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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las Fuerzas Armadas de Bolivia se suman a la revolución agraria en Pando

El ejército de Bolivia se está perfilando además como una fuerza capaz de generar las bases de la integración Sudamericana
Wilson García Mérida | El Sol de Pando

(Datos & Análisis).- Los militares bolivianos están conscientes de esta oportunidad histórica para la reconducción de la República por senderos más dignos y productivos. La importancia de integrar la Amazonía boliviana al resto del territorio nacional, es una cuestión vital; sin ella no sería posible proyectar a la Bolivia Autónoma, andino-amazónica, en el contexto de la Integración Sudamericana que ya está en ciernes.

Honduras es el paradigma de un Ejército invadido y colonizado; de un Ejército sin conciencia nacional. En el oprobioso pasado de nuestros pueblos, la mayoría de los ejércitos latinoamericanos subsistían sometidos a una cadena imperial sostenida por las oligarquías corruptas que hicieron de las Fuerzas Armadas su arsenal privado.

Con excepción de Honduras donde persiste la implantación de una base militar del Pentágono en suelo hondureño —a la cual están subordinados los militares de ese país—, los ejércitos latinoamericanos tienden a emanciparse de esa vergonzosa dependencia, y en Bolivia ha despertado la memoria de un ejército arraigado en su pueblo, un pueblo trabajador, indígena, integrador. Y esto no es nuevo. Los soldados bolivianos tienen esta tradición desde los tiempos de los gloriosos zapadores al mando de coronel Federico Román, cuyas tropas de ingenieros militares, en la bella época de los años 20 (la de Cesáreo Capriles) abrió los primeros tramos camineros para conectar el valle de Cochabamba con las tierras yuracarés (Chapare), mojeñas (Beni) y chiquitanas (Santa Cruz).

Los políticos y empresarios separatistas del país se ven obligados a promover actos de terrorismo al extremo de contratar mercenarios expertos en la creación de sangrientos ejércitos balcanizadores, como fue el loco Rozsa, porque ya nadie les abre cuando golpean las puertas de los cuarteles.

En los últimos tres años ha venido forjándose en el país una lúcida visión democrática y productiva entre los jóvenes mandos militares bolivianos. La prueba más importante que han vencido estos patriotas de profesión, fue sin duda el exitoso despliegue logístico desarrollado por la fuerza uniformada para garantizar el asentamiento de las nuevas poblaciones interculturales en el territorio amazónico de Pando. La Conformación del Comando Amazónico resultó un instrumento eficaz no solamente para sentar la soberanía que Bolivia venía perdiendo en Pando, sino también un factor motorizante del desarrollo productivo y de vertebración territorial. Y por si fuera poco, como Comando Binacional, nuestro Ejército causó admiración y profundo respeto entre los jefes y oficiales venezolanos que apoyan solidariamente en las tareas de preservar los bosques amazónicos. En gran medida, a las Fuerzas Armadas de Bolivia se debe el surgimiento de un nuevo y emergente sujeto revolucionario en la historia de este país andino-amazónico: el Comunario.

El ejército de Bolivia se está perfilando además como una fuerza capaz de generar las bases de la integración Sudamericana no sólo con Venezuela en el interés común de preservar la Amazonía, sino también con los ejércitos vecinos de Brasil y Perú.

La Bolivia amazónica

El Estado Plurinacional de Bolivia comienza a desarrollar sus nuevas articulaciones institucionales con tareas elementales de construcción democrática, propias de un clásico Estado Nacional (tal la paradoja del momento) como es por ejemplo la integración entre las regiones andina y amazónica del país, lo cual supone una política básica de vertebración territorial que fue sistemáticamente abandonada por los regímenes empresariales y corporativos de los últimos 30 años. Pero construir caminos, hacer puentes, tender redes telecomunicacionales en un vasto territorio sumido en el miedo y el silencio de servidumbres propias del siglo 19, y acariciar la posibilidad cierta de lanzar un satélite boliviano (con cooperación francesa y china) para acelerar la satisfacción de esta necesidad estratégica y urgente en Bolivia, no es suficiente. Estas bases materiales del proceso revolucionario que se opera en nuestro país exigen un correlato en la subjetividad colectiva a través de las posibilidades inter-culturales que laten en el proceso mismo.

La idea comunitaria (un nuevo concepto de fortalecimiento de la Sociedad Civil en las bases mismas de la democracia), sobre la cual se funda el proceso boliviano —que es un proceso fundacional en esa perspectiva— se viene expandiendo desde la lejana y extensa región amazónica boliviana, ese “otro país” que sin embargo nunca dejó de buscar su re-encuentro con “el otro” que es andino.

A pesar de los estigmas con que el nazi-racismo de la reacción boliviana pretende desacreditar este proceso casualmente en su vertiente más humanitaria y patriótica (como es la entrega de tierras fiscales a campesinos pobres y la reconquista de la soberanía territorial en Pando), este re-encuentro andino-amazónico es un acto constitutivo, desde la abigarrada diversidad, de una identidad boliviana que se emancipa con este acto fundacional en el cual las FF.AA. intervienen con su más elevada profesionalidad.

Lo plurinacional-multiétnico es, en los hechos, el camino más eficaz para consolidar lo nacional-boliviano, contra la anti-patria de los separatistas digitados y financiados por la CIA.

Las Fuerzas Armadas de Bolivia están conscientes de esta oportunidad histórica para la reconducción de la República por senderos más dignos y productivos. La importancia de integrar la Amazonía boliviana al resto del territorio nacional, es una cuestión vital; sin ella no sería posible proyectar a la Bolivia Autónoma en el contexto de la integración sudamericana. Esa integración debe empezar integrando a Pando.


La región amazónica boliviana

Pando es el pivote del rico y marginado territorio amazónico de Bolivia, el cual abarca, además de este Departamento en su totalidad, los siguientes territorios bolivianos:

Departamento del Beni.- Provincia Vaca Diez (municipios de Guayaramerín y Riberalta). Provincia General Ballivián (municipios de Reyes, Rurrenabaque, San Borja, Santa Rosa). Provincia Mamoré (municipios de Puerto Siles y San Joaquín). Provincia Yacuma (municipio de Estación).

Departamento de La Paz.- Provincia Abel Iturralde (municipios de Ixiamas y San Buenaventura. Provincia Franz Tamayo (municipio de Apolo).

Esta región amazónica inter-departamental abarca más de 100.000 kilómetros cuadrados de ecosistemas donde predominan los bosques altos de tierra firme (74% del territorio) ricos en biodiversidad y únicos en el planeta, con valiosos productos no maderables como la quina, la goma vegetal y el palmito, que fueron base de la prosperidad del potentado Nicolás Suárez hace más de un siglo, y ahora la castaña y la madera tropical que son el botín de los “barraqueros” (latifundistas que explotan estos recursos bajo un sistema esclavista de trabajo por pulpería y dormitorio).

La región amazónica es también rica en reservas petroleras y auríferas que despiertan la codicia trasnacional. No eran raras, por ello, las furtivas incursiones de tropas del Comando Sur para realizar labores de “asistencia social” a solicitud del solícito prefecto Fernández.

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