El
magisterio salvadoreño ha tenido un peso histórico muy importante en la
política, especialmente en el siglo pasado. Remontarse a finales de los
años 60's y estudiar las huelgas generales que la gremial Andes 21 de
Junio impulsó es clave para entender las eterna y consecuente lucha de
este sector, que a fuerza de ser sincero ha sido subestimado y
desvalorado por la sociedad, los gobiernos de turno y por los sucesivos
Estados de corte burgués.
En el año 1968 la gremial impulsó una huelga que duró casi los 60 días en contra del presidente militar Fidel Sánchez Hernández, la acción terminó con la destitución de un ministro de educación, con la restitución de varios docentes y con el inicio del camino hacia la creación de leyes que irían a establecer una nueva relación entre el gremio y el Estado.
La lucha intensa y consecuente dio como resultado leyes como la del docente y el establecimiento de la responsabilidad del Estado frente a la salud de las y los maestros. Para el año 1971 se da otra huelga, que duró cerca de 40 días y desembocó en el cumplimiento de las leyes ya conquistados por el sector.
Andes también fue de mucha importancia en la lucha popular desarrollada en los años 80′s, sus principales dirigentes fueron claves en el avance de la indignación, en la formación y organización de la fuerzas guerrilleras, que lograron luego de más de una década derrotar a la oligarquía cafetalera y sacar a los militares como clase gobernante.
A principios de los años 90′s la gran lucha de Andes fue por la Ley General de Educación. El culmen de toda una lucha que llevó cerca de tres décadas, enfrentándose al primer gobierno de corte neoliberal, que pretendieron privatizar totalmente la educación.
Paradojicamente, un desmerecido y desteñido Andes 21 de Junio salpicado de la corrupción, diezmado, cooptado y con una perdida alarmante de rumbo político, junto a un gobierno que hace creer a la gente que es de izquierdas, -cuando sus políticas son claramente de cualquier gobierno neoliberal de ultraderecha- están de la mano para sepultar conquistas logradas con sangre, dolor y luchas intensas como hemos repasado muy someramente.
Desde el gobierno de Mauricio Funes se han iniciado dos grandes intentos de limpiar el camino para los próximos gobiernos que han de seguir la misma lógica neoliberal, la propuesta de Ley de la Función Pública que es una propuesta conservadora y que allana el camino para limitar las conquistas logradas por la clase trabajadora, y las reformas propuestas para a la Ley General de Educación.
Ahora son otros las organizaciones magisteriales que han llenado el hueco dejado por el glorioso e histórico Andes 21 de Junio. Lo curioso es que estas nuevas fuerzas se han fortalecido cuando llega la alternancia al ejecutivo, aunque sus luchas han sido grandes frente a los gobiernos como el de Francisco Flores y de Elías Antonio Saca de Arena, su principal fuerza ha sido derrochada frente a administración gubernamental de la Presidencia de Mauricio Funes y el FMLN.
Es aquí donde Bases Magisteriales (BM) y el Sindicato de Maestros y Maestras del Programa de Educación con participación de las Comunidades (SIMEDUCO), han logrado acumular la mayor fuerza política.
Estamos pues, frente a próximas batallas con nuevos actores y sujetos, la lucha por la dignidad laboral, por una verdadera educación pública gratuita y de calidad, pero principalmente por levantar una fuerza política que se enfrente a nuevas remozadas fuerzas conservadoras y neoliberales que necesitan que la clase trabajadora pague por sus crisis.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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