Entrevista a Guillermo Almeyra, columnista internacional de La Jornada (México)
M.H.: Hace unos
días en Chile se dio una elección nacional donde si bien gana el
candidato de la derecha, no lo hace con la diferencia que preveían las
encuestas y aparece con fuerza lo que podríamos denominar una nueva
fuerza de izquierda o centro izquierda con un 20% de los votos, cuya
candidata, una periodista, acaba de pronunciarse a favor del voto al
segundo candidato más votado, Alejandro Guillier, de la Concertación lo
que le da a este candidato la posibilidad de derrotar a Piñeira en las
próximas elecciones.
Paralelamente tenemos los hechos de
Honduras y hace un mes atrás tuvimos la elección a gobernadores en
Venezuela que le da el triunfo al chavismo. La pregunta Guillermo es, si
estos hechos no están marcando de alguna manera un curso distinto del
inaugurado en 2015 con el triunfo electoral de Macri y la destitución de
Dilma en Brasil.
G.A.: Yo creo que en Chile hay
que ser cautos, espero que gane Guillier con el apoyo del Frente Amplio,
pero Guillier es un hombre sumamente moderado, incluso tan o más
moderado que la Bachelet. No cambiaría mucho. Lo que sí cambia es la
importancia de la participación de la gente. Hay que tener en cuenta que
en Chile hubo una abstención muy importante, más de la mitad de la
población se abstuvo, no se siente involucrada en estas elecciones, hay
que ver si ahora con el apoyo del Frente Amplio parte de eso va hacia
Guillier, pero de todas maneras creo que va a quedar bastante gente
fuera de las elecciones.
Un pequeño sector está en contra de
las elecciones y busca soluciones insurreccionales, me refiero a un
pequeño sector de los mapuches. Pero no tiene perspectiva. Hay que ver
que si gana Guillier no va a ser por mucho, no va a modificar demasiado,
va a mantener la Alianza del Pacífico y con EE UU y no va a haber un
cambio notable en lo inmediato. Lo más importante es que el pueblo
chileno con la elección en Valparaíso y con esta elección que juntó el
20% de los votos, está empezando a moverse y eso es muy importante.
En cuanto a Venezuela pienso que evidentemente la derecha ha fracasado
con sucesivos intentos insurreccionales, se dividió porque algunos
partidos aceptaron entrar en las elecciones a gobernador y otros se
opusieron porque lo consideraban reconocer a Maduro y a la Asamblea
Nacional Constituyente, lo cual era cierto. Ahora la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) de la oposición, derrotada, está negociando con Maduro
en la República Dominicana, lo cual significa reconocer a Maduro y
dejar la iniciativa en manos del gobierno, que la está tomando en
algunos aspectos, sobre todo en las medidas de la purificación de la
boliburguesía y de los golpistas infiltrados que estaban en la compañía
petrolera y en la economía en general.
Pero todavía no ha
habido un cambio real en la política del gobierno venezolano que lleve a
apoyarse en una movilización y en las organizaciones populares que
puedan surgir. Ha creado organismos burocráticos de Estado para los
sectores populares pero que están vacíos de intervención popular.
Lo importante es lo de Honduras, un país donde empezó el intento de EE
UU de hacer golpes blandos, cuando le hicieron el golpe a Manuel Zelaya
en 2009, un liberal que buscaba modificar la Constitución.
En
Honduras ahora el pueblo ha salido a la calle y ha contagiado a la
policía que se negó a reprimir y anoche en pleno toque de queda se
registraban oficiales de policía bailando con los vecinos y gritando
“muera JOH” que es el Presidente que quiere ser reelecto y que para ello
modificó la Constitución.
Ahí hay un cambio importante que es
una participación decisiva. Yo no creo que el gobierno de Honduras pueda
aguantar demasiado esto, sin dudas hay malestar también en las FF AA,
en particular entre los soldados y no está en condiciones de sustituir a
la policía con una represión militar muy intensa, va a tener que
revisar las actas de las elecciones permitiendo una salida
institucional, un gobierno de centro izquierda con muchos frenos y
moderación. Creo que eso se lo impone incluso EE UU, que habló de
moderación. Francia lo presionó a Hernández inclusive diciéndole que
respete la decisión popular. Quiere decir que hay sectores imperialistas
que están asustados por una posible torpeza que desencadene la reacción
popular.
Esto de Honduras tiene una importancia particular
porque dentro de poco van a ser las elecciones en México y van a ser
igual que en Honduras, un fraude tremendo contra López Obrador que
aparece por ahora como el primero en las encuestas y por lejos. Entonces
la gente podría salir a la calle, aunque la situación no es la misma,
el gobierno está preparando una represión e hizo una ley infame llamada
“de seguridad interior” que está en el Senado para ser aprobada.
Pero lo de Honduras podría ser importante porque si fracasa la
represión y tienen que entrar por una vía de negociación con la
oposición va a ser un precedente para México, claro que México para EE
UU es mucho más importante que Honduras y la política de EE UU podría
cambiar en ese caso.
M.H.: Eso no quita que Honduras sea
un país clave para EE UU en Centroamérica ya que tiene allí importantes
bases militares, de allí partió toda la política de apoyo a la contra
nicaragüense. Efectivamente también ha habido pronunciamientos del
observador de la OEA, el ex Presidente Quiroga de Bolivia, en el sentido
de que hay que revisar las 5.000 actas que cuestiona la oposición y en
el mismo sentido se han pronunciado los observadores de la Unión
Europea.
¿Qué hizo posible que en Chile los movimientos
sociales se hayan podido expresar políticamente a través de un Frente
Amplio y no así nuestros movimientos sociales en la crisis de 2001/2?
G.A.:
En Chile hay tradición de organización, de grupos partidarios unidos,
frentes, cosa que no hay en la Argentina. En Argentina no hay un solo
partido, el Peronismo nunca fue un partido, siempre un movimiento,
dentro del peronismo hay de todo, desde López Rega, asesinos,
torturadores, hasta gente que murió luchando por la democracia.
El radicalismo tampoco es un partido, hay de todo ahí desde siempre. Ni
hablar del macrismo. El Partido Socialista también es un partido que no
es partido. No hay una tradición de partido. El único partido que había
en la Argentina era el Partido Comunista, pero siempre tuvo una
política equivocada y ahora se disolvió en el kirchnerismo. De modo que
no hay esa experiencia.
Los estallidos tienden a utilizar otros
instrumentos, los sindicatos, los comités de fábrica, la acción en la
calle de los piqueteros; hasta que eso se organice en coordinadoras
barriales.
En la época de la resistencia contra la dictadura
llamada Libertadora, habían empezado esos organismos, las coordinadoras
regionales. Entonces va a haber un proceso diferente al del chileno.
Siempre ha sido diferente la vida política en la Argentina que en
Chile, por distintas condiciones políticas, entre otras cosas porque la
oligarquía chilena siempre fue la misma y coherente, no hubo un
desarrollo de una burguesía industrial y comercial que se empezara a
enfrentar y que buscara una salida de tipo nacionalista y el papel de la
oposición le tocó al movimiento obrero desde siempre y un movimiento
obrero muy radical, hay que tener en cuenta que el Partido Socialista de
Allende había sido expulsado de la Internacional Socialista y del
Partido Comunista; era la izquierda comunista. Estaba en la Tercera
Internacional y ahí formó el Partido Socialista. Las tradiciones de
Chile son diferentes a las de Argentina.
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