¿Pero quiénes componen la Liga Arabe? En su inmensa mayoría los regímenes que están siendo sacudidos por la ola revolucionaria desde Marruecos hasta el golfo de Adén. ¿Y quiénes cortan allí el bacalao? Principalmente Arabia Saudita y las demás satrapías del Consejo de Cooperación del Golfo, todas estrechas aliadas de Estados Unidos, corruptas y antidemocráticas, furiosas enemigas de los pueblos árabes y –por viejos rencores– de Kadafi. Pero también aterradas de enfurecer más a sus pueblos si se involucran en los bombardeos, posponen enviar contra Libia ni uno de los cientos de costosísimos aviones comprados a Estados Unidos. En suma, el veteado barniz de legitimidad de la coalición de los dispuestos
se derrite. La dirección de las operaciones, se supone, pasará de Estados Unidos (que no quiere aparecer al frente) a la OTAN, es decir, de un general yanqui a otro general yanqui, pero con el disgusto de Sarkozy que quiere toda la gloria para sí, aunque hasta ahora las dos terceras partes de las acciones han sido realizadas por aviones estadunidenses –sin contar la lluvia de misiles Tomahawk– y solamente el 18 por ciento por aparatos franceses. La OTAN se resquebraja. La grieta abierta por Turquía se une a la de Alemania, ambas negadas a involucrarse en la operación Odisea del Amanecer.
A escasos cuatro días de haberse iniciado, es tan ostensiblemente criminal la aventura del trío franco-anglosajón que el ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, recién concluida una entrevista con su homólogo estadunidense Robert Gates reclamaba un alto el fuego y añadía: “…en (Libia)… han sufrido instalaciones no militares y han muerto civiles. Eso es algo que no se puede permitir”. Mientras, la vocera de la cancillería china afirmaba: La resolución de la ONU de establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia tiene como objetivo proteger a los civiles. Nos oponemos a que el abuso de la fuerza cause más muertes civiles y desastres humanitarios más graves
. Por su parte, el primer ministro de Turquía, Recyp Erdogan, reiteraba su vigorosa oposición a una intervención de la OTAN en Libia: no nos imaginamos a nuestros aviones enviando bombas sobre civiles libios. No queremos que Libia se convierta en un segundo Irak. Una civilización colapsó en Irak... fueron muertos más de un millón de personas
. Y Mourad Medeci, canciller de Argelia, país que se opuso a que la Liga Arabe pidiera la zona de exclusión: los bombardeos son desproporcionados y amenazan con agravar la crisis
.
En Brasil, desde donde el premio Nobel de la Paz Obama dio el sábado 19 la orden de fuego contra Libia, recibía de nuevo el martes 22 la condena de la presidenta Dilma Rousseff: La intervención militar está teniendo un efecto contrario al deseado y, en lugar de proteger a los ciudadanos libios, provocará más muertes
. Recordaba que ésta es la posición de Rusia, China e India, también integrantes del BRICS. En América Latina se han opuesto, además, a la intervención Argentina, Uruguay y, por supuesto, los integrantes de la Alba, solidarios con la postura de Chávez. Cabe recordar que tan temprano como el 23 de febrero de este año Fidel Castro alertó sobre la amenaza de esta intervención en Libia no sólo –argumentó– para apoderarse de su petróleo sino con la intención de frenar la ola revolucionaria árabe. Como mi estimado amigo Adolfo Gilly, invito a leer todas las Reflexiones de Fidel sobre este tema.
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