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miércoles, 29 de agosto de 2012

La campaña contra WikiLeaks debilita las campañas contra violaciones



Green Left Review

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La odisea personal del jefe de WikiLeaks Julian Assange se ha utilizado para eclipsar el innovador periodismo de WikiLeaks que sacó a la luz los secretos de gobiernos y corporaciones de todo el mundo.
Unos cables diplomáticos australianos obtenidos por el Sydney Morning Herald en diciembre revelaron: “WikiLeaks es objetivo de una investigación criminal ‘sin precedentes’ por parte del gobierno de EE.UU.” A pesar de esto, el gobierno australiano sigue argumentando públicamente que no tiene conocimiento de una campaña estadounidense contra Assange –editor y fundador del sitio– e incluso argumentó que era muy improbable.
No es sorprendente que el mayor incriminado por las publicaciones de WikiLeaks –el gobierno de EE.UU.– se proponga estatuir un ejemplo con los involucrados. Uno de los miles de correos electrónicos hackeados de la firma de espionaje privada Stratfor publicados por WikiLeaks en febrero dice que EE.UU. tiene una acusación en firme contra Assange.
Assange obtuvo asilo político de Ecuador el 16 de agosto después de permanecer en la embajada de Ecuador en Gran Bretaña desde junio para evitar la extradición a Suecia. Permanece en la embajada en un enfrentamiento con la policía británica que se ha retractado de su amenaza de atacar la embajada.
Assange teme que le extraditen de Suecia a EE.UU. por posibles acusaciones de espionaje, con la posibilidad de enfrentarse a tortura y ejecución. El trato cruel y poco usual impuesto al supuesto filtrador de los cables estadounidenses Bradley Manning –que se enfrenta a 52 años de cárcel si es condenado– es un ejemplo de la posible suerte de Assange.
Las autoridades suecas buscan la extradición de Assange para interrogarle por acusaciones de violación. No ha sido inculpado de ningún crimen. Las autoridades suecas han rechazado ofertas de Assange de que lo interroguen Gran Bretaña. Assange ha dicho que está dispuesto a ir a Suecia si le dan garantías de que no le enviarán a EE.UU.
Karin Rosander, directora de Comunicaciones de la Fiscalía General sueca, dijo a Radio 4 de la BBC el 21 de agosto que la procuraduría no había dado ninguna razón por la que no se pudiera interrogar a Assange en Gran Bretaña.
La decisión de Ecuador de otorgar asilo a Assange se basa en el hecho de que ni Suecia ni EE.UU. podían ofrecer alguna garantía de que Assange no sería extraditado a EE.UU.
Los medios dominantes han tenido su parte en el envenenamiento de la opinión pública con una serie de ataques a la personalidad de Assange, muchos de ellos al borde del ridículo. Sus detractores lo han calificado de “megalómano” egoísta, “monstruoso narcisista” maleducado y sucio. El hecho de que Brad Pitt y Angelina Jolie no hayan asistido a la fiesta de su cuadragésimo cumpleaños fue otro motivo de burla.
La solicitud de asilo de Assange en la embajada ecuatoriana se ha tratado más como una telenovela que como un asunto con importantes implicaciones para el periodismo y el derecho del público a saber lo que sus gobiernos hacen tras las puertas cerradas.
Sin embargo, a diferencia de los chismes sobre Assange, las afirmaciones de violación no deben tratarse trivialmente. Algunos partidarios de Assange han descartado las afirmaciones de violación como falsas o han minimizado su gravedad.
Un ejemplo fue el parlamentario británico George Galloway, quien dijo el 18 de agosto: “Incluso en el peor de los casos, si las afirmaciones de esas dos mujeres fueran ciertas, 100% ciertas, e incluso si una cámara en la habitación las hubiera fotografiado, no constituyen violación. Al menos no como posiblemente la reconocería cualquiera con un poco de sentido común”
Este tipo de declaración es deplorable y profundamente dañina para la causa de los derechos de las mujeres. El movimiento por los derechos de las mujeres ha luchado duramente para que cosas semejantes se tomen en serio, contra una historia de encubrimientos, culpación de las víctimas e impunidad. El intento de disculpar semejante comportamiento –no importa quién sea el acusado– contribuye a ese sexismo y las personas progresistas deberían considerarlo poco escrupuloso.
Las acusaciones merecen que se las tome en serio, pero las circunstancias altamente politizadas en las que han sido utilizadas por las autoridades significan que la posibilidad de un proceso legal justo para Assange sea poco probable.
Las acusaciones fueron formuladas primero en agosto de 2010, inmediatamente después que WikiLeaks publicara miles de cables secretos estadounidenses sobre las guerras de Irak y Afganistán, que dieron a conocer mentiras y conducta criminal de las fuerzas occidentales. Los fiscales suecos descartaron inicialmente el caso, hasta que fue reabierto tras las presiones de algunos políticos suecos.
En diciembre de 2010, las autoridades suecas emitieron una orden de arresto para Assange –quien se encontraba en Gran Bretaña– inmediatamente después de que WikiLeaks comenzó a publicar cables secretos de las embajadas de EE.UU., sacando a la luz aún más crímenes y mentiras, esta vez a escala mundial.
Stephanie Convery dijo en Overland.org.au el 22 de agosto: “es increíblemente ingenuo creer que toda la atención estatal al caso Assange tenga algo que ver con la violencia sexual”, y señaló que históricamente “esas fuerzas no se preocupan por las mujeres y ciertamente no se preocupan por las víctimas de abuso sexual”.
Convery dijo que las afirmaciones “no deben influenciar nuestra oposición a la extradición, pero también requieren una respuesta política, por toda una serie de motivos. No tenemos la información necesaria para juzgar la verdad de las acusaciones [afirmaciones] pero eso no debería constituir una excusa para desechar la posibilidad de su legitimidad”.
En un artículo del 23 de agosto de The Guardian titulado “Somos mujeres contra violaciones y no queremos que Julian Assange sea extraditado”, Katrin Axelsson y Lisa Longstaff –miembros del grupo británico We are Women Against Rape– escribieron: “Ahora parece todavía más claro que esas acusaciones son una cortina de humo detrás de la cual una serie de gobiernos tratan de tomar represalias contra WikiLeaks por haber revelado audazmente al público su planificación secreta de guerras y ocupaciones con sus corolarios de violaciones, asesinatos y destrucción”.
Axelsson y Longstaff dijeron: “La justicia para un violador acusado no niega la justicia para sus acusadores. Pero en este caso se niega la justicia a ambas partes.
“El proceso judicial se ha corrompido. Por una parte, los nombres de las mujeres han circulado en internet; se las ha ensuciado, las han acusado de urdir una “trampa de miel” y han visto que sus afirmaciones se han descartado por ‘no violación real”. Por otra parte Assange es tratado por gran parte de los medios como si fuera culpable, aunque ni siquiera ha sido inculpado.
“No nos corresponde decidir si las afirmaciones son verdad o si lo que ocurrió es violación o violencia sexual, no conocemos todos los hechos y lo que se ha dicho hasta ahora no se ha demostrado. Pero sabemos que el derecho de las víctimas al anonimato y la presunción de inocencia de los inculpados son fundamentales en un proceso judicial justo”.
Las autoras concluyen diciendo: “Sea o no culpable de violencia sexual, no creemos que sea el motivo por el que están persiguiendo a Assange. Una vez más la furia y la frustración de las mujeres ante la prevalencia de violaciones y otro tipo de violencia, están siendo utilizadas por políticos para sus propios fines…
“El hecho de que EE.UU. no haya presentado una demanda de extradición en esta etapa no constituye garantía de que no lo haga una vez que esté en Suecia y de que no sea torturado como lo han sido Bradley Manning y muchos otros, hombres y mujeres. Las Mujeres contra Violaciones no pueden ignorar esta amenaza”.
Axelsson y Longstaff señalan la burda hipocresía de Gran Bretaña: “En 1998, el dictador chileno Augusto Pinochet fue arrestado en Londres después de un pedido de extradición de España. Su responsabilidad por el asesinato y desaparición de por lo menos 3.000 personas y la tortura de 30.000, incluyendo la violación y abuso sexual de más de 3.000 mujeres, a menudo utilizando perros, nunca se puso en duda”, y a pesar de ello, “el gobierno británico no cumplió su obligación con el sistema judicial de España y permitió que Pinochet volviera a Chile. Assange ni siquiera ha sido inculpado, pero la determinación de extraditarlo es mucho mayor que en el caso de Pinochet”.
La lucha por Assange no tiene que ver con las afirmaciones de violación. Éstas son un asunto separado de los ataques a WikiLeaks. Dichos ataques incluyen un bloqueo financiero orquestado contra el sitio por importantes instituciones financieras, la persecución del presunto denunciante Bradley Manning y la evidencia documentada de que autoridades estadounidenses han preparado acusaciones secretas con el fin de perseguir a Assange.
La utilización de las afirmaciones de violación como cobertura de los ataques a WikiLeaks es exactamente lo contrario de una consideración seria de abusos sexuales.
Fuente: http://www.greenleft.org.au/node/51992

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