Recibido entre aplausos y consignas de ¡Zapata Vive! ¡La lucha sigue!, ¡Ni perdón ni olvido castigo a los asesinos!, “Viva la lucha de Atenco, de Oaxaca, del pueblo mexicano, viva la lucha...
Daniel Arellano Chávez
-->Eduardo Galeano portando un paliacate de Atenco en su encuentro en la UNAM
Eduardo Galeano realizó un encuentro con sus lectores este jueves 2 de abril en la Sala Nezahualcoyotl, ubicada en la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México donde se dieron cita desde las 2 de la tarde (aunque el evento estaba convocado a las 6 pm), miles de personas para un intercambio en torno a la obra del escritor uruguayo, en su interior la Sala estaba abarrotada y a las afueras no había cabida para más personas.
Recibido entre aplausos y consignas de ¡Zapata Vive! ¡La lucha sigue!, ¡Ni perdón ni olvido castigo a los asesinos!, “Viva la lucha de Atenco, de Oaxaca, del pueblo mexicano, viva la lucha del pueblo latinoamericano”, al inicio de la presentación se menciono al rector José Narro quien se encontraba entre el auditorio, al mencionarse su nombre la Sala trono en abucheos y chiflidos en repudio a su presencia, (no olvidar que José Narro formo parte del aparato represivo que rompió violentamente con la Huelga que defendió la gratuidad de la educación en 1999- 2000).
“Muchas gracias muchas gracias a todos los que han venido y les agradezco mucho no se, les agradezco todo este cariñoso fervor, me hace sentir no se, como aquella viuda que acompaño al hijito al sepelio del papa y que al escuchar los discursos le dijo al nene vámonos que nos equivocamos de muerto, pero bueno son cosas de la vida y no de la muerte y quiero empezar por corregir una errata de la charla que di anoche en Bellas Artes porque me equivoque de reina cuando hable, estaba equivocando, algunas hazañas del imperio británico, hablando de la guerra del opio contra China dije injustamente calumnie a la Reina Isabel, diciendo que era una reina narcotraficante y no hay ninguna prueba de que lo sea, pero en cambio la reina Victoria si fue narcotraficante, (risas entre el publico) y por eso ello desencadeno una guerra de muchos años y de muchos muertos para imponer en China el consumo del Opio, que Inglaterra vendía, que arrancaba de su colonia Indu, de la India.
Bueno hecha esta aclaración para que nadie vaya a creer que es pecadora la reina Isabel, además no tiene para nada aspecto pecador, y voy a repetir la dedicatoria de anoche, quiero dedicar también este encuentro de hoy como dedique el de anoche, en primer lugar al Zapatista de Irak ósea el que arrojo los zapatos a Bush, (Aplausos para Muntadar al-Zaidi, vale decir que el periodista iraquí que le arrojó sus zapatos al ex presidente de Estados Unidos, al asesino George W. Bush, fue condenado a tres años de prisión.) ese zapatista de Irak, ese gesto, gesto de imaginación y de coraje, encarno la dignidad de su pueblo humillado, y quiero dedicarlo también a mis amigos, Manu Chao, Adolfo Gilly y a todos los que defienden, la justa causa de los Presos de Atenco porque al fin y al cabo creo que la tradición más entrañable que es también la más antigua y la más honda de México, es la tradición que nos enseña que la tierra es sagrada y si la tierra es sagrada, sagrados son también los que la defienden”
“Y ahora vamos a pasar a conversar, ósea yo voy a leer unos cuanto relatos que tienen que ver con el oficio del cuenta cuentos y después que eso soy que eso siento que soy yo un cuenta cuentos y después vamos a pasar al dialogo con ustedes, durante unos 40 minutos, media hora, cuarenta minutos, este la verdad que me gustaría quedarme bastante más, conversando con ustedes, pero no puedo porque no soy un Tarzán de la cultura, y en estos días he tenido, un trajín terrible de entrevistas y compromisos diversos en los pocos días que llevo acá en el DF, pero bueno espero que entre la lectura de los relatos, y la conversación ninguno vaya a quedar del todo defraudado, como se dijo al principio lo que no puedo hacer es quedarme a firmar eso se va a hacer mañana en la editorial de 4 a 7”.
“Y ahora vamos a pasar a conversar, ósea yo voy a leer unos cuanto relatos que tienen que ver con el oficio del cuenta cuentos y después que eso soy que eso siento que soy yo un cuenta cuentos y después vamos a pasar al dialogo con ustedes, durante unos 40 minutos, media hora, cuarenta minutos, este la verdad que me gustaría quedarme bastante más, conversando con ustedes, pero no puedo porque no soy un Tarzán de la cultura, y en estos días he tenido, un trajín terrible de entrevistas y compromisos diversos en los pocos días que llevo acá en el DF, pero bueno espero que entre la lectura de los relatos, y la conversación ninguno vaya a quedar del todo defraudado, como se dijo al principio lo que no puedo hacer es quedarme a firmar eso se va a hacer mañana en la editorial de 4 a 7”.
“Voy a empezar por rendir homenaje a la mama de los cuenta cuentos, que vivía y justo parece que coincidencia, en el mismo país donde nació el zapatista de Irak y en la misma ciudad donde ocurrió ese episodio formidable, que es Bagdad y ella también vivía allá, es de profesión diferente el zapatista es periodista y ella era princesa, se llamaba Sherezade, y vivió Sus Mil y una noche en un Palacio de Bagdad hace mil años cuando Bagdad era la capital del mundo, una ciudad de bañas y jardines donde se cruzaban los caminos de las palabras y de las cosas. Prisionera del rey, Sherezade le ofrecía al rey un cuento, a cambio de cada nuevo día de vida por vengarse de una que lo había traicionado, el rey las degollaba a todas, no era muy feminista el rey que digamos, tenia un carácter de mierda como quien dice, porque por una que lo había traicionado, después no había quien se salvara, en el crepúsculo se casaba y al amanecer enviudaba, y una tras otra las vírgenes perdían al mismo tiempo la virginidad y un poco después la cabeza, Sherezade fue la única que sobrevivió a la primera noche, y contando cuentos sobrevivió durante mil y una noches.
Esas historias por ella leídas o escuchadas o imaginadas la salvaban de la decapitación, las decía en voz baja en la penumbra del dormitorio, sin más luz que la luna. Y diciéndolas sentía placer y lo daba. Pero tenía mucho cuidado porque a veces en pleno relato sentía que el rey le estaba estudiando el pescuezo. Si el rey se aburría estaba perdida. Del miedo de morir nació la maestría de narrar, nació ahí en Bagdad y ahí nació también el primer mandamiento de la gente del oficio, que espero no traicionar esta noche y que ordena o dice prohibido aburrir, mas de uno tendría que tenerlo mas encuentra cuando se apodera del micrófono”.
Un encuentro plagado de cuentos ajenos y propios de experiencia y anécdotas por parte de Galeano que tras leer varios relatos, dio fin a esa etapa de su intervención, para iniciar con las preguntas del auditorio, momento en que la Sala volvió a retumbar acompañada por gritos también en el exterior que expresaban la digna rabia de quienes exigen la Libertad de los Presos Políticos de nuestro país en especial de los compañeros de Atenco, en ese instante Lucia Moret entregó una carta a Eduardo Galeano para después ser abrazado por la compañera de vida de Ignacio del Valle, la compañera María Antonia Trinidad Ramírez, que entregó un paliacate a Galeano quien se lo coloco alrededor del cuello para después acotar, “me gustaría conversar con ustedes también, además de compartir, además de compartir las esperanzas que tan lindamente suenan en estas voces que me alientan a seguir y que no hacen más que confirmar que no resulto para nada errada la dedicatoria del encuentro de esta noche. Pero me gustaría que conversáramos un rato además”.
“Una sola vez en mi vida tuve un sueño que resultó este digamos como un sueño útil y hasta contable, y es que soñé cuando todavía yo estaba con esta vaga idea de que, podía haber dentro de mi un libro que iba a llamarse Espejos y que iba a contar de alguna manera a través de 600 relatos breves, nada menos que la historia universal, soñé que subía a un taxi y que le decía al taxista y ahora lléveme a fines del Siglo XVIII…”
“El taxista atravesaba los mares y los cielos con una velocidad impresionante y las fronteras del tiempo también de un siglo al otro…”, fue el único sueño presentable que soñé en toda mi vida pero de ahí salio el libro que escribí, sino hubiera sido por ese sueño jamás hubiera tenido el coraje de cometer semejante locura”.
Acerca de la Independencia, a un año de los festejos oficiales, y del retumbar de los tambores que en el imaginario colectivo hacen sonar hoy día un nuevo llamado a la lucha, Eduardo Galeano dijo: “opino que la Independencia es todavía una tarea por hacer ósea todavía estamos…(aplausos) todavía no somos de veras independientes, estamos muy atados a diversas cadenas la mayoría invisibles, y muy presos de jaulas diferentes que no solo tienen que ver con la economía, pues claro que si que también tienen que ver con la economía, este sino también con la cultura con todo…”, “yo creo que la independencia es todavía una tarea por hacer, porque el día que seamos de veras independientes, estaremos muy orgullosos de ser lo que somos, y no tendremos vergüenza de mirarnos al espejo”.
Entre los muchos cuentos leídos por Eduardo Galeano, uno de los que hermosamente tocaron al corazón de los asistentes, fue aquel en que Alfonso Quijano y Ernesto Guevara se encuentran en el mismo relato:
“Metido en su armadura de latón, montado en su rocín hambriento, Don Quijote de la Mancha parecía destinado al perpetuo ridículo, este loquito, se creía personaje de novela de caballería, y creía que las novelas de caballería eran libros de historia. Pero los lectores que desde hace siglos nos reímos de él nos reímos con él. La escoba es un caballo para el niño que juega, mientras el juego dura, y mientras dura la lectura compartimos las estrafalarias aventuras y desventuras de Don Quijote y las hacemos nuestras, tan nuestras las hacemos que convertimos en héroe al antihéroe, y hasta le atribuimos lo que no es suyo, “ladran Sancho, señal que cabalgamos”, es la frase que los políticos citan con mas frecuencia, y Don Quijote jamás la dijo”.
El caballero de la triste figura llevaba más de tres siglos y medio de mal andanzas por los caminos del mundo, cuando el Che Guevara escribió la última carta a sus padres, para decir adiós no eligió una cita de Marx, escribió “otra vez siento bajo mis talones, el costillar de Rocinante y vuelvo al camino con mi adarga al brazo”. Las últimas palabras del cuento que evocan la visita realizada también por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en 2001 a Ciudad Universitaria, ese día al pie de los Comandantes e integrantes del EZLN había una manta que decía “Aquí navegan los sueños”, Eduardo Galeano con la voz entrecortada tal vez por el cansancio o por el recuerdo del hombre que conoció hace décadas, concluyó el relato: “Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían”.
Daniel Arellano Chávez en Kaos en la Red
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