MADRID, sep (IPS) - Máximo Cajal tiene tras de sí cuatro décadas de servicio por todo el mundo en la diplomacia de España, pero su nombre quedó atado para siempre a Guatemala, donde siendo embajador debió enfrentar en 1980 una matanza en su sede, perpetrada por el gobierno.
"Guatemala fue y sigue siendo una pesadilla", afirmó Cajal a IPS, quien el martes 14 presentó en Madrid su libro "Sueños y pesadillas. Memorias de un diplomático", en que relata paso a paso una vida entretejida por los diversos destinos diplomáticos, el primero Tailandia, y por las misiones especiales encomendadas por diferentes presidentes.
Era el 31 de enero de 1980 cuando en la embajada española en Ciudad de Guatemala cuando comenzó esa pesadilla. La sede estaba ocupada por un grupo de indígenas y estudiantes y Cajal pretendió negociar con el gobierno para que les permitieran abandonarla y trasladarse fuera del país.
Pero la respuesta del régimen de entonces fue un ataque militar que incendió y destruyó la delegación, y ocasionó la muerte de 37 de los 39 ocupantes.
Solo se salvaron un estudiante y Cajal, aunque herido.
Con la toma de la embajada, los indígenas y estudiantes pretendían denunciar al mundo las matanzas que cometía el ejército contra la población originaria, al mando del general y presidente Fernando Romeo Lucas (1978-1982).
Editadas por Tusquets Editores, Cajal, de 75 años, vuelca en sus memorias sus abiertos puntos de vista sobre los asuntos más polémicos de la diplomacia española y de las relaciones internacionales, por los que también tiene ganada fama de diplomático muy atípico y ha enfrentado duras críticas de la derecha española.
Entre otros cargos, fue embajador en Guatemala, Suecia y Francia, representante ante el Consejo de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (Otan), subsecretario de Asuntos Exteriores y delegado especial del actual presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en la Alianza de Civilizaciones de la que fue promotor.
En la obra, finalista del XXI Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, Cajal analiza como testigo de primera línea las complejas relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) tanto en el pasado como en la actualidad.
El diplomático y escritor aseguró a IPS que la política exterior de Estados Unidos es un gran problema para la UE, cuando este bloque enfrenta además sus propios desafíos por su ampliación a nuevos miembros.
Respecto de la política exterior de Estados Unidos, que critica, tiene recuerdos de acciones suyas, como cuando fue el negociador jefe de España hasta lograr un acuerdo hispano-estadounidense (1988), por el cual se cerró la base de Estados Unidos en la localidad española de Torrejón de Ardoz, próxima a esta capital.
"Fue una dura, complicada y larga negociación", afirmó, y recordó que duró tres años.
En su opinión, hoy en día todavía se deberían negociar otras retiradas, como la de Gran Bretaña de Gibraltar, territorio reclamado por España y ubicado en el estrecho del mismo nombre, por el que desembocan las aguas del mar Mediterráneo en el océano Atlántico.
Otras que deberían negociarse, adicionó, son las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, ubicadas en la costa sur del Mediterráneo, enclavadas en África y dentro del territorio marroquí y que Rabat reclama desde hace años como propias.
Cajal, que encabezó la delegación de Madrid en la negociación para el reconocimiento por España del Estado de Israel (1985), apuesta por la negociación y no por el uso de la fuerza en todos los conflictos internacionales.
Eso a diferencia de Estados Unidos y Gran Bretaña, para cuyos gobiernos "todos los demás somos 'nativos'", expresó en la presentación. En este caso "nativos" también significa de segunda categoría.
Cajal, que ha representado hasta este año a Zapatero en el programa de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Alianza de Civilizaciones, marca otro problema que existe: "la polarización y el recelo" entre los países árabes y Europa.
De no armonizarse mejor esas relaciones podría ocurrir una fractura que se convertiría en "una amenaza para la paz internacional", asegura.
Otro sector al que critica duramente en su libro es la Iglesia Católica española, "cómodamente asentada en la poltrona de la religión de Estado y que jamás ha aceptado la autonomía individual, la libertad".
Esa iglesia, añade, "bendice y moviliza en la calle la desobediencia civil de los sectores más reaccionarios del país contra el gobierno democráticamente elegido".
Al mismo tiempo, detalla, "avala un revisionismo histórico semejante al que en Roma se afana por desmantelar el legado del Concilio Vaticano II", como la iglesia de base o la teología de la liberación.
Por eso, sostiene, "nuestro país no recorrerá con paso firme el siglo XXI mientras no se sacuda el miedo a la libertad, a asumir plenamente su destino y a liberarse de una vez del grillete religioso que lo oprime".
Y tiempo atrás se preguntó, refiriéndose a la actitud de la Iglesia: "¿Cómo es posible escuchar sin escándalo que la jerarquía católica rechace la Educación para la Ciudadanía, calificándola de adoctrinamiento".
Pero ahora se acabó el problema, porque el Tribunal Supremo de Justicia rechazó el derecho a ejercer la objeción de conciencia frente a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. La decisión contó con 22 votos a favor y solo siete en contra.
Sobre la ampliación de la UE, considera que está produciendo fuertes interrogantes la situación interna de los siete países que pretenden incorporarse, sumándose a los 27 que en la actualidad integran el bloque regional. Son Turquía, Croacia, Macedonia, Islandia, Montenegro, Albania y Serbia.
En la presentación del libro intervino Javier Solana, quien fue ministro español de Relaciones Exteriores, de Educación y Cultura. También secretario general de la Otan (1994-1999) y alto representante para la Política Exterior y la Seguridad Común de la UE (1999-2009).
Solana señaló que la masacre de Guatemala fue para Cajal "una tremenda experiencia vivida en tiempo real, que cambió su vida al ver en la realidad el poder mundial". Esa realidad es la que sigue vigente para este diplomático retirado, pero que se mantiene activo, analizando e impulsando ideas positivas, "con sueños y pesadillas".
Cajal también publicó en 1999 "¡Saber quién puso fuego ahí!" y en 2003 "Ceuta, Melilla, Olivenza y Gibraltar ¿Dónde acaba España?"(FIN/2010)
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