Alainet
Introduciéndonos
Actualmente, los procesos de integración en América exponen una línea de ruptura como tal vez nunca habían evidenciado desde los albores del Panamericanismo con la Doctrina Monroe (1823) y del Latinoamericanismo, a partir de la organización del Congreso Anfictiónico de Panamá (1826).
Cuando la firma del Tratado de Brasilia en 2008 dio origen a la UNASUR, la subregión latinoamericana emergía como proyecto propio y se consolidaba inmediatamente con la conformación de la CELAC (2011), cuyo embrión debe rastrearse en el ALBA (2004).
Todo parecía indicar que la síntesis hacia ese camino natural, autonómico y promisorio, en términos de decisiones colectivas galvanizadas por el consenso en todo el Sur del continente, iniciaba un derrotero, esta vez, cualitativamente distinto. El regionalismo autonómico posliberal inauguraba una nueva era. Y si bien se preveía zigzaguente, también se intuía la réplica: la constitución de la ALIANZA del PACÍFICO (2011) reintrodujo el debate y la visibilización de un proyecto paradójicamente alternativo.
Este nuevo regionalismo abierto aglutinado en derredor de la ALIANZA del PACÍFICO nos permiten interpretar dos cuestiones:
1) El efecto rebote del rechazo al ALCA en 2005 traccionado por el MERCOSUR.
El fuerte rechazo experimentado en la Cumbre de Mar del Plata impidiendo la multilateralización de las relaciones comerciales panamericanas, mutó en la concreción de acuerdos bilaterales de Estados Unidos con los Estados menos propensos a una integración amplia y latinoamericanista.
2) La estrategia de reconfiguración de la hegemonía norteamericana.
La respuesta liberal conservadora, construyendo un espacio subregional a articularse en breve con el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), permitiría retomar la iniciativa multilateral económico-comercial linkéandose con el principal eje de las inversiones y del comercio internacional, Asia Pacífico.
Latencia
Los proyectos existen en estado de latencia, casi en el origen mismo de la desintegrada gran nación al sur del Río Bravo; si pensamos que la I Conferencia Panamericana se realizó en 1890, la Iniciativa para las Américas se lanzó...100 años después, cual espectacular perseverancia y diseño de genuinas políticas de Estado.
En relación al proyecto latinomericanista, probablemente nunca haya estado tan cerca de estrechar filas en torno al objeto del deseo bolivariano y sanmartiniano, como en estos años: la confirmación de la CELAC (2011) constituye un hecho histórico, ya que es la primera institución colectiva sin la presencia de Estados Unidos ni Canadá; otro tanto el Consejo de Defensa de la UNASUR, tan lejos del TIAR.
Por lo que la coexistencia de los mismos se manifiestan cíclicamente de modo pendular: algunas veces se exponen decididamente enfrentados (como ahora) y otras, se permiten convivir con escarceo de ágil salida política aunque en otras, el pensamiento único se impone, como la Alianza para el Progreso y la ALALC en los años '60 cuando las variantes se limitaban a excepcionalidades nacionales, como la Cuba revolucionaria.
En el marco de esta puja, los sueños autonómicos de una integración amplia y no sólo aquella enmarcada en los postulados de la economía liberal de mercado, crujen frente a la recuperación de las recetas magistrales fracasadas para aggiornar un nuevo regionalismo abierto, de la mano de la ALIANZA del PACIFICO.
Latencia que, cuando se convierten en verdaderos proyectos de poder, no tarda en convertirse en tensión explícita, cuales manifestaciones en los discursos presidenciales argentino-brasileño en la reciente apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Regionalizar el debate sobre el desarrollo
De la elección de la naturaleza del proyecto de integración a profundizar, dependerá el modelo de desarrollo y la inserción internacional de la subregión; entendemos que el nuevo regionalismo abierto consolidaría la tendencia originaria de 'ofrendar´ al mundo nuestros ingentes y vitales recursos; el regionalismo autónomo posliberal, enfatizando en el desarrollo endógenotodavía debe superar la lógica extractivista y comenzar a entender a la naturaleza y sus virtudes como bienes comunes y no como recursos estratégicos mucho menos como mercancías, cual enfoque neoregionalista abierto.
Por lo tanto, América Latina, en función de los proyectos en pugna como por la biodiversidad y bienes comunes ostentados, cual leyenda de 'El Dorado', se debe un urgente debate sobre el modo de desarrollo de la región, que trascienda y supere al extractivismo pero sin perder la perspectiva de una inserción colectiva en el Sistema Internacional; por un lado, resultaría refundacional y pertinente incluir en el debate al Buen Vivir o Sumak Kawsay, propio de la primigenia tradición ancestral de nuestra América originaria y por el otro, Brasil, debería definir cuando va a tomar la firme decisión de traccionar a la región no sólo con su capacidad exportadora-importadora y de inversión sino también a partir de asumir el liderazgo político portando la voz regional en todos los espacios diplomáticos del mundo, ya que hoy más que nunca, América Latina se va definir, en los términos planteados hasta ahora, según hacia donde lo haga Brasil.
Por todo ello resultaría insolayable comenzar a discutir un nuevo modelo de desarrollo para la subregión, no sólo desde los debates intelectuales sino en el seno de las mismas instituciones intergubernamentales como la UNASUR y la CELAC para que las cuestiones trasciendan la lógica declamatoria y se institucionalicen en Programas donde tiempos y espacios confluyan en beneficio de las mayorías; el aporte de la sociedad civil será determinante para lograr una mirada abarcativa y sintentizadora del proyecto que pretenda anclarse en el futuro promisorio a construir colectivamente, en el marco de un autentico diálogo de saberes.
Conclusiones
Tres cuestiones a revelar:
1- ¿Hasta dónde permitirá Estados Unidos, en el marco de la reconfiguración de su hegemonía global, que los Estados del Sur avancen con su derrotero autonómico?
Rupturas institucionales en varios de los nuestros, bases militares próximas a los recursos naturales comunes y vitales.
2- ¿Será, el espionaje, motivo del disgusto de la presidente brasileña el disparador de la asunción del liderazgo autonómico de Brasil?
La alineación en los mencionados discursos presidenciales en la Asamblea General entre Brasil y Argentina podrían estar señalando hacia donde podría orientarse la política exterior del Cono Sur.
3- ¿Cuales son los motivos reales sobre la dilación de acerca de regionalizar mediante las instituciones existentes, una genuina discusión sobre otro modelo de desarrollo basado en la armonía socioeconómica y ambiental en la subregión, que, dialécticamente supere al productivismo extractivista?
Indudablemente, concretar la discusión con todos los actores involucrados, será el gran desafío para la subregión en un futuro inmediato: o introducimos el debate o lo nuestro habrá sido un triunfo pírrico. Otro modelo de desarrollo resulta imprescindible para los nuevos tiempos inclusivos donde la ampliación de los derechos de las mayorías sea la bandera de sociedades progresivamente más igualitarias.
Entonces, se entiende que será fundamental repensar y consolidar el esquema de integración apropiado que no sólo busque soluciones autonómicas a sus conflictos subregionales sino también que entienda al desarrollo como la forma identitaria de ser y estar en un mundo donde la multipolaridad pareciera comenzar a ser el patrón distintivo.
El proyecto regional debería apuntalarse a partir de una integración amplia, que consolide nuestra historia común y nos reivindique frente a un mundo que desde hace tiempo, escogió un rol y una función para nosotros; pero el camino a recorrer y a desandar, está en manos nuestras. O al menos este es el argumento para comenzar a reescribir la Historia desde el Sur, esta vez, con el cielo al revés.
Claudio Luis Tomás es Licenciado en Relaciones Internacionales, integrante de la Cátedra Observatorio del Sur de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
Fuente: http://alainet.org/active/67802
Actualmente, los procesos de integración en América exponen una línea de ruptura como tal vez nunca habían evidenciado desde los albores del Panamericanismo con la Doctrina Monroe (1823) y del Latinoamericanismo, a partir de la organización del Congreso Anfictiónico de Panamá (1826).
Cuando la firma del Tratado de Brasilia en 2008 dio origen a la UNASUR, la subregión latinoamericana emergía como proyecto propio y se consolidaba inmediatamente con la conformación de la CELAC (2011), cuyo embrión debe rastrearse en el ALBA (2004).
Todo parecía indicar que la síntesis hacia ese camino natural, autonómico y promisorio, en términos de decisiones colectivas galvanizadas por el consenso en todo el Sur del continente, iniciaba un derrotero, esta vez, cualitativamente distinto. El regionalismo autonómico posliberal inauguraba una nueva era. Y si bien se preveía zigzaguente, también se intuía la réplica: la constitución de la ALIANZA del PACÍFICO (2011) reintrodujo el debate y la visibilización de un proyecto paradójicamente alternativo.
Este nuevo regionalismo abierto aglutinado en derredor de la ALIANZA del PACÍFICO nos permiten interpretar dos cuestiones:
1) El efecto rebote del rechazo al ALCA en 2005 traccionado por el MERCOSUR.
El fuerte rechazo experimentado en la Cumbre de Mar del Plata impidiendo la multilateralización de las relaciones comerciales panamericanas, mutó en la concreción de acuerdos bilaterales de Estados Unidos con los Estados menos propensos a una integración amplia y latinoamericanista.
2) La estrategia de reconfiguración de la hegemonía norteamericana.
La respuesta liberal conservadora, construyendo un espacio subregional a articularse en breve con el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), permitiría retomar la iniciativa multilateral económico-comercial linkéandose con el principal eje de las inversiones y del comercio internacional, Asia Pacífico.
Latencia
Los proyectos existen en estado de latencia, casi en el origen mismo de la desintegrada gran nación al sur del Río Bravo; si pensamos que la I Conferencia Panamericana se realizó en 1890, la Iniciativa para las Américas se lanzó...100 años después, cual espectacular perseverancia y diseño de genuinas políticas de Estado.
En relación al proyecto latinomericanista, probablemente nunca haya estado tan cerca de estrechar filas en torno al objeto del deseo bolivariano y sanmartiniano, como en estos años: la confirmación de la CELAC (2011) constituye un hecho histórico, ya que es la primera institución colectiva sin la presencia de Estados Unidos ni Canadá; otro tanto el Consejo de Defensa de la UNASUR, tan lejos del TIAR.
Por lo que la coexistencia de los mismos se manifiestan cíclicamente de modo pendular: algunas veces se exponen decididamente enfrentados (como ahora) y otras, se permiten convivir con escarceo de ágil salida política aunque en otras, el pensamiento único se impone, como la Alianza para el Progreso y la ALALC en los años '60 cuando las variantes se limitaban a excepcionalidades nacionales, como la Cuba revolucionaria.
En el marco de esta puja, los sueños autonómicos de una integración amplia y no sólo aquella enmarcada en los postulados de la economía liberal de mercado, crujen frente a la recuperación de las recetas magistrales fracasadas para aggiornar un nuevo regionalismo abierto, de la mano de la ALIANZA del PACIFICO.
Latencia que, cuando se convierten en verdaderos proyectos de poder, no tarda en convertirse en tensión explícita, cuales manifestaciones en los discursos presidenciales argentino-brasileño en la reciente apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Regionalizar el debate sobre el desarrollo
De la elección de la naturaleza del proyecto de integración a profundizar, dependerá el modelo de desarrollo y la inserción internacional de la subregión; entendemos que el nuevo regionalismo abierto consolidaría la tendencia originaria de 'ofrendar´ al mundo nuestros ingentes y vitales recursos; el regionalismo autónomo posliberal, enfatizando en el desarrollo endógenotodavía debe superar la lógica extractivista y comenzar a entender a la naturaleza y sus virtudes como bienes comunes y no como recursos estratégicos mucho menos como mercancías, cual enfoque neoregionalista abierto.
Por lo tanto, América Latina, en función de los proyectos en pugna como por la biodiversidad y bienes comunes ostentados, cual leyenda de 'El Dorado', se debe un urgente debate sobre el modo de desarrollo de la región, que trascienda y supere al extractivismo pero sin perder la perspectiva de una inserción colectiva en el Sistema Internacional; por un lado, resultaría refundacional y pertinente incluir en el debate al Buen Vivir o Sumak Kawsay, propio de la primigenia tradición ancestral de nuestra América originaria y por el otro, Brasil, debería definir cuando va a tomar la firme decisión de traccionar a la región no sólo con su capacidad exportadora-importadora y de inversión sino también a partir de asumir el liderazgo político portando la voz regional en todos los espacios diplomáticos del mundo, ya que hoy más que nunca, América Latina se va definir, en los términos planteados hasta ahora, según hacia donde lo haga Brasil.
Por todo ello resultaría insolayable comenzar a discutir un nuevo modelo de desarrollo para la subregión, no sólo desde los debates intelectuales sino en el seno de las mismas instituciones intergubernamentales como la UNASUR y la CELAC para que las cuestiones trasciendan la lógica declamatoria y se institucionalicen en Programas donde tiempos y espacios confluyan en beneficio de las mayorías; el aporte de la sociedad civil será determinante para lograr una mirada abarcativa y sintentizadora del proyecto que pretenda anclarse en el futuro promisorio a construir colectivamente, en el marco de un autentico diálogo de saberes.
Conclusiones
Tres cuestiones a revelar:
1- ¿Hasta dónde permitirá Estados Unidos, en el marco de la reconfiguración de su hegemonía global, que los Estados del Sur avancen con su derrotero autonómico?
Rupturas institucionales en varios de los nuestros, bases militares próximas a los recursos naturales comunes y vitales.
2- ¿Será, el espionaje, motivo del disgusto de la presidente brasileña el disparador de la asunción del liderazgo autonómico de Brasil?
La alineación en los mencionados discursos presidenciales en la Asamblea General entre Brasil y Argentina podrían estar señalando hacia donde podría orientarse la política exterior del Cono Sur.
3- ¿Cuales son los motivos reales sobre la dilación de acerca de regionalizar mediante las instituciones existentes, una genuina discusión sobre otro modelo de desarrollo basado en la armonía socioeconómica y ambiental en la subregión, que, dialécticamente supere al productivismo extractivista?
Indudablemente, concretar la discusión con todos los actores involucrados, será el gran desafío para la subregión en un futuro inmediato: o introducimos el debate o lo nuestro habrá sido un triunfo pírrico. Otro modelo de desarrollo resulta imprescindible para los nuevos tiempos inclusivos donde la ampliación de los derechos de las mayorías sea la bandera de sociedades progresivamente más igualitarias.
Entonces, se entiende que será fundamental repensar y consolidar el esquema de integración apropiado que no sólo busque soluciones autonómicas a sus conflictos subregionales sino también que entienda al desarrollo como la forma identitaria de ser y estar en un mundo donde la multipolaridad pareciera comenzar a ser el patrón distintivo.
El proyecto regional debería apuntalarse a partir de una integración amplia, que consolide nuestra historia común y nos reivindique frente a un mundo que desde hace tiempo, escogió un rol y una función para nosotros; pero el camino a recorrer y a desandar, está en manos nuestras. O al menos este es el argumento para comenzar a reescribir la Historia desde el Sur, esta vez, con el cielo al revés.
Claudio Luis Tomás es Licenciado en Relaciones Internacionales, integrante de la Cátedra Observatorio del Sur de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
Fuente: http://alainet.org/active/67802
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