Cubadebate/La Radio del Sur
El pasado 11 de junio, un grupo de niños que cazaba cuises y ratones
en un predio ubicado frente al aeródromo de San Fernando reparó en un
barril de metal oxidado con capacidad para 200 litros. Estaba roto. Los
chicos vieron huesos y llamaron al 911. La policía descubrió luego otros
dos toneles similares que también tenían restos óseos. Después de
analizarlos, se estableció que uno de los cuerpos pertenece a Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, un diplomático cubano desaparecido el 9 de agosto de 1976.
El caso lo condujo el fiscal de San Isidro Luis Angelini, a cargo del
área ejecutiva de investigaciones criminales de San Fernando. El
funcionario judicial dio intervención al Equipo Argentino de
Antropología Forense (EAAF).
Según confirmaron a Página/12 fuentes judiciales, la pericia
realizada por ese organismo -cuyos integrantes no quisieron ayer hacer
declaraciones- indicó que el cuerpo era con el 99,99 por ciento de
probabilidades del diplomático cubano.
El expediente pasará ahora al juzgado de Daniel Rafecas, quien tiene a
su cargo la causa por los delitos de lesa humanidad cometidos en el
centro clandestino Automotores Orletti, donde fue visto por última vez
Galañena Hernández. Será la Justicia Federal la encargada de certificar
la identificación.Galañena Hernández fue secuestrado junto a Jesús Cejas
Arias el 9 de agosto de 1976, en el barrio de Belgrano.
Acababan de salir de la embajada cubana, donde trabajaban. Cuatro
días después, el 13 de agosto, La Opinión publicó que “la embajada
cubana en Buenos Aires está trabajando en estrecho contacto con el
gobierno argentino en la búsqueda de dos miembros de la representación,
acerca de quienes se presume que habrían sido secuestrados. Los dos
hombres, Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández, integrantes
ambos del personal administrativo de la embajada cubana, no han sido
vistos desde que salieron de la embajada el lunes”.
El 17 de agosto, en el mismo diario, se informó que “La agencia de
noticias Associated Press recibió ayer un sobre, por correo simple y con
estampilla argentina, conteniendo las credenciales de los empleados
administrativos de la embajada de Cuba, cuyo texto en letra manuscrita y
despareja dice: ‘Nosotros (Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena)
ambos cubanos nos dirigimos a usted para que por este medio comunicar
que hemos desertado de la embajada para gozar de la libertad del mundo
occidental’, la nota no lleva firma al pie ni ninguna otra aclaración.
La Cancillería argentina certificó la autenticidad de la credenciales”.
De esta forma la dictadura argentina montó un operativo para hacer
creer que los dos hombres habían abandonado el régimen cubano y no tener
que dar explicaciones por la desaparición de dos diplomáticos.
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