El operativo de los uniformados estuvo respaldado por helicópteros y camiones blindados. Las fuerzas federales dispersaron a los manifestantes con chorros de agua y gas lacrimógeno, mientras los activistas respondían con bombas molotov y palos. Una vez que los agentes sacaron a los docentes de la plaza del Zócalo, los policías montaron un cordón humano para impedir que regresaran.
Aunque la mayoría de los manifestantes se había retirado de la plaza, decenas de profesores se resistían a desmontar sus tiendas de campaña, lo que ante la llegada de los policías federales y antimotines derivó en fuertes enfrentamientos.
Los servicios Médicos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) informaron que la represión policial dejó al menos a 200 heridos, varios de ellos con lesiones graves.
“Mírense cuantos son, armados de escudos y cascos. Nosotros estamos armados de dignidad y de indignación […] Estamos hartos de que se violente y se amedrente al pueblo. Estamos en contra de las políticas neoliberales que van en contra del pueblo”, dijo uno de los manifestantes.
Según Radio AMLO, varias organizaciones sociales acudieron en solidaridad con los manifestantes de la CNTE al Monumento de la Revolución, ubicado en la capital mexicana.
En una rueda de prensa tras los incidentes en la capital, el secretario de Gobernación mexicano, Miguel Ángel Osorio Chong, señaló que la reforma educativa no será modificada. “No hay marcha atrás”, sentenció.
Por su parte Francisco Villalobos, secretario de organización de la sección 22 de la CNTE, en el sureño estado de Oaxaca, aclaró en entrevista al grupo Milenio que se mantienen en la posición de “confrontar al Gobierno” e insistió en que los docentes exigen el cumplimiento que plantea la CNTE contra la reforma educativa propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto y aprobada por el Congreso.
RT
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