Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
Una nueva película, Compliance, examina “el deseo humano de seguir y obedecer a la autoridad”.
Instituciones
liberales como los medios de comunicación, universidades, tribunales
federales y organizaciones de derechos humanos, que han funcionado
tradicionalmente como barreras a la obediencia ciega a la autoridad, se
han puesto en nuestros días de parte del poder. La subversión de esas
instituciones las ha hecho pasar de controles del poder a sirvientes
del mismo. El resultado es la transformación de la cultura del Estado
de derecho en una autoridad irresponsable que se basa en el poder
mantenido por la propaganda.
La
propaganda es importante para inculcar confianza en la autoridad. El
caso de Pussy Riot muestra el poder de la propaganda de Washington
incluso dentro de Rusia y revela que la propaganda de Washington ha
sobornado a importantes organizaciones de derechos humanos como Human
Rights Watch, Chatham House y Amnistía Internacional.
Los
medios de comunicación occidentales describen a Pussy Riot como un
grupo de rock punk, pero parece que en los hechos es un grupo conocido
como Voina (Guerra) que realiza presentaciones públicas imprevistas
lascivas o escandalosas como la de la catedral rusa, una orgía sexual
en un museo y eventos similares. (Vea también: http://plucer.livejournal.com/265584.html).
Tres
de las participantes en la capital fueron detenidas, inculpadas,
juzgadas, condenadas por violar una ley estatutaria y recibieron
sentencias de dos años de prisión. La Voz de Rusia
recientemente transmitió una discusión del caso desde su estudio de
Londres. Representantes de Human Rights Watch y Chatham House
argumentaron que en realidad se trata de un caso de libertad de
expresión y que las mujeres eran prisioneras políticas por criticar al
presidente ruso Putin.
La
afirmación es falsa. En la actuación blasfema de la catedral rusa no
mencionaron a Putin. Las referencias a Putin se añadieron después al
video colocado en Internet con el fin de presentar un delito como
protesta política.
Los
representantes de derechos humanos también argumentaron que la condena
de las mujeres solo podría ocurrir en la Rusia de Putin. Sin embargo,
el presentador del programa señaló que en realidad la mayoría de los
países europeos tienen leyes similares a las de Rusia y que numerosos
infractores europeos han sido arrestados y castigados incluso con mayor
severidad. Por cierto, recientemente leí una noticia de Alemania de que
un grupo de imitadores de mujeres había escenificado una protesta
similar en apoyo a Pussy Riot y había sido arrestado. Un análisis de
estos temas aparece aquí: http://mercouris.wordpress.com/
Los
representantes de los derechos humanos parecían creer que Putin no
había pasado el test democrático al no detener el procesamiento. Pero
un país tiene un Estado de derecho o no lo tiene. Si Putin pasa por
sobre la ley, significa que Putin es la ley.
Haya
tenido o no Washington una mano en el evento de Pussy Riot a través de
los grupos de protesta que financia, “Hitlery” Clinton se apresuró a
hacer propaganda. La libertad de expresión estaba amenazada en Rusia,
dijo.
Washington
utilizó el caso de Pussy Riot para vengarse de Putin por haberse
opuesto a la destrucción de Siria. El tema legal no considerado es la
interferencia de Washington en los asuntos internos de Rusia. El
cercano alineamiento de las organizaciones de derechos humanos con la
propaganda de Washington perjudica la credibilidad de la defensa de los
derechos humanos. Si los grupos de derechos humanos se ven como
auxiliares de la propaganda de Washington, su autoridad moral se
evapora.
El
predominio del idioma inglés, debido a la dominación británica del
mundo en los siglos XVIII y XIX y la dominación estadounidense en el
Siglo XX y en la primera década del Siglo XXI, facilita el control de
las explicaciones por parte de Washington. Otros idiomas simplemente no
tienen el alcance necesario para competir.
Washington
también tiene la ventaja de haberse presentado como defensor de la
ética en la Guerra Fría. Los pueblos que formaban parte del imperio
soviético e incluso muchos rusos todavía ven a Washington como el bueno
de la época. Washington ha utilizado esa ventaja para financiar
“revoluciones de colores” que han apartado a algunos países de la
esfera de influencia rusa y los han llevado a la de Washington.
Tony Cartalucci concluye que “Amnistía Internacional es propaganda del Departamento de Estado”. http://www.informationclearinghouse.info/article32257.htm
Cartalucci
señala que la directora ejecutiva de Amnistía es la ex funcionaria del
Departamento de Estado Suzanne Nossel, quien combina la “defensa de los
derechos humanos” con la hegemonía global de EE.UU.
Amnistía
parece un amplificador de la propaganda de Washington. El último correo
de Amnistía a sus miembros (27 de agosto) dice: “Como si no fuera
bastante vergonzoso el último proceso y sentencia de tres miembros de
Pussy Riot, ahora la policía rusa está persiguiendo a otros miembros de
la banda. No cabe duda: las autoridades rusas son implacables. ¿Hasta
dónde están dispuestas a ir para silenciar las voces del disenso?
¡Decid al gobierno ruso que deje de perseguir a Pussy Riot!”
El
correo electrónico de Amnistía Internacional del 23 de agosto a sus
miembros: “Despierta mundo”, es completamente unilateral y culpa
enteramente de la violencia al gobierno sirio, no a al Qaida o a otros
grupos externos que Washington ha armado y lanzado contra el pueblo
sirio. Amnistía solo se preocupa de conseguir imágenes visuales que
condenen al gobierno sirio ante el público: “Trabajamos por colocar
estas secuencias incriminatorias en manos de periodistas en todo el
mundo. Apoyad nuestro trabajo y ayudad a asegurar que nuestro vídeo de
primera mano sea visto por miembros influyentes de los medios”.
Pussy
Riot por lo menos tuvo derecho a un proceso. Es más de lo que obtuvo el
marine estadounidense, Brandon Raub, veterano de dos períodos de
servicio de combate. Raub puso en Facebook su opinión de que había sido
utilizado por Washington en nombre de una agenda ilegal. La policía
local, el FBI, y el Servicio Secreto fueron a su casa, lo sacaron a
rastras y bajo la autoridad de un trabajador social, lo confinaron en
un hospital mental para observarlo.
No
vi ninguna protesta de Human Rights Watch, Amnistía Internacional o
Chatham House. En su lugar, un juez de tribunal de circuito de
Virginia, W. Allan Sharrett, exigió la inmediata liberación de Raub y
declaró que no había motivos para detener y confinar a Raub solo por
ejercer su derecho a la libertad de expresión.
Cada
vez se castiga más a los estadounidenses por ejercer sus derechos a la
libertad de expresión. En youtube se encuentra una serie de videos de
violencia policial contra el movimiento Ocupa. Muestran a los matones
de la Gestapo policial golpeando a mujeres, pulverizando pimienta sobre
manifestantes sentados con sus cabezas inclinadas, golpeando con sus
porras y quebrando cabezas y manifestantes golpeados hasta perder la
conciencia, esposados y arrastrados por ejercer un derecho protegido
por la constitución.
Ha
habido más protestas por Pussy Riot que por la detención ilegal y
tortura de Bradley Manning o por la amenaza del gobierno del Reino
Unido de invadir la embajada de Ecuador y sacar a Julian Assange, el
director de WikiLeaks.
Cuando
un disidente chino buscó asilo en la embajada de EE.UU. en China, el
gobierno chino se sometió al derecho internacional y permitió la salida
del disidente a EE.UU. Pero Gran Bretaña, adalid de la “libertad y la
democracia”, niega un salvoconducto a Assange, que ha obtenido asilo, y
no hay protestas de Clinton en el Departamento de Estado.
En China’s Rise, America’s Fall,
Ron Unz presenta un convincente argumento de que el gobierno chino
respeta más el Estado de derecho y escucha más a su pueblo que
Washington.
Actualmente
son Rusia y China, no el Reino Unido y Europa, las que cuestionan la
pretensión de Washington de que el gobierno de EE.UU. está por encima
de las leyes internacionales y tiene derecho a derrocar los gobiernos
que desaprueba.
La
ilegalidad que ahora caracteriza a los gobiernos de EE.UU. y del Reino
Unido constituye una gran amenaza para el mayor logro de la humanidad,
el Estado de derecho por el cual los británicos combatieron desde el
tiempo de Alfredo el Grande en el Siglo IX hasta la Gloriosa Revolución
del Siglo XVII. ¿Dónde están las protestas por la destrucción
anglo-estadounidense del Estado de derecho?
¿Por qué no se preocupan Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Chatham House?
© Copyright Paul Craig Roberts, paulcraigroberts.org , 2012
Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro publicado es Economies in Collapse: The Failure of Globalism , publicado en Europa, junio de 2012.
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