Jesús Chucho García
Esta
situación de dependencia del gas y del petróleo, ahora con el
surgimiento del esquisto y su técnica de Fracking, nos obliga a buscar
alternativas con carácter de urgencia para poder sobrevivir
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Hemos
venido hablando de construir un nuevo modelo de civilización, pero
llegó el momento de buscar alternativas para que esta ruptura con el
modelo rentista petrolero la podamos superar.
La
caída de los precios del petróleo a nivel mundial ya comienza a sentir
un peso notable en aquellos países donde más del 90 % de sus ingresos
depende de la explotación y venta del crudo. Si hubiésemos estado en
otros tiempos y otro contexto, las actuales guerras o invasiones a
naciones como Siria, Irak, Afganistán, entre otras, hubiese beneficiado
a los países petroleros como sucedió en épocas anteriores. Esta vez el
contexto es diferente ya que los petromonopolistas occidentales han
atacado y controlado aquellos países productores de petróleos
contrarios a ellos, como en otros tiempos lo fueron Libia, Irak o
productores de gas como Afganistán. Asimismo, las grandes compañías
petroleras estadounidenses hicieron grandes inversiones para crear
nuevas tecnologías para lograr producción de gas y petróleo a menor
costo y en grandes cantidades.
¿Qué es esa vaina de esquisto?
Hace
menos de un mes en Barlovento, un familión me preguntó: “¿Qué es eso de
esquisto? ¿es acaso un chiste o qué vaina es esa?”. El esquisto es una
roca superpoderosa. Es como una especie de kriptonita, esa piedra
imaginaria que utilizaron los enemigos de Superman para debilitarlo,
pero en esta oportunidad es para debilitar a la poderosa Organización
de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y a aquellos países
energéticamente autónomos como Rusia.
Según
fuentes consultadas, el esquisto “es una roca sedimentaria rica en
materia orgánica presente en muchas zonas del mundo. No se empezó a
usar como fuente de gas hasta hace una década, cuando algunas empresas
estadounidenses desarrollaron nuevas técnicas para fracturarla y
perforar en horizonte. Esta “nueva técnica permite explotar reservas de
gas natural en EE. UU. que antes eran inaccesibles, ahora, se está
extendiendo ‘silenciosamente’ por todo el mundo. Ingenieros petroleros
y geólogos van a Texas, Oklahoma y Pensilvania para aprender a extraer
el gas de capas de una roca negra llamada esquisto”.
¿Qué es el Fracking?
Para
extraer ese gas, la técnica utilizada es la llamada “Fracking o
fractura hidráulica. Se trata de taladrar la superficie terrestre, un
agujero de 4 mil metros y volarlo con explosivos. Una vez estallado se
mete a 5 mil atmósferas de presión una mezcla de agua arena y un cóctel
de 600 productos químicos altamente tóxicos y eso logra aflorar el gas
natural”.
Las
consecuencias para el ambiente, el agua, la atmósfera, la salud… al
parecer son mortales para el ser humano. Aunque en los medios de
difusión masiva de occidente están diciendo que el gas de esquisto es
menos contaminante y reduciría la contaminación ambiental y frenaría el
calentamiento global… pero las protestas de los movimientos ecologistas
a nivel mundial desmienten tales beneficios para frenar el
calentamiento del planeta. Pero al parecer a las grandes empresas
energéticas transnacionales no les importa en lo absoluto si se
calienta o no el planeta. Solo esperan acumular riquezas por una vía
rápida, pero al mismo tiempo quebrar las economías petrorentistas. Con
esta técnica países como Estados Unidos se convertirán para el 2017 en
la primera potencia mundial de gas de esquistos, reduciendo así
vertiginosamente su dependencia petrolera de Venezuela, de África y los
países árabes. Todo indica que las grandes empresas como la Exxon,
Texaco y la British Petroleum aspiran reducir también su dependencia
del gas ruso.
El esquisto se puso de moda… es una fiebre
Esta
nueva explotación “fatal” para la naturaleza se ha convertido en una en
fiebre endemoniada como en su tiempo lo fue el oro, luego el petróleo,
el uranio y el coltan. En Estados Unidos las excavaciones han comenzado
como antiguamente se hicieron en el llamado viejo oeste. “En los
últimos cinco años, la producción de gas a partir del esquisto se ha
extendido por grandes superficies de Texas, Louisiana, Pensilvania y
Colorado”. Las grandes compañías energéticas comienzan a hacer
alianzas. La Devon Energy va a asociarse con Total, la petrolera
francesa y así tratar de conseguir la autorización para realizar
perforaciones en Francia.
“Todo
el mundo ve claro que tiene un potencial enorme”, explica Oivind
Reinertsen, presidente de StatoilHydro, una empresa noruega con un gran
interés en el esquisto. “Algunas empresas están arrendando grandes
terrenos por toda Europa para su explotación, al mismo tiempo que
estudian con atención los mapas geológicos de Asia y el norte de África
en busca de otros yacimientos”.
Por
otra parte “China e India, que tienen unas economías en crecimiento y
dependen en gran medida del carbón para la electricidad, parecen
albergar un gran potencial para la producción de gas a partir de
esquisto”.
Urge construir un modelo no petro-gasífero dependiente
Esta
situación de dependencia del gas y del petróleo, ahora con el
surgimiento del esquisto y su técnica de Fracking, nos obliga a buscar
alternativas con carácter de urgencia para poder sobrevivir. Las crisis
son buenas cuando se tienen objetivos claros y precisos, como los que
se están proponiendo bajo la dirección del presidente Maduro. Hemos
venido hablando de construir un nuevo modelo de civilización, pero
llegó el momento de buscar alternativas para que esta ruptura con el
modelo rentista petrolero la podamos superar.
Es
tiempo, como nos decía hace casi treinta años atrás Pérez Alfonso,
padre de la OPEP, de romper con la dependencia petrolera. Es bueno
releer a Pérez Alfonso su texto básico “Hundiéndonos en el excremento
del diablo”, o “El fin de fiesta”, de Domingo Alberto Rangel. Allí hay
críticas severas al modelo rentista y sugerencias para construir un
modelo social no petrolero.
http://alainet.org/active/79436
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