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sábado, 17 de noviembre de 2018

FILVEN en la maravillosa dictadura del Niño Arañero

Ilka Oliva Corado 

Imaginemos una dictadura en la que el malvado dictador cree una Feria Internacional del Libro, como centro de tortura y que como estrategia de su tiranía también funde una editorial que abra espacios a los marginados no solo de su país sino del mundo. ¡Qué malvado ese dictador promoviendo la lectura como forma de exterminio masivo! 

Bueno, esto no es un cuento de ficción, ese “dictador” bonachón, cariñoso, paisano, campechano y pueblerino creó una revolución que fue capaz de cambiar la historia de un continente. ¿Cómo? Sí, ¡de un continente! 

Ese “tirano” entendió todo desde su infancia pues marginado como millones en el mundo, creció vendiendo dulces de papaya en las calles, dulces que preparaba su abuela. Ese “déspota” supo desde niño lo que era la necesidad, la sobrevivencia, el sacrificio y el camino empinado. A ese “tirano” nada le fue dado, lo luchó desde niño en la exclusión y en su resistencia mantuvo encendido en las profundidades de su alma llanera, el candil de los sueños y las utopías que entibian el espíritu en los tiempos de adversidad. 

Demasiado soñador el Niño Arañero para ser un paria, los parias no tienen derecho a los sueños, los parias al contrario ponen el lomo, se curten las manos, se rajan los pies, se revientan la comisura de los labios en la sequía de la vida y la explotación y se pudren en la boñiga de la alcantarilla: discriminados milenariamente. 

¡Qué osadía de dictador, haberse saltado las trancas! ¡Qué insolencia haber levantado la voz! ¡Qué desvergüenza atreverse a pensar!¡Qué grosería hacer del libre albedrío su maquinaria de guerra! ¡Porque los parias no tienen derecho ni a los suspiros, mucho menos al pensamiento crítico y al arte!

Ese niño marginado, relegado a la invisibilidad que debió pudrirse en las entrañas de las mineras, que debió ser eliminado en las limpiezas sociales, sembró con sus propias manos raíces de crisantemos, de palo de agua y madre cacao, cantó junto a las chicharras y los grillos la melodía de la libertad; invocando a los pueblos del mundo a unirse a la revolución cultural. La revolución del pueblo para el pueblo en la que retumba el agua de las quebradas y las sonrisas de los niños acariciando a los abuelos: refugio de sabiduría. 

Ese “tirano” supo abrir los caminos a los marginados del mundo y creó la Feria Internacional del Libro de Venezuela FILVEN y la Editorial El Perro y la Rana, como columna vertebral de la revolución cultural, de ahí pal real…

Qué maravillosa dictadura, brincos diéramos de tenerla en Latinoamérica y el mundo. Qué inmenso ha sido el aporte a la humanidad del Niño Arañero, de mi corazón. 

Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado
12 de noviembre de 2018.

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