Santiago de Chile, 24 jun (PL) El estado de efervescencia social que vive Chile demuestra que el modelo de signo neoliberal impuesto durante el régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990) tocó techo, destacó hoy aquí la revista Punto Final.
El modelo de dominación de origen dictatorial se encuentra agotado porque el país al que le fue impuesto a punta de bayonetas cambió, remarcó el medio tras referirse a la escalada de protestas sociales en lo que va de año y sobre todo a las multitudinarias marchas en defensa de la educación pública.
La situación revela que la institucionalidad construida en lo fundamental por la dictadura se encuentra atrapada en su propia trampa: un modelo económico, social, político y cultural que no incluye entre sus deberes solucionar los problemas del pueblo, acotó la reconocida publicación de la izquierda chilena.
Advirtió en editorial sobre el tema que hay un panorama de "empantanamiento muy riesgoso" que "llevado a una situación límite puede gatillar los instintos más siniestros de un modelo portador de los genes del terrorismo de Estado".
Las manifestaciones, explicó, catalizan un estado de ánimo que prevalece en los sectores que sufren en forma directa los tormentos que causa la economía de mercado: endeudamiento desmesurado, bajos salarios, inestabilidad laboral, alzas de precios de los alimentos y pésima atención de salud.
De igual modo, añadió: dramáticas carencias habitacionales, carestía del transporte y una educación discriminatoria que niega todo futuro a la inmensa mayoría de los jóvenes; en definitiva, un modelo de sociedad basado en el lucro y en el individualismo.
Hizo notar la revista cómo los datos macroeconómicos (crecimiento, inflación, tasa de desempleo) son en realidad un espejismo a espaldas de la sociedad real, donde la segmentación y la polarización aumentan sin cesar.
En Chile hay un verdadero apartheid en muchos campos, situaciones indignantes que no admiten espera y por eso la presión social está haciendo reventar las costuras del sistema, recalcó el medio.
Insistió finalmente en la necesidad de una nueva Constitución para Chile generada por la soberanía del pueblo y la articulación de las movilizaciones sociales a partir de objetivos políticos claros enfilados a la derrota del modelo autoritario.
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