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sábado, 13 de abril de 2013

ALEPH: Lo que no es noticia, pero es


 Carolina Escobar Sarti.
Hay hechos que aparecen en letras pequeñas y que una quisiera haberlos visto en las primeras planas de todos los medios de comunicación del mundo. Hay hechos que no están teñidos de rojo y que quiebran por la mitad los fundamentos de cualquier tiranía, pero aun así pasan inadvertidos a los ojos de la ciudadanía. Hay hechos que podrían definirse como actos civilizatorios, pero se desdibujan entre tanto espectáculo de la muerte. El 3 de marzo de este año circuló por la red algo que en el contexto guatemalteco suena aun a fantasía.

La nota se titula: “Suiza aprueba con un 67,9% de votos a favor limitar el salario de los directivos”. Viviendo en Guatemala, esta información es difícil de computar, pero se antoja como algo posible a futuro. (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/03/economia/1362314187.html). “Los suizos han aprobado por una mayoría aplastante del 67,9% limitar los salarios excesivos y otros 'paracaídas dorados' de los directivos de las grandes empresas. En un referéndum histórico por su contenido, pero también por su forma —los 26 cantones sin excepción han votado a favor— la población helvética ha decidido que sean los accionistas y no los propios directivos los que decidan sobre sus remuneraciones”. Apenas 762 mil votantes no aprobaron la medida, frente a 1,7 millones de ciudadanos que sí la apoyaron, lo cual no quiere decir otra cosa que se pondrá un límite a los salarios que cobran los directivos de las grandes compañías a través del control que ejercerán los accionistas.
Por supuesto, esto no sucedió sin el acostumbrado pataleo de quienes dicen salir afectados. “La patronal Economiesuisse y los representantes de los partidos de derechas lanzaron una campaña que mandó el mensaje de que, al aprobarse tal iniciativa, miles de empleos se perderían al irse cientos de empresas al extranjero. No pegó, nada pasó y, en cambio, la iniciativa contra los salarios abusivos (o iniciativa Minder) prosperó. Aquí todavía nos asustan con el petate del muerto o, peor aún: nuestro futuro se hipoteca desde las campañas electorales, sin que una Ley Electoral y de Partidos Políticos ponga la primera piedra para regular los procesos de financiación de las campañas.
¿Cómo harán para que el resultado de la consulta sea vinculante? Tocarles el bolsillo a los que sienten que esa es la parte del cuerpo que más les duele. Durante un año, el gobierno suizo redactará e implementará la nueva ley, y a partir de su entrada en vigor, esta se aplicará“a todas las sociedades anónimas helvéticas que coticen en la Bolsa suiza o en el extranjero. Según la normativa, la asamblea general de accionistas de la compañía elegirá anualmente al presidente del Consejo de Administración y a sus miembros, y deberá pronunciarse anualmente sobre las remuneraciones del consejo de administración, de la dirección y del comité consultivo”. Nada de indemnizaciones o remuneraciones anticipadas al momento de dejar los cargos (paracaídas dorados); los bonos, los créditos, préstamos y participaciones, totalmente regulados. Y por supuesto, bien definidas las sanciones en caso de incumplimiento: hasta tres años de privación de libertad y una multa equivalente a la remuneración de seis años.
En Guatemala, las más de 50 consultas populares que han dicho no a la minería de oro a cielo abierto han pasado sin pena ni gloria a las páginas de nuestra historia. ¿Vinculantes? Sólo con los mecanismos y formas de opresión y represión cuya silueta se dibuja desde pasados nada claros. “Las multitudes pueden actuar de forma inteligente, pero también de forma idiota”, dice Antonio Montesinos. En este caso, ambas multitudes, la suiza y la guatemalteca, actuaron con inteligencia; la diferencia es que en el primer caso hay un entorno autorregulado. En el segundo, dígamelo usted.

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