Penultimátum
Quienes
pensaron que era suficiente la exhibición de fanatismo del
ultraconservador Tea Party, hoy se dan cuenta que se quedaron cortos.
Desplazada una de sus figuras clave (la señora Sara Palin) por los
escándalos que la rodean a ella y a su familia, esa agrupación se
reforzó con Paul Ryan, candidato a la vicepresidencia del Partido
Republicano.
Aunque John McCain (derrotado en las urnas en 2008 por Obama) y un grupo progresista dentro de dicho partido son enemigos del Tea Party, claudicaron vergonzosamente en asuntos como el aborto, la educación, la sexualidad, el matrimonio homosexual y, en tiempo de crisis, la economía. El motivo: comprobaron que lo apoyan muchos votantes que sufren por la prolongada crisis y creen en sus propuestas salvadoras. Aunque éstas incluyan reducir el gasto social y derogar la reforma sanitaria. Suma también al exilio cubano.
Es tan ultra que ven a Mitt Romney, su candidato a la Presidencia, Aunque John McCain (derrotado en las urnas en 2008 por Obama) y un grupo progresista dentro de dicho partido son enemigos del Tea Party, claudicaron vergonzosamente en asuntos como el aborto, la educación, la sexualidad, el matrimonio homosexual y, en tiempo de crisis, la economía. El motivo: comprobaron que lo apoyan muchos votantes que sufren por la prolongada crisis y creen en sus propuestas salvadoras. Aunque éstas incluyan reducir el gasto social y derogar la reforma sanitaria. Suma también al exilio cubano.
demasiado progresista. Pero los extremos pesan demasiado. Como Todd Akin, quien estaba en campaña para senador por Misuri, y dijo que cuando hay una
violación legítima, el cuerpo femenino tiene mecanismos para evitar un embarazo. Akin rechaza el aborto incluso en casos de violación o incesto. Con ello cavó su tumba electoral cuando los republicanos quieren recuperar el senado en noviembre.
O el sheriff de Arizona, Paul Babeu, quien dimitió como responsable de la campaña de Romney después de que su amante, un inmigrante mexicano, lo acusó de amenazarlo con la deportación si hacía público su amorío. Babeu, partidario de las leyes anti inmigración, ofreció disculpas y reconoció que es homosexual.
En
cambio, el Tea Party cuenta con grandes apoyos financieros para la
campaña. Como el de David y Charles Koch, la tercera fortuna del país.
O Sheldon Adelson, tan poderoso que Romney y Ryan lo fueron a ver al
hotel Venetia, en Las Vegas, desde donde gobierna su vasto imperio de
casinos y juego, pese a ser actividades que se contradicen con la fe
mormona que profesa el candidato republicano. O que el organismo
regulador de Wall Street investiga la manera en que ha hecho su fortuna
y los sobornos que pagó por abrir sus casinos en Macao, China. Adelson
quiere establecer una inmensa ciudad del juego en Madrid. Cuenta para
ello con el apoyo y la ayuda del derechista gobierno español.
Cabe recordar que el Tea Party despegó en 2009 como iniciativa de grupos de votantes jóvenes e
idealistas, preocupados por la economía, defensores de un férreo control del gasto público, escasa presencia del Estado e impuestos bajos. Este grupo marginal atrajo a muchos integrantes de una clase media venida a menos y furiosa con el desorbitado gasto público, la burocracia y la decadencia del imperio estadunidense. Y van por todo.
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