello, falta de financiamiento.
Un año después de tomar posesión el nuevo alcalde, Serguei Sobianin, se optó por volver a intentarlo y se invitó a los desarrolladores a que presenten un nuevo estudio de costos para el territorio de los alrededores de Moscú que, por decreto, se añadió a la capital rusa.
Algunos expertos consideran innecesario el proyecto. Dicen que si está desvinculado del centro de Moscú será un derroche considerable, que se estima en un mínimo de 30 millones de dólares por kilómetro, con muy pocos beneficios y muchos inconvenientes, como el ruido.
Y en el centro de Moscú, donde se padecen los mayores problemas de tráfico, no es factible el StrassenHaus. Ni hay espacio para construir edificios de nuevo tipo ni sirven los que ya existen: podrían derrumbarse si se adaptaran para soportar en sus techos el flujo vehicular.
La alcaldía de Moscú tendrá que demostrar las ventajas de que los coches pasen por encima de las casas o, si resulta una solución quimérica, abandonar para siempre esos planes.
Juan Pablo Duch, corresponsal
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