Las fuerzas democráticas colombianas debemos mirar más allá de nuestras fronteras. Nuestra estrategia no puede basarse únicamente en las “contradicciones internas”.
Fernando Dorado Para Kaos en la Red
El Polo Democrático Alternativo en Colombia acaba de aprobar una táctica electoral “autista” que va a tener importantes consecuencias hacia el inmediato futuro. Así lo demuestra la resolución[1] aprobada en la Dirección Nacional del Polo el pasado viernes (24.04.09) por una mayoría ‘casi absoluta’.[2] Significa que el PDA va ‘solo’ a las elecciones de mayo de 2010 y que el candidato va a ser el maestro Carlos Gaviria. Es su apuesta, es respetable, y responde a una percepción de la realidad.
El principal argumento que sustenta esa decisión, expresado a través de numerosos artículos del sector mayoritario del Polo, se basa en el siguiente razonamiento: Premisa 1: Uribe va en descenso, la crisis económica lo va a afectar, ha cometido muchos errores y gente importante se le está apartando; premisa 2: Uribe es derrotable; premisa 3: el PDA es la principal fuerza de oposición. Conclusión: El Polo puede ganar las elecciones el año entrante (2010) o liderar una gran coalición triunfante.
Este es un caso paradigmático de cómo la “racionalidad formal” puede llevar a graves errores. Podemos afirmar que todas las premisas son correctas, y sin embargo, la conclusión es falsa. Ser el principal partido de oposición no garantiza que se es opción de gobierno y menos de poder. Surge un interrogante: ¿Cómo resolver esta contradicción? En mi criterio, son indispensables los siguientes elementos: a) Presentar una propuesta política que responda a los intereses de la mayoría; b) Elaborar una táctica correcta; y c) Tener un líder (o varios) carismático consolidado (candidato). Los tres componentes tienen que estar íntimamente conectados y deben responder a una mirada estratégica.
Además, es importante evaluar qué tanto ha avanzado o se ha debilitado el Polo. ¿Hemos logrado canalizar el desgaste de la “parapolítica”? ¿La acción parlamentaria ha logrado posicionar nuestra política a nivel nacional? ¿Nuestra gestión en los gobiernos locales y regionales ha conseguido trasmitir al pueblo colombiano señales de unidad partidaria, coherencia política, capacidad técnica, manejo transparente y sentido democrático? ¿Los errores cometidos han sido rectificados a tiempo? ¿Existe madurez, trabajo en equipo y capacidad autocrítica?
La mirada estratégica
Las fuerzas democráticas colombianas debemos mirar más allá de nuestras fronteras. Nuestra estrategia no puede basarse únicamente en las “contradicciones internas”. Ese error lo cometieron los “zapatistas” en la pasada campaña electoral de México en donde actuaron en contra de “todo” el establecimiento, incluso atacaron con saña al candidato del PDR, y le ayudaron – tal vez, sin proponérselo – a la derecha pro-imperio a mantener el gobierno. Haber tenido a López Obrador (así sea moderado) al frente del gobierno en México significaría – hoy en día - un mayor aislamiento de los EE.UU. y de Uribe, a nivel continental.
Esa lección fue asimilada por el FMLN en El Salvador después de haber jugado al “todo o nada”durante tres elecciones anteriores. Si la vía de la insurrección popular para la “toma del poder” estuviera a la orden del día en Colombia o en Latinoamérica, podría pensarse en esos términos (aunque ya no hablamos de “tomar” sino de construir poder). Pero la situación es otra: la revolución democrática está avanzando en América aprovechando escenarios electorales formales. Y, es en ese terreno donde debemos construir nuestras propuestas y desarrollar nuestras tácticas. Lo otro responde a sueños ilusorios de “sectas” aisladas de la realidad y del pueblo.
Lo sucedido en Venezuela, Ecuador y Bolivia nos sirve de referente. Allí se desarrollaron verdaderos levantamientos populares que derrocaron presidentes (Bucaram, Mahuad, Gutiérrez, en Ecuador y Lozada, en Bolivia). Tales procesos fueron canalizados hacia el terreno institucional formal (democracia representativa). Ganar elecciones parlamentarias y ser gobierno fueron las metas inmediatas. Esa es la esfera en donde se está construyendo la nueva Latinoamérica.
Otra cosa es que las fuerzas populares organizadas y movilizadas en ese gran esfuerzo se diluyan en el ejercicio electoral, limiten su escenario a la democracia formal o asuman dicho espacio como el único o el principal. Ello sería desconocer que se están dando las condiciones para que los sectores populares acumulen mayor fuerza – en todos los terrenos - para avanzar hacia una democracia participativa y garantizar transformaciones estructurales (antisistémicas) de mayor cobertura (socialismo del siglo XXI).
En Colombia no hay posibilidades - a corto plazo - de un levantamiento popular nacional exitoso contra las políticas neoliberales como sucedió en esos países. Hace poco hubo un levantamiento popular espontáneo (caso de las "pirámides") en el suroccidente colombiano pero no existió ni la conciencia ni la capacidad organizativa para conducirlo hacia una verdadera acción política. Esa es una situación a evaluar que no debe ser pasada por alto.
La propuesta política
El Polo tiene un ideario (programa) pero no tiene una propuesta política concreta. He allí nuestra principal debilidad. Gustavo Petro es el único que ha presentado una propuesta, lo cual no quiere decir que sea la correcta. Nuestra propuesta política debe tomar elementos de nuestro programa o asumirlo en su totalidad. Ello no depende de nuestra voluntad. Es el análisis de la situación concreta lo que nos permite diseñar esa propuesta.
Dos temas están en la actualidad en la cabeza de las mayorías nacionales colombianas: Uno, el problema de la seguridad y del conflicto armado, y dos, el futuro económico del país y de la población. El tema de la defensa de la democracia, la forma como se organice el Estado, los pesos y contrapesos institucionales, si hay o no dictadura, la corrupción y el narcotráfico, la parapolítica, etc. - para nuestra desgracia -, a la mayoría de nuestro pueblo no le preocupa en mayor medida.
Hemos llegado a tales niveles de descomposición moral y social en nuestro país que hace mucho rato esos temas no ‘trasnochan’ a los colombianos. La ética, la justicia, la honestidad, han sido abolidos del entorno político de nuestra nación. La violencia, la corrupción, el amedrentamiento, la mentira y la falsedad es lo que se ha impuesto. Todos los gobiernos elegidos en los últimos 35 años
No nos digamos mentiras, en Colombia, los comportamientos éticos entre la “clase política” son la excepción. Hay que buscar con pinzas y una buena lupa. Eso no quiere decir que el tema de “separar el crimen del Estado y de la acción política” no haga parte esencial de nuestra propuesta política. Sin embargo, debemos tener absoluta conciencia de sus inmensas limitaciones y alcances.
Fórmulas no son propuestas
El ideario o programa nos aporta la visión, la propuesta nos concreta la acción. Frente a los temas señalados el Polo tiene unas fórmulas: a) Salida política negociada al conflicto armado, que en términos generales la mayoría de la población ha empezado a considerar de nuevo en forma positiva. El problema es que no hemos aterrizado esa fórmula, y al no tener concreción y precisión, se generan dudas e inseguridades. Ello le permite a nuestros contradictores ‘meterle terror’ a la mayoría de la población. En el tema de la seguridad no tenemos ni fórmula ni propuesta consensuada.
Por ello es bueno preguntarnos: ¿Es el Polo – en el imaginario de la mayoría de los colombianos - la herramienta ideal para negociar con la insurgencia? ¿Hemos construido la suficiente confianza para hacerlo? Creemos que no. Hemos enviado mensajes negativos, se ha vacilado en momentos claves, y ello se paga caro. Es evidente que existen prevenciones entre amplios sectores de la población, alimentadas con falsedades por nuestros contradictores, que podemos ser blandos con la insurgencia, que le vamos a dar ventajas a la guerrilla, o peor, que vamos a ser cómplices para que ésta se fortalezca. Quienes ocultan o no reconocen que esa opinión es muy fuerte y bastante generalizada, o cierran los ojos o son ciegos. Ello puede explicar el “autismo”.
b) Modelo de desarrollo basado en la soberanía nacional que permita recuperar el aparato productivo a fin de generar riqueza con inclusión social. La fórmula es apropiada pero amplios sectores productivos, incluyendo a pequeños y medianos empresarios, y la mayoría de la población, tienen perspectivas diferentes. Hasta ahora nuestro partido no ha posicionado una propuesta económica (y de desarrollo) en la opinión nacional. Esa fue una de las mayores debilidades de la pasada campaña con Carlos Gaviria.
Por ello, a los contradictores del Polo les ha quedado fácil hacerle creer a la gente que si llegamos al gobierno vamos a nacionalizar – sin ton ni son – las principales empresas, que vamos a cerrar el país a la inversión internacional, que expulsaremos las transnacionales, que haremos una reforma agraria que pondrá en peligro la propiedad privada, y en fin, que somos más socialistas y comunistas que lo que pregonamos. En esa dinámica ponen de ejemplo a Chávez, a Evo y Correa. Y como estamos “mirando hacia adentro”, no defendemos con la suficiente valentía, ni mucho menos le aclaramos a la gente,lo que son las políticas de esos presidentes vecinos y los avances obtenidos por esos pueblos.
Y esa idea, de incapacidad o de grave riesgo frente al manejo económico que pueda realizar el Polo, es la que acepta o piensa la mayoría de nuestra población. La gente nos reclama propuestas, alternativas creíbles y viables, que involucren a toda la sociedad “normal y corriente” que desea ver una Colombia en Paz, en crecimiento, con seguridad a todos los niveles, y con una representación internacional respetada y respetable. Nos falta esa propuesta, sencilla y fácil de digerir.
En otro artículo trataremos el tema de la táctica electoral y de los líderes carismáticos (candidatos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario