Presidentes suramericanos reunidos en Ecuador |
ALAI
Esta semana, Quito “se convierte de
hecho en la capital de la integración”, señaló Inacio Lula da Silva, en
el seminario internacional Integración y Convergencia en América del Sur,
previo a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de UNASUR, quienes
inaugurarán la nueva sede de la entidad en Quito, el día 5.
El seminario (realizado en
Guayaquil el 3 y 4 de diciembre, y organizado por la cancillería
ecuatoriana, UNASUR y el Instituto Lula) inició con la intervención del
nuevo secretario general de Unión de Naciones Suramericanas, Ernesto
Samper, quien enfatizó en la necesidad de explorar nuevas fórmulas de
convergencia e integración entre los países de América Latina y el
Caribe en áreas como la solidaridad, la complementariedad y la
política, bajo el principio de que "todos somos iguales, pero que los
que tienen más tienen que compartir con los que tienen menos".
"Creo que tenemos que pensar en un
nuevo bloque, el bloque Sur–Sur”, buscando soluciones propias, pues,
"si no tenemos nuestro propio bloque las reglas nos las van a poner
otros bloques", afirmó el ex presidente colombiano.
Refiriéndose a los derechos humanos
como eje importante de la UNASUR, Samper resaltó también la seguridad
ciudadana, incluyendo la próxima instauración de la ciudadanía
suramericana a través de un pasaporte, que permitirá a los ciudadanos
trabajar en cualquiera de los países de la región. "Es el derecho de
quedarse a trabajar" para los cerca de 400 millones de suramericanos,
añadió.
El canciller del país anfitrión, Ricardo Patiño, por su parte, resaltó
los logros de UNASUR en sus seis años de funcionamiento, subrayando,
entre otros, la soberanía y la actuación como bloque en el escenario
global para defender sus intereses y para construir un mundo multipolar.
Destacó iniciativas como el impulso
de una Escuela de Defensa Suramericana (a inaugurarse próximamente en
Quito), la Unidad Técnica Electoral que apoya y acompaña las elecciones
nacionales, la organización de acciones conjuntas ante desastres o
catástrofes, la creación de una Corte Penal y la lucha conjunta contra
el crimen transnacional. Uno de los mecanismos más importantes es el
Banco del Sur, (integrado por 7 de los 12 países), que debe contribuir
a reducir la vulnerabilidad financiera.
En cuanto a los desafíos y
propuestas a futuro para consolidar la Unión de los 12 países miembros,
Patiño expresó que la erradicación de la pobreza es el más urgente; a
lo que se suma articular acciones en la defensa de los recursos
naturales; la infraestructura de conectividad regional; el
fortalecimiento del Consejo Suramericano de Inversiones y Planeamiento;
la conformación de una matriz energética de bajo costo y ambientalmente
sustentable y la consolidación de la región como zona de paz, entre
otros.
Se refirió también a la
constitución de una nueva instancia de solución de controversias en
materia de inversiones, así como al acuerdo para combatir monopolios de
empresas en sectores estratégicos. Planteó ampliar el Sistema Unitario
de Compensación Regional de Pagos (Sucre). Y propuso fortalecer la
participación ciudadana en los procesos de integración y la
democratización de la comunicación.
Lula: construir pensamiento estratégico latinoamericano
El ex presidente Lula da Silva,
luego de homenajear a Hugo Chávez y Néstor Kirchner por su aporte al
proceso de integración regional, centró su conferencia en los avances
de la integración económica latinoamericana en la última década. Por ejemplo, señaló, en 10 años, los intercambios comerciales entre países de América
Latina y el Caribe pasaron de US$ 50 mil millones a US$ 189 mil
millones, de los cuales más de la mitad son con productos
manufacturados.
Pero también reconoció que “el
avance de la integración no está a la altura de nuestro potencial y
sobre todo de nuestras necesidades. La crisis económica mundial ha
tenido un efecto que inhibió las iniciativas de integración. Es como si
tuviéramos que esperar el fin de la crisis para retomar la
integración. Estoy convencido de que es precisamente lo contrario:
cuanto más nos integremos, mejores serán nuestras condiciones para
enfrentar y superar la crisis. La integración no es un problema; es
parte de la solución... lo que debemos hacer es acelerarla”.
Respecto a la lentitud del proceso,
Lula contó que experiencia le “enseñó que no basta firmar acuerdos y
anunciar decisiones en cumbres presidenciales”. Uno de los problemas es
la inacción de los cuerpos legislativos para traducir los acuerdos en
hechos. Los parlamentos deben crear mecanismos especiales, más ágiles,
para la aprobación de los acuerdos, opinó.
El ex presidente brasileño resaltó
también los avances para mantenernos como una región de paz y el rol
que UNASUR ha cumplido en la solución de conflictos. “Es muy significativo
desde el punto de vista de nuestra evolución histórica, que una de las
primeras iniciativas de UNASUR ha sido la creación del Consejo de
Defensa Suramericano” y ahora la Escuela; son “medidas audaces” que
contribuyen a definir el territorio de soberanía, el diálogo y la paz.
Integrar las cadenas productivas,
lo cual exige del compromiso de empresarios y sindicatos, es un desafío
que resalta Lula. Lo cual se vincula con los derechos laborales. En tal
medida el ex dirigente sindical destacó como importantísima la
Plataforma Laboral de las Américas que sindicalistas de toda la región
lanzaron en mayo pasado. Asimismo, comentó que en la mayoría de países
que adoptaron políticas activas de distribución de la renta, la
economía creció por encima del promedio mundial. Y que el desempleo de
la región ha bajado del 11,1% en 2003 a 6% actual, periodo en el cual
el salario mínimo registró un aumento real de 20% en promedio. A ello
se suman los avances en educación y salud.
“En suma, nuestros países.... están
distribuyendo renta, conocimiento y poder”, con lo que las poblaciones
han alcanzado un nuevo nivel de derechos, bienestar y participación
democrática, del cual “no podemos retroceder”, enfatizó.
Pero Lula considera también que “tan
importante como la integración política y económica es la integración
social; el acercamiento, la convivencia, el intercambio, la alianza
entre nuestros pueblos”. Pues, cuando
el ciudadano común se siente parte y beneficiario directo de este
proceso, allí sí, estaremos forjando una verdadera voluntad popular
para la integración; una nueva ciudadanía, consciente de ser
latinoamericana”. Lo cual pasa por “construir un pensamiento estratégico latinoamericano y caribeño”, concluyó.
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