En defensa de la utopía, como homenaje al Comandante Manuel Marulanda Vélez, El Héroe Insurgente de la Colombia de Bolívar, en el primer aniversario de su viaje hacia la eternidad.
Comandante Jesús Santrich Rebelión
-->¡Lo imposible es lo que nosotros tenemos que hacer, porque de lo posible se encargan los demás todos los días!BOLÍVAR.Continuaremos luchando por construir para Colombia, un Estado justo que avance hacia la igualdad social y no que profundice los abismos entre pobres y ricos, como el actual. Por alcanzar un sistema social acorde con las realidades del siglo XXI, que reivindique nuestras mejores tradiciones, valores y riquezas, que mantenga viva la dignidad de nuestro pueblo por la autodeterminación y contra la injerencia imperial, por la justicia, la solidaridad latinoamericana y la vigencia del ideario bolivariano de alcanzar para nuestros pueblos la mayor suma de felicidad posible. Del Manifiesto Político de las FARC-EP.Novena Conferencia Nacional de Guerrilleros.Montañas de Colombia, enero de 2007.
Utopía en el plano de la praxisEl fenómeno mundial del capitalismo, para ser superado de manera definitiva, mirando hacia el horizonte de la utopía comunista, tendrá que chocar con un fenómeno de revolución socialista de alcance mundial que –con seguridad- irá, como diría Lenin, rompiendo con la cadena imperialistas por los eslabones más débiles. En todo caso, de la realidad, de nuestra propia historia y circunstancia, ha de nutrirse el marxismo siempre auscultando en cada rincón del tiempo y el espacio para visualizar la marcha de la sociedad, influyendo en ella, transformándola, sin quedarnos esperando a que las condiciones nos caigan de los cielos. Es la utopía esencia de los marxistas, como es esencia también la búsqueda selectiva de las “estructuras significativas”, el rescate para la ciencia social y para la práctica revolucionaria del vigor de la visión del conjunto, en el tránsito de su imponderable destino de renovación constante; como método y guía para la acción, su búsqueda deberá indagar en el fenómeno, en la lógica de su movimiento, entendiendo que ninguna categoría, incluso ninguna ley del desarrollo social, es evidente por sí misma; ninguna verdad de ninguna categoría está propiamente en la cabeza de cada hombre por genial que sea, sino en las profundidades, en la superficialidad y en las exteriorizaciones del fenómeno como conjunto, mirándolo de manera dialéctica; es decir, con el examen de las relaciones humanas, por ejemplo, en la sociedad como totalidad que evoluciona en el ritmo de las contradicciones.
Deben tener los marxistas en la utopía un componente esencia de la conciencia, impulsando la acción de las masas, con el convencimiento de que un movimiento revolucionario, donde quiera se geste no puede llamarse tal, si carece de ese componente que se traduce en el esfuerzo imbatible hacia el cambio que se muestra como “imposible”.
Pero es desde la base de la realidad desde donde deberá seguir alzando su vuelo la utopía, el deber ser de la humanidad, el mundo que querríamos como otro mundo posible; es decir, parafraseando a Bolívar, la búsqueda de lo “imposible” mientras de lo posible se encarguen los demás todos los días.
Posibilitar lo “imposible” hasta siempre, sin pretender jamás que se ha de detener la historia…, sin pretender jamás que habría un fin perfecto insuperable…, porque es que el hombre ha de estar infinitamente buscando nuevos y mejores horizontes terrenales.
En el compromiso con lo “imposible” está, precisamente, uno de los valores fundamentales de Bolívar como sujeto revolucionario anterior al marxismo, y del bolivarismo como compendio actual de su ideario. Es de la esencia de la gesta bolivariana la persistencia en la guerra total, contra los opresores españoles y contra los opresores en general. En su conducción de la emancipación, física e intelectualmente, teórica y prácticamente, Bolívar fue no sólo un combatiente por la autonomía política, como lo fueron muchos de sus contemporáneos; fue además un adalid de la revolución continental y un genitor de idearios que ahora son más que nunca necesarios postulados no realizados; pero como necesarios, entonces, son postulados a realizarse indefectiblemente; es decir, utopía: la realización de la Patria Grande, la realización de la República hemisférica, la concreción del equilibrio del universo, etc.
Padre de nuestra nacionalidad colombiana, el Bolívar revolucionario, el Bolívar insurgente y visionario, buscaba la destrucción de todo colonialismo, advirtiendo más allá de lo realmente posible en su tiempo, las posibilidades de lo “imposible” hacia la construcción de una sociedad global en condiciones de igualdad, justicia y verdadera democracia. En esta perspectiva, nos previno, además, de la peligrosidad del imperialismo yanqui.
Consciente del proceso histórico del que participaba, al tiempo que sabía de la necesidad de actuar con determinación transformadora, sin voluntarismo, analizaba Bolívar, sobre la marcha, las condiciones concretas y las posibilidades inmediatas que sobre tales circunstancias podrían lograr materialidad, siempre tomando presente que era el pueblo el verdadero protagonista de la historia y él, Bolívar, tan sólo una “débil paja” arrebatada por el huracán revolucionario. Con visión continental, incluso universal, sin estrecharse en los límites de la parcela de cada pequeña “republiquita”, para el Libertador, mientras los españoles pudieran seguir oprimiendo a cualquier pueblo en el continente, la obra de su ideario estaría inconclusa; y es ese el sentido de su colombianidad.La dimensión de su sueño colombiano llegaba hasta más allá del propósito de ir a descabezar en Europa a los ladrones que subordinan el universo. La utopía del Libertador, en fin, como toda verdadera utopía, en el plano de la praxis, se plantea lo “imposible” desde la base real de las circunstancias.
Marxismo, bolivarismo y utopía.Declararse bolivariano y, en consecuencia, declararse revolucionario dentro de la senda del marxismo implica transitar la vida movidos por la esperanza de transformar la sociedad en busca de la justicia; esta es una constante que indefectiblemente implica la utopía como característica de la conciencia, natural fruto del convencimiento racional.
En ello, la utopía es una meta superior de compromiso, en todo caso relativa en cuanto a la apariencia como se presente, ya en manera de posibilidad o “imposibilidad” según las dificultades extremas que plantee; o relativa también en cuanto a finalidad, tomando en consideración que su concreción histórica es, como la misma historia algo cuyo desenvolvimiento no finaliza.
Sigue acá.....
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