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martes, 2 de marzo de 2010

Sólo se buscan soluciones para las instituciones financieras que la causaron, no para la gente

La crisis global no terminó y EU no se recuperará pronto: Galbraith

Las transferencias de recursos públicos de países en desarrollo a grandes bancos equivalen a ocho veces el dinero usado para reconstruir Europa tras la guerra, dice Eric Toussaint en Cuba

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Un Chevrolet Styleline de 1952 circula por las calles de La Habana, donde se celebra el encuentro internacional de economistas
Foto Reuters
Roberto González Amador
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 2 de marzo de 2010, p. 26

La Habana, 1º de marzo. La mayor crisis desde la gran depresión no ha terminado, pero la atención de los líderes mundiales no está en resolver los problemas de la gente, sino de las instituciones que la causaron. Las transferencias de recursos públicos desde los países en desarrollo a los grandes bancos internacionales equivale, en términos netos, a ocho veces el dinero comprometido para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial, afirmó Eric Toussaint, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo.

La duodécima edición del Encuentro internacional de economistas sobre globalización y problemas del desarrollo comenzó hoy. El encuentro, planteó Roberto Verrier, presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), uno de los organizadores, discutirá algunas paradojas de la crisis actual, como que los países en desarrollo, que no causaron el colapso, son de los más afectados, y que los más críticos del papel del Estado en la economía fueron quienes reclamaron el apoyo de dinero público cuando quebraron sus bancos.

Un primer planteamiento al comienzo de la sesión fue que la crisis internacional, y en particular la de Estados Unidos, no ha terminado, señaló James Galbraith, profesor de la Universidad de Texas, e hijo del célebre economista John Kenneth Galbraith.

No hay perspectiva inmediata de que el crédito privado, y por ende la economía de Estados Unidos, se recuperen pronto, planteó Galbraith, uno de los economistas más influyentes en su país. No hay posibilidad de que el sector de la vivienda nuevamente se convierta en un motor que impulse el crecimiento de la demanda; dependerá de cómo se solucionen las deudas y eso es algo que todos conocen en América Latina, que la deuda es un lastre para cualquier actividad futura, destacó.

Toussaint expuso que la crisis en las economías avanzadas ha significado una transferencia sin precedente de recursos públicos al sistema financiero privado.

Explicó: el Plan Marshall para la reconstrucción, al terminar la Segunda Guerra Mundial, implicó un gasto de 100 mil millones de dólares a precios actuales. Desde los países en desarrollo se han realizado transferencias al norte por ocho veces esa cantidad. Es decir, los países del sur mandaron a los acreedores del norte una transferencia que equivale a ocho planes Marshall, apuntó.

Toussaint, quien participó en planes para anular la deuda externa de países como Ecuador o Haití, mencionó aquí que la atención en las capitales occidentales y en un segmento de los medios de comunicación se centra en discutir la forma de sacar al sistema financiero de la crisis, pero no en los efectos que el colapso financiero tuvo en las personas.

Mientras se rescata el sistema financiero, apuntó, sigue la ofensiva del capital contra el trabajo a escala mundial. Los dueños del capital utilizan la crisis para buscar una salida capitalista a la crisis y esa respuesta es una ofensiva contra los trabajadores: reducción o congelación de salarios, despidos masivos y planes de ajuste que reducen presupuestos sociales. Añadió: mi explicación a este hecho es que por ahora no ha habido explosiones sociales ni en Estados Unidos ni en Europa. Y esos gobiernos solamente bajo la presión de fuertes luchas sociales pueden tomar medidas más proclives a impulsar el empleo, sentenció.

José Luis Rodríguez, director del cubano Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, dijo que las medidas tomadas por algunos gobiernos de países avanzados para apoyar a sus sistemas financieros se convirtieron en una masiva transferencia de recursos públicos destinados a apoyar a aquellos que con la especulación provocaron la crisis. Sin embargo, añadió, la reactivación real de la economía mundial no se ha producido, o bien ocurre a un ritmo muy lento. Mientras, en la mayoría de los países afectados por la crisis se alimenta un nuevo ciclo especulativo al repetirse la actuación no regulada del sistema financiero. El uso de fondos gubernamentales ha disparado la deuda pública, colocando en situación de virtual bancarrota a estados soberanos, como sucede en algunos países europeos, entre ellos Grecia e Irlanda.

No es posible identificar una verdadera solución en este momento en el sistema capitalista, y a lo sumo podrán atenuarse sus efectos a costa de elevar los costos económicos y sociales. Hay 50 millones de nuevos desempleados, mil 400 millones de personas con hambre en el mundo; la atenuación del impacto de la crisis es a todas luces parcial y de corto plazo, porque ha ido a los efectos que la provocaron, expuso. Los paquetes financieros no han incidido en la economía real y significativamente están retroalimentando la especulación sin modificar la arquitectura financiera.

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