El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera Avilés, admitió la lentitud en los procesos judiciales, la cual justificó con la ausencia de los medios científicos para hacer las averiguaciones sobre las muertes.
Entre los crímenes investigados se encuentran los de los periodistas Joseph Hernández Ochoa, David Meza y Nahum Palacios, ultimados a balazos en Tegucigalpa, La Ceiba y Tocoa, respectivamente.
Con los asesinatos de los 11 profesionales de la prensa, Honduras se convirtió en uno de los países más peligrosos para el ejercicio de la profesión.
Desde el golpe de Estado de junio del 2009 se agravaron las agresiones contra los medios de comunicación y trabajadores del sector, con el objetivo de silenciar las denuncias sobre corrupción, narcotráfico y violaciones de los derechos humanos.
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