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jueves, 27 de junio de 2013

Empresas que ‘se forran’ contribuyendo al espionaje masivo de la Casa Blanca



El enorme aparato de inteligencia y vigilancia que Estados Unidos construyó en los últimos 50 años cuesta cerca de 50.000 millones de dólares anuales. Y el 70 por ciento de su presupuesto se canaliza mediante contratistas privados, protagonistas de una industria de alto crecimiento.
Edward Snowden, el hombre que reveló documentos secretos del espionaje estadounidense y solicitó asilo a Ecuador, inició su carrera en inteligencia trabajando para el gobierno pero en el 2009 pasó al sector privado, donde fue eventualmente contratado por una consultora llamada Booz Allen Hamilton (BAH) que opera como contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
Según un informe de la revista estadounidense Businessweek, 99 por ciento de los ingresos que presta BAH, una empresa con 25.000 empleados que tuvo 5.760 millones de dólares en ventas en el 2012, provienen de contratos con el gobierno estadounidense.
Y no es la única firma con grandes contratos. Compañías como General Dynamics, Lockheed Martin y Science Applications International, entre muchas otras, son también importantes beneficiarias del gasto en inteligencia de Estados Unidos.
La filtración de Snowden de documentos de la NSA en los que se detalla una polémica campaña de ciberespionaje por parte de Estados Unidos, revitaliza un viejo debate en ese país: el papel de estas empresas privadas en el campo de la seguridad.
Tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 la inteligencia estadounidense aumentó de manera exponencial el uso de firmas privadas.
Según una investigación del 2011 del diario The Washington Post, un total de 265.000 de los 854.000 empleados del gobierno con autorización de tener acceso a información secreta trabajan para el sector privado.
En esa investigación del Post se demuestra que, para ese momento, unas 2.000 empresas privadas eran contratadas por el Departamento de Defensa.
El actual director nacional de inteligencia, James Clapper, fue un alto ejecutivo de BAH; y el vicepresidente de la empresa, Mike McConnell, fue director de la NSA y asesor del presidente George W. Bush.
BBC Mundo

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