Entrevista a Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil
Brasil de Fato
En la entrevista que sigue, concedida por Luiz Inácio Lula da Silva a Brasil de Fato, el expresidente de Brasil, conversó con Beatriz Pasqualino sobre hambre, desempleo y la pérdida de derechos que está sufriendo el pueblo brasileño desde que asumió la presidencia Michel Temer y otras cuestiones que le fueron formuladas también gentes de la calle.
Beatriz Pasqualino.- Usted reservó la mitad del año para hacer viajes por el país. Fue al Nordeste con la caravana, a Minas Gerais y ahora el 04 de diciembre sigue hacia los estados de Espírito Santo y Rio de Janeiro. ¿Qué le han enseñado esas experiencias sobre Brasil y los brasileños de hoy?
Lula.- Descubrí en la campaña de 1989 que no se puede gobernar este país para todos los brasileños y brasileñas si no se conocen sus entrañas.
Porque generalmente cuando uno es candidato, uno viaja de capital en capital, de tarima en tarima, de aeropuerto en aeropuerto. Sale de un auto, sube a la tarima, da un discurso, ni saluda al pueblo, entra al auto, vuelve al aeropuerto…En 1989 descubrí que si quería gobernar Brasil efectivamente para los brasileños tendría que conocer Brasil. Por eso en 1992 empecé a realizar las caravanas.
En la primera caravana, rehice el viaje que había hecho en 1952, de Pernambuco a São Paulo. Hice el viaje en autobús. Después viajé a la Amazonia, a la región Sudeste, Norte, Sur, al Centro-Oeste de Brasil. Recorrí 91 mil kilómetros en carretera, en barco, en tren, conversando con más de 600 comunidades brasileñas, para conocer cómo viven las comunidades quilombolas [comunidades ancestrales que agrupan afrodescendientes], los sin tierra en los asentamientos, las comunidades indígenas. Porque es muy diferente leer historias que estar ante las personas, con sus problemas, sus realidades, contando su vida.
¿Y por qué volví a hacer los viajes, después de haber gobernado el país? Porque gran parte de las políticas que desarrollé cuando estuve en la Presidencia son oriundas del aprendizaje de la caravana. Entonces he vuelto a hacer caravanas para ver dos cosas: ¿Cómo está Brasil hoy? ¿Cuáles son las políticas que fueron efectivamente sustentables? ¿Cómo está la vida de la población hoy? Aun tengo que viajar al sur del país y a la región norte. Pienso hacer un viaje por Amapá, Roraima, Amazonas, Pará, Acre [estados de la región norte]. Después pienso viajar a Mato Grosso, Goiás, Maranhão, Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná [estados de las regiones Centro-Oeste y Sur], para completar el álbum de fotografías. O sea, si viene la campaña electoral en 2018, si el Partido de los Trabajadores (PT) decide que voy a ser su candidato, quiero ser candidato con las fotografías actualizadas, conociendo las aspiraciones y las esperanzas del pueblo brasileño.
Beatriz Pasqualino.- ¿Cuáles son las fotografías hasta ahora?
Lula.- Las fotografías a veces me alegran, a veces me ponen triste. Me alegran porque en muchos lugares la gente ve con claridad cómo sus vidas han cambiado. Cuando vamos a una comunidad agrícola, las personas se acuerdan de los financiamientos del PRONAF [Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar], del Programa Luz para Todos, del Programa de Adquisición de Alimentos (PAA). La gente sabe que las cosas mejoraron.
Ahora cuando vamos a un centro urbano percibimos que aunque las personas se acuerden de la evolución del salario mínimo, del programa Bolsa Família [programa de transferencias monetarias condicionadas], del ProUni [becas para ampliar el acceso a a universidad de las personas de menores recursos], de los institutos de enseñanza secundaria, institutos de enseñanza técnica, también empiezan a quejarse de que la pobreza está volviendo. O sea, aumentó el desempleo, el salario está disminuyendo, los brasileños no reciben aumentos por encima de la inflación. Se percibe que las personas han vuelto a pedir limosna en las calles, que crece el número de personas que han vuelto a vivir en las calles. Eso es lo que me pone triste. Nosotros habíamos sacado a Brasil del mapa del hambre, según los informes de la ONU [Organización de las Naciones Unidas]. Y estamos percibiendo que el hambre vuelve a aparecer en Brasil por la irresponsabilidad de aquellos que dieron el golpe en este país.
Esas son las fotografías actuales. Pero al mismo tiempo tengo la certeza de que el pueblo brasileño puede darles la vuelta. No hay que perder las esperanzas, hay que seguir creyendo. Brasil es muy grande y la vida de la gente puede mejorar el momento que haya un gobierno que conozca sus vidas, que se preocupe por las personas.
Ana Carolina Teixeira, estudiante de periodismo (de la ciudad de São Paulo/SP).- ¿Si hay tantas denuncias contra usted, por qué va a ser candidato?
Lula.- Voy a ser candidato porque el hecho de que haya denuncias contra mí no significa nada. En Brasil siempre que se anuncia un candidato aparecen un montón de denuncias contra él, sea en la política, en la economía. Ya he probado mi inocencia en todos os los procesos contra mí. Y estoy a la expectativa de que puedan probar ante la sociedad algún error mío, sea en la Presidencia sea después de ella.
Se me acusó de tener un apartamento triplex en una playa acá en la ciudad de Santos [litoral del estado de São Paulo]. No me canso de decir que el apartamento no me pertenece, pero insisten que me pertenece a mí. Hemos presentado las pruebas de que no es posible tener un apartamento sin tener los papeles, los documentos, la escritura, tener un apartamento sin comprarlo, sin pagar por él, sin nada. Pero ellos insisten en decirlo, porque no necesitan las pruebas, sino solamente convicción [en alusión a la frase del fiscal de la operación Lava Jato, Deltan Dallagnol, quien afirmó que contra Lula no había pruebas, sino convicciones]. Después [el juez Sérgio] Moro me ha condenado a nueve años y seis meses de prisión y aun me obliga a devolver 3 millones de dólares. Lo que me causa risa es que cuando presentamos un recurso, Moro en su defensa dijo que el apartamento no era mío, sino de la Petrobras, comprado con dinero de la Petrobras. Aún así, mantuvo la condena. ¿Por qué? Creo que Moro, la Procuraduría Pública, la Policía Federal, son todos rehenes de la política que condena a las personas a través de los medios de comunicación. Es decir "primero se condena a las personas en los medios. Cuento una mentira y los medios van a difundirla como si fuera verdad". Y ni toda la gente aguanta ver las denuncias todos los días en los noticieros, en el Jornal Nacional [principal noticiero de la Red Globo]. Las personas se debilitan, se vuelven frágiles. Algunas no soportan la persecución, como el rector de [la Universidad de] Santa Catarina [se refiere a Luiz Carlos Canciller que se suicidó tras acusaciones y coerciones en el marco de una de las operaciones de la Polícia Federal].
Entonces tengo que aprovechar todo lo que he construido a lo largo de mi vida para poder probar no solamente mi inocencia, sino las mentiras de ellos, que no se comportan como deberían. Porque un juez no tiene que preocuparse por el Jornal Nacional. Tiene que preocuparse por los autos del proceso, por las pruebas de las personas que van a juicio. He llevado 33 testigos para declarar a mi favor. El acusador, el señor Dallagnol, no ha comparecido ni una vez. No llevaron ningún testigo por parte de la acusación. ¿Y después el tipo declara mi condena sin ninguna responsabilidad?
Las denuncias son muy desagradables. Es muy desagradable aparecer en la prensa como acusado. Pero sé que gracias a la posición que me ha dado el pueblo brasileño, por haber sido un presidente muy reconocido, puedo defenderme y ser un buen ejemplo para otras personas. Es decir, si hay políticos que han robado y que tienen miedo, el problema es de los políticos que han robado y que tienen miedo. Si hay alguien que ha robado y está con el dinero, esa persona tiene que irse a la cárcel. Pero también tienen que absolver a los inocentes.
Vea usted que ellos invaden a mi casa a las seis de la mañana, con un montón de agentes de la Policía Federal. Fueron a mi casa, a la casa de mis hijos, invadieron todas las casas, todos con máquinas fotográficas. No encontraron dinero, no encontraron joyas preciosas. Podrían pedir disculpas a la opinión pública, decirle al pueblo que no han encontrado nada. Fueron a mi casa, buscaron dinero hasta en el colchón, en la cocina. Creo que estaban pensando que había oro escondido allá. Abrieron mis televisores pensando que había escondido oro allá. Si no encontraron nada, pues deberían tener dignidad y pedir disculpas a la sociedad brasileña. No lo hicieron. Se quedaron callados y dejaron que se leyera en los titulares, porque en realidad el gran juez hoy en mi caso es el Jornal Nacional y la Red Globo. La Red Globo tiene más de treinta horas de Jornal Nacional condenándome. Pero viviré el suficiente tiempo para ver a la Globo disculparse en vivo. Por eso, aunque me sienta muy ofendido, me sienta molesto, también me animo y me dispongo a pelear. Por eso voy a ser candidato, es también la oportunidad de defenderme.
Beatriz Pasqualino.- ¿Y cómo enfrentar a la Globo en 2018, en la campaña electoral, si tiene todo ese poder?
Lula.- Ya le ganamos a la Globo en 2002, 2006, 2010, 2014. Por lo tanto, no es difícil ganar. Ella hace estragos, obviamente. La Globo escoge candidato y yo nunca fui su candidato. La Globo apoya a cualquiera contra mí. Ahora está tras un candidato. Yo estoy esperando, porque la única cosa que yo tengo en la vida de precioso es mi honra. Fue el compromiso que yo asumí con el pueblo brasileño y no voy permitir que la elite brasileña, a través de la manipulación de los medios de comunicación, de jueces y promotores subordinados a los intereses de la elite brasileña, trate de colocarme en el mismo saco que los políticos corruptos que ellos conocen. Yo solo tengo un aliado en este momento del Brasil, que es el pueblo brasileño. Por eso mi tranquilidad y disposición.
Si el objetivo de ellos es tratar de no dejarme ser candidato, vamos a pelear para ver. Voy a estar en la disputa hasta que ellos tengan el coraje de cometer la barbarie de sangrar una vez más la democracia brasileña. Porque ya la sangraron con el impeachment de Dilma [Rousseff]. Yo nací para pelear. No necesitaba ser candidato a presidente. Yo ya fui, y fui exitoso. Pero ellos pincharon a la pantera con vara corta y la pantera va a pelear.
José Mauro (ambulante, Rio de Janeiro/RJ).- Hoy sabemos que en Brasil tenemos 14 millones de desempleados. En caso de ser electo, ¿qué medidas tomará de inmediato su gobierno para que Brasil vuelva al ciclo de crecimiento y generación de empleo?
Lula.- Sólo es posible decirle al pueblo brasileño que vamos a volver a generar empleo si primero asumimos el compromiso de decir que la economía brasileña va a volver a crecer. Y hablo ex cátedra, porque tuve el placer, la satisfacción, junto con Dilma, debido al apoyo que tuve del pueblo brasileño de 2003 a 2014, de crear en este país más de 20 millones de empleos con todos los beneficios de ley. Es por eso que conseguimos aumentar el salario mínimo durante 12 años seguidos. Es por eso que todos los trabajadores que trabajaban de forma organizada tuvieron incrementos de salario por encima de la inflación. Es por eso que conseguimos sacar a 36 millones de la miseria y hacer que 40 millones de personas llegaran a un patrón de consumo de clase media. Es por eso que tuvimos el mayor programa habitacional del país.
En Rio de Janeiro, gente de varias comunidades trabajaba en las obras del PAC [Programa de Aceleración del Crecimiento], porque exigíamos que las empresas contrataran a esas personas. Es por eso que queríamos recuperar la industria naval de Rio de Janeiro, en 2002 cuando yo fui candidato, tenía apenas 2 mil trabajadores y llegó a tener 86 mil trabajadores el año pasado. Ellos están desmantelando la industria naval brasileña, como están desmantelando la industria de petróleo y gas, en Rio de Janeiro. Están vendiendo aquello que para nosotros era el pasaporte al futuro: el [petróleo] pré sal, que queríamos para recuperar el perjuicio de la inversión en educación que no se hizo en el siglo 20 en este país.
Vamos a hacer que la economía brasileña vuelva a crecer. Y para eso necesitamos fortalecer el mercado interno de un país que tiene 207 millones de personas. Si usted combina el fortalecimiento del mercado interno, una política de incentivos al desarrollo de infraestructura con la política de aumento del financiamiento para el pueblo pobre de este país, para el pueblo trabajador, el momento que el pueblo tenga el mínimo de dinero, que vaya al supermercado, al shopping, a comprar un cuaderno, una camisa, un lápiz, unas chanclas, la economía brasileña comienza a funcionar. Y cuando la economía brasileña comienza a funcionar desde abajo, va a ayudar al crecimiento económico.
Cuando yo dejé la Presidencia, estábamos creciendo 7% anual. El comercio al por menor estaba creciendo más de 12%. O sea, la verdad es que este país vivió un momento favorable en su historia económica y estoy orgulloso de haber sido parte de eso, que ustedes ayudaron a hacer. Ahora nosotros tenemos gente tratando de ayudar a destruir.
Si todo mundo tuviera acceso a un poquito de dinero, la economía de este país vuelve a funcionar. De la forma en que están haciendo las cosas ahora, con millones de personas desempleadas, con los ricos volviéndose cada vez más ricos, vendiendo nuestro pré sal a los chinos y americanos, no va a funcionar.
Tengo mucha esperanza que Rio de Janeiro no va a quedarse así. No puede pagar el pato por el desajuste de la economía, no hay derecho de que esté sufriendo como está sufriendo hoy, ni salarios está recibiendo el poder público. Obviamente que no esperábamos que las personas que lo gobernaban estuvieran robando tanto. Pero yo sueño con la vuelta del crecimiento económico y con la posibilidad tener empleos decentes, con todos los beneficios de ley, a pesar de que la reforma laboral está dificultando eso.
Lisian Jardim dos Santos (Asentamiento Novo Rumo, en São Gabriel/Rio Grande do Sul).- ¿En su próximo gobierno, podremos contar con políticas públicas que fortalezcan la producción de alimentos saludables, con mejorías en la generación de renta de las familias asentadas?
Geraldo Zantarias (João Câmara, Rio Grande del Norte).- Usted habló el 2002, cuando era candidato, de que resolvería el problema de la Reforma Agraria de un plumazo. ¿Qué pasó con su pluma, que no lo resolvió? Y ahora, si gana en 2018, ¿que hará por la Reforma Agraria?
Lula.- Vamos a los hechos y vamos a los datos. Entre 2003 y 2014, más notablemente de 2003 a 2010, yo coloqué para Reforma Agraria más de 47 millones de hectáreas de tierras. En el gobierno de Dilma, creo que fueron 2,8 millones hectáreas. Fue menos. Yo no sé por qué. O sea, nosotros llegamos a dar 51 millones de hectáreas para la Reforma Agraria. ¿Usted sabe lo que significa eso? Eso significa 52% de toda la tierra expropiada en Brasil en 500 años para efectos de Reforma Agraria. ¿Hicimos todo? No, falta por hacer. Pero una cosa tan importante como expropiar tierra es hacer que la tierra que ya está en manos de los agricultores se vuelva productiva. Y para que se vuelva productiva, ¿qué tuvimos que hacer? Aumentar mucho el dinero para el financiamiento de la agricultura familiar.
Creamos el Programa Más Alimentos para financiar máquinas en 2008 y poder volver más productivo al campo, para enfrentar la crisis de alimentos que se presentaba en el mundo. Y financiamos casi 80 mil tractores de 80 caballos para ayudar a los pequeños productores, además de implementos agrícolas. ¿Usted recuerda el programa PAA (Programa de Adquisición de Alimentos), que era el programa para comprar alimentos? ¿Usted recuerda que nosotros pasamos de US$ 769 millones del PRONAF (Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar), en 2003, a US$ 9,2 mil millones en el último año de Dilma?
El avance espectacular que tuvo el desarrollo de la agricultura familiar es motivo de orgullo para Brasil aquí y para el mundo entero. Y eso tiene que continuar sucediendo. Sobre todo, ahora que el mercado consumidor está cada vez más exigente, cada vez queriendo más productos orgánicos, productos más saludables. Cada vez más vamos a tener que ir aprendiendo para poder hacer que Brasil comprenda que quien da de comer al país no es ningún gran productor de 50 millones de hectáreas de soja. Es el pequeño productor de una hectárea de frijoles, de media hectárea de hortalizas, de tres hectáreas de cualquier cosa, de un azud en el que cría peces. Esa gente es la que está sustentando al país y es esa gente la que nosotros queremos continuar incentivando.
Antonio de Carvalho Filho (São Paulo/SP).- Trabajo desde los 7 años, registrado desde los 13 años. Estoy medio descreído, muchas veces hasta medio desesperado con la cuestión de mi jubilación, por causa de la Reforma de las Pensiones. Luchamos tanto y cuando llega la hora de que tengamos un poquito más de tranquilidad, ahí pasa esto. ¿Qué hacer?
Lula.- Creo que el pueblo brasileño tiene mucha razón de estar aprensivo. Primero porque ya se hizo la Reforma Laboral, una cosa hecha por un Congreso altamente conservador, sin ningún debate con la sociedad. Y creo que la sociedad aún no se dio cuenta de las perversidades que implica la Reforma Laboral, porque en la televisión el gobierno está diciendo que significa más empleo, más oportunidades. Lo que no dice es la calidad del empleo que va a crear, que es empleo sin beneficios de ley, intermitente, que la persona solo va a ganar las horas que trabaja. No dice que muchas veces las vacaciones y los derechos históricos van a desaparecer. Va a tomar un tiempo hasta que los trabajadores perciban lo que va a suceder.
Yo creo que nosotros, del movimiento social, no conseguimos en este corto período aclarar al pueblo de lo que estaba siendo víctima, en verdad. Lo de las Pensiones es la misma cosa. Históricamente se trata de culpar de la situación económica del país a un déficit de la Seguridad Social. Cuando la Seguridad Social tenía dinero, se utilizó para hacer la Transamazónica y no devolvieron el dinero. Fue utilizado también para hacer el puente entre Rio y Niteroi y no fue devuelto.
En mi período de gobierno, por ejemplo, de 2004 a 2014, cuando generamos 22 millones de empleos y legalizamos 6 millones de micro y pequeños emprendedores individuales, la Seguridad Social brasileña fue superavitaria. Entonces, si quisiéramos resolver el problema de las pensiones, no es dificultando la vida del pobre para jubilarse. Tenemos que generar más empleo, formalizar más la economía, aumentar los salarios y aumentar el salario mínimo, como nosotros hicimos, que aumentamos 74%. Querer aumentar solo la edad para que el trabajador se jubile y el tiempo de contribución es, en el fondo, colocar sobre las espaldas del trabajador brasileño, que es la víctima, la responsabilidad por un déficit del cual no tiene culpa. La culpa es de la propia política económica del gobierno o de la política de gasto del gobierno
No es el salario del trabajador, el salario mínimo, lo que causa problemas a la Seguridad Social. Es un fiscal que se jubila con US$ 10 mil, es un diplomático, un general, ellos que se jubilan con eso. El pueblo trabajador, que trabaja como un desgraciado dentro de la fábrica, su Seguridad Social no es deficitaria. Y es solo generar empleo para que se vuelva superavitaria.
Aún necesitamos dar mucha pelea y ahí es que entra la importancia de la elección de 2018, de votar por un Congreso comprometido con los derechos de los trabajadores. Y cuando hablamos de derechos de los trabajadores, nosotros no queremos quebrar Brasil. Nosotros queremos que Brasil sea gobernado de forma que los ricos paguen un poco más y los pobres ganen un poco más. Porque es necesario equilibrar la distribución de riqueza en este país. Y la jubilación es una de las riquezas de nuestro pueblo. Es tener conciencia de que usted trabajó para Brasil y cuando usted tenga una edad avanzada, usted se va a jubilar, va a vivir el resto de su vida recibiendo una contribución por parte de aquello con que usted contribuyó para el crecimiento económico del país.
Esa Reforma de las Pensiones es contra el trabajador brasileño, es contra los pobres. Favorece más a las capas que ganan más dinero y perjudica las capas que ganan menos dinero y es por eso que nosotros tenemos que pelearla mucho.
No sé si el gobierno va a tener el coraje de mandar la propuesta de Reforma de las Pensiones al Congreso. Y no sé si el Congreso va a tener el coraje de aprobarla. Pero el dato concreto es que yo estoy diciendo, si fuera candidato en 2018, voy a proponer un Referéndum Revocatorio. O sea, vamos tener que pedir autorización del Congreso Nacional, para que podamos cambiar muchas cosas que fueron hechas equivocadamente en este gobierno golpista. Esto es un compromiso, porque si no, no tiene sentido ser candidato. Ser candidato para llegar allá y constatar que está todo mal y que no puedo hacer nada, prefiero quedarme en casa.
Traducción: Luiza Mançano y Pilar Troya para Brasil de Fato.
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