Escuelas de apartheid
por Mumia Abu-Jamal
Muchas generaciones después de la decisión de la Suprema Corte, Brown vs el Consejo de Educación (1954), que supuestamente marcó un hito en la historia al prohibir la segregación racial en las escuelas públicas, diariamente millones de estudiantes estadounidenses caminan de mala gana a escuelas definidas por el apartheid.
Estas escuelas, casi siempre para los negros y latinos, invariablemente se encuentran en mal estado, con una falta de financiamiento, de recursos y de personal. Los gobiernos estatales y locales suelen desviar los fondos a las escuelas suburbanas para blancos. En muchos casos éstas
parecen universidades de paga, a diferencia de las escuelas urbanas que tienen fachada, olor y operación de una prisión juvenil.
El libro de Jonathan Kozol, Verguenza de la Nación (Shame of the Nation, Three Rivers Press, 2005), contiene una plétora de historias que vienen de media docena de estados y documentan el inmenso y horroroso daño hecho a millones de niños negros y latinos, a quienes se les enseñan día
tras día, que sus sueños, sus esperanzas y sus vidas son de poco valor social.
Son los niños y niñas afectados por la punitiva y represiva ley, “Ningún Niño Dejado Atrás” (No Child Left Behind). Ésta los somete a exámenes que son producto de un pensamiento mecánico y obstaculizan el verdadero aprendizaje, desalientan a los verdaderos maestras y maestros y
enriquecen a las agencias que venden los exámenes. Se llama “educación”, pero ésta mata la capacidad de pensar.
¿Y cuál es la respuesta del gobierno de Obama? Arreglarla; no terminarla. ¡Una ley que ha provocado tanta carnicería social! ¿Por qué no se la puede derogar? “Ningún Niño Dejado Atrás” ha sido un desastre. ¿No ha llegado el momento de acabar con esto?
Desde el corredor de la muerte soy Mumia Abu-Jamal.
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