Rigoberta Menchú Tum
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Luego de descubierta América, pero sobre todo sus enormes riquezas naturales, no ha habido poder en el mundo que haya tratado de subyugar a sus pueblos y someter a sus gobiernos con la idea de hacerse de las riquezas del continente. El reparto de América, que correspondió a las políticas de reparto del mundo, por parte de las potencias coloniales es el mejor ejemplo. Esas políticas, actualmente, bajo otros esquemas y otras potencias que se han configurado en la historia no han dejado esas pretensiones. Los países de América Latina, sobre todo, han sido objeto de saqueo y para ello los poderes hegemónicos han echado mano de la imposición de tratados injustos y del uso de la fuerza, en distintos momentos y distintos países, a través del intervencionismo e invasiones. La gran potencia económica, política y militar mundial, los Estados Unidos, ha sido sobre todo la gran protagonista de la aplicación de esas formas al sur de sus fronteras.
A lo largo de los últimos 150 años casi ningún país de América Latina y el Caribe quedó exento del poderío de esa potencia: México 1846; Nicaragua 1854-1855; Cuba 1898; 1903 intervención para la segregación de Panamá y construcción del canal; 1904 República Dominicana; Panamá 5 invasiones de 1908 a 1918; Nicaragua 1910; Veracruz, México, 1914; Haití 1915; Honduras 1924; Nicaragua 1926-1927; República Dominicana 1930; Panamá 1941; Guatemala 1954; Cuba, intento de invasión 1961; Ecuador 1961; Brasil 1964; República Dominicana 1965; Uruguay 1973; Chile 1973; Argentina 1976; Nicaragua, la guerra de los contras 1981; Granada 1983; Panamá 1989; Haití 1994. Estos son los hechos más reconocidos de los cuales, incluso, dan fe documentos desclasificados por los propios Estados Unidos. Desafortunadamente ese intervencionismo e invasiones siempre fueron desde el despojo de territorios hasta la imposición de gobiernos y formas de control sobre la vida económica y política de los países que la sufrieron.
A lo largo también de la historia los pueblos siempre lucharon por su liberación y por despojarse de las ataduras del sojuzgamiento y de las políticas del saqueo y el despojo. Con claridad, prominentes patriotas no solo levantaron su voz, sino también vislumbraron las rutas nacionales y continentales para dotar de independencia y soberanía a los pueblos y las naciones: Simón Bolívar, José Martí, Augusto César Sandino, Farabundo Martí, Jacobo Árbenz Guzmán, Fidel Castro, entre otros, han marcado en el imaginario de los pueblos esos ideales. Más reciente aun, Hugo Rafael Chávez Frías, quien dejó un legado de sobriedad y valentía e hizo un quiebre en la historia desafiando al gigante y en su momento a la expresión más conservadora y guerrerista encarnada en George Bush Junior. La ruta: a) las transformaciones sociales y del Estado para revertir las desigualdades; b) dotarse de soberanía y atando en la solidaridad a los pueblos. Esa herencia es la que se continuará en Venezuela, por supuesto no sin peligros y sin acoso. El triunfo de Nicolás Maduro, a quien felicito por ello, está llamado a respetarse.
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