Diversos medios de prensa coinciden en deplorar el intercambio de insultos y groserías en el que han caído los candidatos neoliberales y en advertir que la degradación de la campaña afecta la convivencia democrática y erosiona las bases mismas del sistema político.
Al mismo tiempo, los participantes en la llamada guerra sucia electoral no parecen arrepentidos y la crispación, por temas no fundamentales, se mantiene.
La extrema agresividad verbal se tornó en procacidad ayer, cuando el candidato peruano-estadounidense Pedro Pablo Kuczynski respondió con groserías a una alusión a su avanzada edad y posible deterioro, hecha por dirigentes del partido del expresidente y candidato Alejandro Toledo.
Previamente, el acaudalado empresario había puesto en duda la veracidad de la prueba toxicológica a la que Toledo anunció haberse sometido para desvirtuar acusaciones de sus rivales sobre su conducta personal.
Paralelamente, el exalcalde de Lima había dicho que las críticas de Toledo a su reticencia a debatir eran producto del licor y la cocaína.
Por otra parte, el exgobernante calificó como una maniobra de guerra sucia la divulgación de una grabación de audio registrada cuando era presidente (2001-06), en la que él habla con el empresario Jorge Mufarech.
Ambos mencionan las denuncias contra Mufarech por corrupción y Toledo se refiere en términos procaces sobre funcionarios y legisladores de su propio partido que cuestionaban al empresario.
Toledo admitió la autenticidad de la grabación y trató de justificarse con el argumento que usaba un tono coloquial en una conversación privada, sin dar mayores explicaciones.
El candidato presidencial del bloque progresista Gana Perú, Ollanta Humala, deploró el lenguaje usado en el audio, el cual no es el más adecuado para un gobernante, según dijo, a tiempo de emplazar a sus rivales a no rebajar el nivel del debate y discutir los temas económicos y sociales de fondo.
La comentarista de televisión Rosa María Palacios comentó que los ataques entre Toledo, Castañeda y Kuczynski, pueden beneficiar a Humala y a Keiko, la hija del encarcelado exmandatario Alberto Fujimori.
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