La presidenta argentina, Cristina Fernández, encabezará el lunes en Usuhaia, la ciudad más austral del mundo, el acto central a 30 años de la guerra de Malvinas con Gran Bretaña, en medio de una tensión diplomática por la disputa de la soberanía de las islas.
Fernández pronunciará su discurso pasado el mediodía del lunes ante veteranos de la guerra y manifestantes y inaugurará en la Plaza 'Malvinas Argentinas' un cenotafio y una llama eterna, así como un paredón con los nombres de los 649 argentinos caídos en el conflicto, en el que también murieron 255 británicos.
Ushuaia, a tres mil 200 km al sur de Buenos Aires y llamada 'la ciudad del fin del mundo', es la capital de la provincia de Tierra del Fuego, cuya constitución considera como parte de su jurisdicción a las Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña desde 1833.
Esa ciudad del Atlántico sur de unos 55.000 habitantes cuya principal actividad es el turismo está ubicada a unos 760 km de las Malvinas, que distan de Londres a unos 14 mil km.
El 30 aniversario de la contienda bélica de 74 días llega cuando el gobierno argentino ha lanzado una fuerte ofensiva diplomática en su reivindicación por la soberanía en el archipiélago, que logró un contundente apoyo de América Latina.
Países del Mercosur como Brasil, Uruguay y Chile (asociado) impiden el ingreso de barcos con banderas de Malvinas a sus respectivos puertos, mientras Perú canceló la visita de una fragata británica en solidaridad con Argentina.
Otros mitines se realizarán el lunes en distintas provincias argentinas por el aniversario de la guerra en los que participarán los excombatientes, mientras que en Buenos Aires agrupaciones de izquierda expresarán su rechazo al "colonialismo imperialista" británico en una marcha hacia la embajada de esa nación europea.
Esas organizaciones convocaron a "una gran marcha nacional unitaria hacia la embajada inglesa, símbolo del colonialismo imperialista que volvió a usurpar esos territorios por la fuerza, igual que en 1833", señalaron en un comunicado.
En vísperas del aniversario, Argentina vive una ola de evocaciones del conflicto como exposiciones de fotos, conferencias, actos, artículos en la prensa y reediciones y nuevas publicaciones de libros que abordan diversos ángulos del conflicto y sus derivaciones.
En su primer pronunciamiento por el 30 aniversario del conflicto bélico, la Iglesia católica, el culto mayoritario de Argentina, señaló que la "guerra sólo produce muerte y desolación" y sostuvo, a través de su Comisión Nacional de Justicia y Paz, que "la alternativa nunca más debe ser la violencia".
El gobierno argentino canaliza todos sus reclamos de soberanía en las islas por la vía diplomática y su principal demanda es que Gran Bretaña acate las resoluciones de las Naciones Unidas que instan a ambas partes a entablar negociaciones por el diferendo.
La tensión bilateral comenzó a escalar en 2010 cuando cinco pequeñas empresas encabezadas por Rockhopper y Desire Petroleum reiniciaron las perforaciones en busca de petróleo en la zona de Malvinas.
El gobierno argentino anunció este mes que emprenderá acciones civiles y penales a nivel local e internacional contra empresas vinculadas a la actividad petrolera en las Malvinas.
Otro de los pilares de la ofensiva argentina es la denuncia de una creciente "militarización" en el Atlántico sur, incluidas armas nucleares.
En la reciente Cumbre de Seguridad Nuclear de Seúl, el canciller Héctor Timerman pidió a Londres que confirme "la ausencia de armas nucleares" en el Atlántico sur al recordar que "recientemente envió un submarino capacitado para transportar arsenal nuclear" a esa región, aunque Londres lo negó.
La guerra de 74 días por la posesión de las Malvinas culminó el 14 de junio de 1982 con la rendición de Argentina, entonces gobernada por una dictadura que se lanzó a la aventura bélica cuando comenzaba a resquebrajarse.
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