Iván Restrepo
Además de sus frecuentes
salidas de tono contra las mujeres, los musulmanes, los mexicanos, a
Donald Trump también se le recordará por sus pronunciamientos sobre
economía. Como en el campo del comercio internacional, en el que los
republicanos siempre se han mostrado partidarios de incrementarlo por
convenir a los intereses de la gran potencia. Pero Trump ha roto esa
manera de ver los negocios y anuncia que derribará las alianzas
económicas que Estados Unidos tiene con el resto del mundo a fin de
alentar la creación de empleos dentro de su país. Y para ello promete
que si es electo presidente renegociará o terminará con los 20 acuerdos
comerciales que tiene firmados, aplicará un gravamen de 45 por ciento a
las importaciones provenientes de China y otro de 35 por ciento a las
mercancías de las empresas estadunidenses que trasladaron sus fábricas a
territorio mexicano, en especial las automotrices. En el caso de China
se estima que entre 1999 y 2011 el aumento de las importaciones desde
dicho país ocasionó perder más de 2.5 millones de puestos de trabajo. Se
desconocen las cifras oficiales referidas a México, pero algunos
estudiosos hablan de que por el TLCAN Estados Unidos perdió 800 mil.
Ese discurso demagógico, xenófobo y aislacionista, cala bien en
millones de familias estadunidenses en las que alguno o varios de sus
integrantes carecen de empleo o desean aumentar sus ingresos y
prestaciones. Un discurso que rechazan las trasnacionales de nuestro
vecino, pues aprovechan las ventajas que, por ejemplo, México les ofrece
en mano de obra barata, legislación ambiental del tercer mundo y
exenciones de impuestos y otras prebendas concedidas a escalas federal,
estatal y municipal.
En busca de votos Trump promete revisar el tratado de libre comercio
de su país con México y Canadá, vigente desde 1994. Igualmente el que el
presidente Obama firmó con Japón y otra decena de países. El más
reciente, en el que participa México y nos traerá muchos problemas: el
Acuerdo Transpacífico (TPP). Todos esos acuerdos los aprobó el Congreso y
no el presidente en turno y representan más de la tercera parte del
producto bruto del mundo y una cuarta parte de la circulación
internacional de bienes.
Trump tiene razón al afirmar que México, China y otros países
dan facilidades extremas a las empresas estadunidenses para instalarse
con múltiples ventajas en cuanto a salario, medio ambiente e impuestos.
Aquí también las tienen las de otras naciones, como muestran dos casos
emblemáticos recientes. En Nuevo León, el gobierno anterior le otorgó a
la trasnacional coreana Kia Motors tal número de concesiones para su
planta en el municipio de Pesquería, que el actual mandatario, Jaime
Rodríguez, El Bronco, se negó a aceptarlas. Los incentivos
sumaban casi 12 mil millones de pesos. Luego de intensas y ásperas
negociaciones entre Kia Motors y el gobierno estatal se redujeron a una
tercera parte. Y obliga a la empresa coreana a pagar mejores salarios
que los fijados con anterioridad y a obtener insumos de empresas
locales. De medio ambiente, nada.
En Guanajuato, por medio de un fraude millonario amparado desde el
gobierno estatal que preside el panista Miguel Márquez, y en connivencia
con empresarios locales, la trasnacional Toyota dispondrá de 294
hectáreas para instalar una planta armadora de autos. Un tal Santiago
Germán Bordes compró a bajísimo precio esas hectáreas a ejidatarios. Y
luego las revendió al gobierno estatal a un precio 42 veces mayor.
Negocio redondo al amparo del poder y para enriquecer a unos cuantos y
beneficiar a la automotriz japonesa. Sería de esperar que el gobernador
panista investigara tal negocio, muestra de corrupción extrema. No lo ha
hecho. Como tampoco para evitar que en Guanajuato la elevada
contaminación proveniente de varias empresas afecte gravemente a miles
de familias y al medio ambiente.
Finalmente, cabe también preguntar sobre las facilidades que el
gobierno de San Luis Potosí y el federal dieron a la trasnacional
alemana BMW para instalar una gran planta armadora en Villa de Reyes.
Cubrirá el mercado de América Latina. Pero saltan a la vista
afectaciones al ambiente y a los recursos naturales, en especial el
agua.
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