San Juan, 19 jun (PL) El prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera afirmó que la mezquindad del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, puede llevarlo a pasar otra década privado de libertad por su ideal independentista.
"Obama mantiene sus cartas bien cerca del pecho. Ha sido bien mezquino con la cuestión de otorgar perdón", dijo en una entrevista hoy en el diario El Nuevo Día, al referirse a la posibilidad de que, tal como reclama el pueblo puertorriqueño, el mandatario le conceda un indulto después de 32 años de prisión.
López Rivera, encarcelado por conspiración sediciosa por su lucha en contra de la centenaria dominación colonial de Estados Unidos en Puerto Rico, destacó que en 1999 no aceptó el perdón que le concedió el presidente William Clinton porque excluyó a sus compañeros Carlos Alberto Torres y Haydée Beltrán, quienes ya fueron excarcelados.
"Nunca, ni en Vietnam ni en la calle, dejé a nadie atrás; se me hizo difícil (aceptar) sabiendo que podía salir primero que ellos", dijo en la entrevista telefónica que le realizó el corresponsal del diario en Washington, José A. Delgado, después de denegarsele la posibilidad de verlo en la penitenciaría de Terre Haute, en el estado de Indiana.
López Rivera fue condecorado por el gobierno de Estados Unidos por su desempeño en la Guerra de Vietnam, donde participó en cumplimiento del Servicio Militar Obligatorio cuando todavía no militaba en la lucha revolucionaria boricua.
"Cuando fui al Servicio Militar Obligatorio, nunca había disparado un rifle. No fui a Vietnam porque tuviera ansias de matar o estar en una guerra. Lo más duro para un ser humano es ver la guerra", afirmó.
El prisionero de 70 años de edad es considerado por las autoridades federales como uno de los principales dirigentes de las ya disueltas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) de Puerto Rico, que operaban en las ciudades de Nueva York y Chicago en la décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado.
"Hay cosas que se tienen que hacer y se hacen. Las personas que me conocen saben que respeto la vida humana", dijo sobre la vigencia de la lucha armada, a la vez que destacó como el pueblo puertorriqueño logró sacar a la Armada de Estados Unidos de la isla de Vieques mediante la desobediencia civil.
López Rivera, quien dedica la mayor parte del tiempo a pintar y a impartir clases a otros prisioneros, aclaró que no es una persona dogmática.
Destacó, además, el sacrificio de su familia, en particular el de su hija Clarisa López, de 42 años, quien ha tenido a su padre en la clandestinidad y la prisión durante la mayor parte de su existencia, y su nieta Karina, quien lo visita con mayor frecuencia porque radica en Illinois, donde se acaba de graduar de psicología y biología de la Universidad de Chicago.
Durante la extensa entrevista, López Rivera se mostró convencido de que Puerto Rico alcanzará su independencia, a la vez que reconoció que el Estado Libre Asociado le ha funcionado bien a los intereses de Estados Unidos, "que si no ve algo roto, no lo trata de arreglar".
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